Presentamos un epigrama de Quevedo, traductor de Marcial y amante de la antología griega, dulcemente dedicado a su acérrimo rival, don Luis de Góngora. El odio de Quevedo alcanzó los más altos niveles al comprar la casa donde vivía Góngora para poderlo echar. A los pocos meses de consumada esa acción, Góngora muere, enfermo, en Córdoba.
A don Luis de Góngora
Dice don Luis que me ha escrito
un soneto, y digo yo
que, si don Luis lo escribió,
será un soneto maldito.
A las obras lo remito:
luego el poema se vea;
mas nadie que escriba crea,
mientras más no se cultive,
porque no escribe el que escribe
versos que no hay quien los lea.