Sobre Enfermedad de talking de Jair Cortés

Jair Cortés

Marco Antonio Rodríguez Murillo nos presenta un ensayo en torno al poema “Enfermedad de talking” de Jair Cortés. El texto fue ganador de la Convocatoria de Ensayo de Crítica Universitaria (CONARTE) y leído en el III Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes celebrado en Nuevo León, Monterrey este 2011.

 

 

La poesía como antídoto: Enfermedad de talking de Jair Cortés

 

El hombre es inseparable de las palabras.  Sin ellas, es inasible. El hombre es un ser de palabras[1]. Con esta idea planteada por Octavio Paz en el Arco y la lira me queda claro que el mundo del ser humano existe por medio del lenguaje. Las piedras no son poetas, decía Pessoa, son piedras[2], por ello los objetos comienzan a ser sólo en el momento en que se nombran, tal como el libro deja de ser un objeto a secas en el instante en que nos recreamos en su lenguaje.

El poeta tlaxcalteca Jaír Cortés se apropia de las anteriores reflexiones y en su libro-poema Enfermedad de talking intenta llegar aún más lejos. Su nueva propuesta para un tema siempre visitado por la poesía como es el lenguaje, no radica en el fondo de su poema sino en la forma, inyectada de una inteligencia pocas veces vista en la literatura mexicana más joven. No estamos ante un texto que destaque por lo lírico, lo sentimental o sonoro, sino ante un poema que conscientemente viola las reglas del lenguaje para crear uno completamente nuevo. Sólo a través de la poesía, nos enseña Cortés, el “extraño” y “enfermo” mundo de signos en el que vivimos puede ser comprendido. Al respecto de su poema, nos dice el propio autor:

 

La escritura es en sí misma una traducción, entendiendo este ejercicio como una reescritura, el establecimiento de un nuevo orden semántico que busca en la alteración de la sintaxis y en los nuevos elementos paradigmáticos otra manera del decir poético. Escribir este poema fue cruzar el límite de mi propia escritura, por lo tanto me interesa sacar al lector de su zona de comodidad, me interesa provocarlo[3].

                                                                                         

Publicado en 2008 por Gláphyras en coedición con Círculo de poesía, el libro consta únicamente de dicho poema traducido a nueve idiomas diferentes, incluido el castellano, que será mi objeto de atención el día de hoy. El poema de Cortés se encuentra construido a partir de experimentos a nivel sintáctico y semántico:

 

Puso incendio para el café,

 quitó la tapa del cerillo

y se sacudió los perros de la cabeza.

 

Escribe Cortés, donde nosotros esperaríamos encontrar: puso el café, quitó la tapa, encendió un cerillo y estornudó. Enfermedad de talking es lo que padece cada idioma al entrar en contacto con otro (de ahí la intención de múltiples traducciones acompañando a la versión castellana);  pero también es lo que padece el ser humano al comunicarse con otro, por ello Paz no sólo decía que el hombre es un ser de palabras, sino que también las palabras nacen y mueren, como los hombres[4].

Pasando ahora al análisis del poema en sí, comienzo mis intereses en el título: Enfermedad de talking. En un único “idioma”, que consiste en una sola frase, el de Tlaxcala deja patente la inclusión de dos lenguas, el castellano y el inglés: forzados, violando sus propias reglas, pero bien articulados entre sí, de tal forma que no llega a perderse el sentido: enfermedad de estar hablando se podría traducir. Una enfermedad que ha hallado sus primeros síntomas desde el raro título y se ha extendido por la mayor parte del poema. Una enfermedad que comenzó como una gripe entre dos idiomas y terminó siendo una pulmonía entre autor y lector.

            La trama propuesta por Cortés es sencilla, está avocada a fingir una enfermedad. Todo el universo de ella se cumple en una gripe, y se describe –a corazón detenido– cada cosa que rodea al actor principal mientras prepara su café: allí están la ventana, el librero, la pintura comprada en Venecia, el pájaro, el reloj… Pero Cortés sabe bien que entre emisor y receptor, autor y lector en nuestro caso, hay un abismo que el lenguaje no puede vencer y que está determinado por la visión de mundo de cada individuo. Para mostrar cómo opera éste fenómeno, el autor lo hiperboliza: el universo narratológico del poema es enfermado cuidadosamente alterando el orden común de los elementos que conforman a las oraciones, “sacándonos de nuestra zona de comodidad”:

 

La ventana de su librero
dejaba entrar la caja vieja de zapatos
que días antes había visto envuelta en el diciembre agrio tostado del vaso.
Miró su rostro en el cajón:
sintió entonces la pintura correr por su latido,
ánimo del suelo el de su cuerpo recostado sobre la fina azotea comprada en Venecia.

Preguntó por ella:
respondió el toc (tic tac) toc de un pájaro que voló dentro de la licuadora.

Intercambio de sujetos, trueque de acciones, mezcla de los sentidos en las oraciones, es lo que podemos encontrar en este fragmento. Es verdad: allí están la ventana, el librero, la pintura comprada en Venecia, el pájaro, el reloj…, pero revueltos en nuestro propio y cotidiano lenguaje; los mismos elementos familiares, ahora revestidos por la sombra de cierto extrañamiento que los ha vuelto diferentes a propósito. Y continúa el autor:

 

-No sé más de mí-  contestaron las voces terribles de su gripe (…)

 

Es en este verso, acaso metáfora de un segundo estornudo, en el que considero que se marca el momento más crítico del poema. Dotado de una estructura sintáctica “saludable”, no radica en la forma su sentido final, sino en el significado. La enfermedad no sólo ha transformado en objetos llenos de extrañeza a los elementos descritos, sino que ahora el mismo sujeto (en el que irremediablemente me transformo en el instante en que me apropio de su voz), es ya diferente para sí mismo: otro es el yo que se creía saludable, otro es el yo que se sabe enfermo. El sujeto ya no se reconoce dentro de su lenguaje, no es más el ser de palabras que solía, sino que ahora se ha convertido en las voces terribles de su gripe.

Todo ello nos causa, como ya he dicho, cierto extrañamiento, nunca repulsión, precisamente porque con estos juegos de lenguaje y subjetivismos que surgen a partir, el universo descriptivo se vuelve un acto estético, un texto que tiende a la búsqueda de “otra manera del decir poético”. Con toda certeza Alí Calderón ha señalado: En los puntos de intersección entre los vocablos disímiles, emerge la poesía[5]. Y el efecto final de la enfermedad, que debería ser la muerte de la palabra que comentaba Paz, se dirige a obligar al lector a entrar a un nuevo universo de interpretaciones, a mirar lo cotidiano como un acto de posibilidades líricas, el antídoto.

Entonces, lo que para el lenguaje llega a ser un problema de interconexiones que imposibilitan que la comunicación se manifieste al ciento por ciento, para la poesía es una ganancia que radica en un intento por nombrar la realidad que las palabras (por sí solas) no pueden expresar[6]. No estaba equivocado Pessoa cuando decía:

 

El poeta es un fingidor.
Finge tan profundamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive,
Sino aquél que no han tenido[7].

 

Por eso, mediante las posibilidades verbales y juegos que ofrece la poesía, comprendemos y hasta alcanzamos a sentir, más que si hubiera sido puesto en términos familiares, lo que el poeta de Tlaxcala nos quiere decir acerca de la enfermedad de talking que afecta al lenguaje nuestro. Hacia el final del recorrido poético, justo después de un último estornudo marcado por un adiós, en el instante en el que la complicidad entre autor y lector se sabe portadora del antídoto, se hace justa y válida la restitución de la “sintaxis correcta”, el lenguaje total, perdida torre de babel:

 

y ella, de sí

volvió otra vez a lo real

 y contempló la cuchara ciega…

 

 

 

 

Bibliografía:

Jair Cortés “Enfermedad de talking”. Círculo de poesía, año 1, semana 42, octubre de 2008. En línea: https://circulodepoesia.com/nueva/2008/10/jair-cortes-enfermedad-de-talking/

Cortés, Jaír. Enfermedad de talking. Gláphyras, México, 2008.

González, Carmen. Presentarán “Enfermedad de talking”. El sol de Tlaxcala, 10 de octubre de 2008. Versión en línea: http://www.oem.com.mx/esto/notas/n885151.htm.

Paz, Octavio. El arco y la lira. FCE, México, 1996.

Pessoa, Fernando. Pessoa: obra poética. Tomo 1. Miguel Ángel Viqueira (traductor). Ediciones 29, España, 2007.

 


[1]              Octavio Paz. El arco y la lira. FCE, México, 1996, p. 30.

[2]              Fernando Pessoa. Pessoa: obra poética. Tomo 1. Miguel Ángel Viqueira (traductor). Ediciones 29, España, 2007, p. 441.

[3]              Citado en: Carmen González. Presentarán “Enfermedad de talking”. El sol de Tlaxcala, 10 de octubre de 2008. Versión en línea: http://www.oem.com.mx/esto/notas/n885151.htm.

[4]              Octavio Paz, 1996, op. cit., p. 30.

[5]              Alí Calderón. Jair Cortés “Enfermedad de talking”. Círculo de poesía, año 1, semana 42, octubre de 2008. En línea: https://circulodepoesia.com/nueva/2008/10/jair-cortes-enfermedad-de-talking/

[6]              Paz, 1996, op. cit., p. 30.

[7]              Pessoa, 2007, op. cit., p. 175.

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