Presentamos el trabajo de la poeta, crítica y narradora cubana Jamila Medina (Holguín, Cuba, 1981). Ha publicado el poemario Huecos de araña, Ediciones Unión, La Habana, 2009. Mereció el Premio David de Poesía en 2008. Fue editora y codirectora de la revista Upsalón, de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.
De Huecos de araña
Tragaluz
Una hojarasca de coral sale del mar / juntada
y va untándose
a las grietas
del arrecife
yerba que crece en los rescoldos los recodos los ajuares de los muertos cansados
pasta flamante
yedra
un muérdago que emana desde el corazón pedregoso de Odín
se va podando en suave de coral, en cantos ralos.
Sobre la plaza de ciudad se otean las banderas verdeantes, rojinegras, ambaradas
y alrededor del dienteperro de la placa brillosa de la plaza
de la estatuada y de la soldadería
se puede ver cómo se añade una crisálida a otra cómo se va cerrando
demudada
la hojarasca tranquila:
azulejeada por salir del mar, aunque más violada hacia los cantos, casi sangre.
En el remate del festón que avanza, una fe blanca llamea: grasa
del borde de una herida
carne madurada de cangrejo
por la piedra.
Al centro del círculo inicia a escucharse la embestida:
los capitanes atraviesan apuntalando el orden
–avizorando pabellón–
se cambian charreteras por chalupas
corre la voz de que marinos probos
no abandonan de asaltar la pescachada.
La hojarasca se anima cuando los ve subir por la gangosa superficie de la raspadura
comienza a pintar circes en el mar, carambolas, caracolas, endilgares,
volutas púrpuras de sierpes de coral
el muérdago
crece en los entresijos de las sienes:
intersticios del aire
indescifrando respirar
ostráfago.
Luego
lentamente
los corales se vuelven a la playa y detrás suyo
una hilacha de baba como un hilo de plata anuncia la llegada de la arena, cruzándose, fecunda pobladíos de velos fulgurantes de mujer.
Repican repican repican picando en baja mar
caen yardas de hombres de los cielos.
Rumorean
que la hojarasca entra despacio por la tierra
si se apagan de noche las banderas.
(Particularmente he pedido un intermezzo;
no quiero alentar la fácil respuesta que soñé o he visto ayer en mi ventana:
el viento cortaba a contraluz
y andanadas tricolor, enrojecidas, se combaban entrando por el mar.)
Langustia
Textos textos textos
tejeduras
lanzaderas
te (a)saltan sus gritos sobre la cabeza
te brotan de ella como pétalos
y de pronto: tienes toda la testa coronada
espinada de palabras
no es saludable (pare)ser un girasol
–dios no amanece
y húrtante el sitio de mirar
camino
desolado–
no es saludable la cabeza laureada
se deshoja después
como rama segada desde el invernadero
y los cristales que habían crecido en ella
quiébranse callados
apáganse: de velas
chisporrotean hacia dentro oh llama
demasiado arrimada al ventanal
abrupto
abierto
dejarse crecer la cabeza hacia dentro
–anahidrópica–
cierra todas las bocas que te hablan al oído
las venas muerdan(te)
huye de las compuertas los poros el encaje
cuida retrato de ti
si continuas dejando que te bailen
esos textos textos sobre la cabeza
que no te acabas de cortar
de hacer una sangría para extraer lo otro
si dejas se te prendan
ataduras al cuello
hilos que te indican pasadizos afuera (out of out of)
carne haciafuera de ti
si dejas que se aten cada uno a tu mano al pie
la mejilla (ofrecida):
repicarás en cien pedazos disgregado
–carnero
partícipe–
ojos colgando carafuera
es lasfixia lo que debes construir
hacia ti has de inclinar tu frente tuya
desdoblarte hacia ese espejo que has dejado empañar
enlutado (harto de barro)
la boca abierta la mirada
como lapa al cristal
–observante del otro–
ta(r)jas ta(r)jas ta(r)jas
taxidermia de ti
sembrarse un sitio y zambúllete en tu boca :
gargantabajo para siempre.
no quiero ver(te) burbujas
barbotear borbotear desde tu labio
desesperado hálito
nostálgico del otro
palabras sueltas que pretendan (ll)amar
–aludan–
referente
reflejo
respiradentro
tala tala tala
ten el pulcro civismo de presentar al aire:
una cabeza (por fin) descoronada.
De Anémona
Fur(n)ia
El ejercicio de la escritura apostado fuera de la escritura y escindiéndola con el rabo del ojo. Una cisura practicada en una escritura que se insiste furnia.
Huecos de araña, huecos de nariz, boca, cuencas de ojos, oídos, vulva, vagina, bahía de bolsa, ombligo, ano. E incluso el descubrimiento de intersticios bajo la lengua, entre los dientes y la encía, debajo de la rodilla, encima del codo, en la jabonera de las clavículas, en los 16 arcos entre dedo y dedo de los pies, en las axilas, en el vacío de las manos juntas y de las manos echadas hacia atrás, en las comisuras, en las arrugas de la frente, en los labios agrietados, en el hedor de las patas de gallina, en la hendidura de la entrepierna, bajo el peso de las trenzas y los senos, en la nuca rendida, en la blandura del tobillo, en los valles y altozanos del vientre, en la morada debajo de las uñas, en los pliegues ilegibles de las palmas de las manos, en las furnias rajadas del nudillo. Mujer agujereada, mujer (alfombra) arrollada, mujer (paracaídas) plegadura.
Mujer ubre y odre y útero. Mujer embocadura de río. Máter. Materia. Madreperla sobre madrépora. Madre-del-verbo. Ave María. Damajuana.
Un cuerpo que desea a otro que soba y orada. Lecho de arena y concha, para ser (des)hollado. Playa, puerto, embarcadero, varadero, abrevadero, aliviadero, bebedero de yeguas y de patos.
Huevo. Ovario. Canasto.
Mujer de mimbre, caña flexible, cáñamo, flauta dulce, espiga, lirio desmadejado. Mujer de estambre. Punta bordada de mujer.
El ejercicio de la escritura como un latigazo en la carne para abrir zanjas y liberar fluidos. Mujer orines, mujer sangre, mujer fécula, mujer leche. Avalancha riada. Arrollo murmullo. Espumarajo arcada. Balanceo de columpio mujer. Nanadora. Acunadora. Sanadora. Vaina.
El ejercicio no como la erección de un panóptico sino como una obturación, ensanchamiento de la dilatación del ser habitada, explorada, cavada, perforada, aserrada, rajada, acribillada, trepanada, traspasada, desabrochada, desvirgada, defenestrada, abierta. La mujer la porosa. La leporina, la li(e)bre, la leprada. Y el ejercicio como una amputación de lo que no tiene y sobra. Matadura del padre al excavar la raja. Matadura de la madre al ejercitar el equilibrio con las manos extendidas sobre el cordón umbilical, y saltar la cuerda, hacer pulsos, tobilleras y argollas de narigón, y jugar al ahorcado. Clava y clavadura. Encaje: con un ejercicio haciadentro y haciafuera de inserción y deserción. Furia y furnia.
Una escritura que se insiste ensenada tiene una rabia una península confesa, oracular. El armadillo que se encueva, que se acoquina, que se aova, que se empolla, puede empezar a vomitar garras lenguas tentáculos pezuñas. Extremidades. Palpos, pulpos. Vecindades. Mano en la oscuridad. Arañazos hilos. Lengua anhelante. Imán. Hambrunas. La escritura vaso constrictor, la escritura contenida, la escritura conteniendo ser la escritura abrazo. La voz de sirena corporizada perfume, pañuelito al viento, valla de publicidad. Mujer brazo gitano. Mujer brazo, duro, de la ley. Magnolia de acero. Magdalena desleída en el té, que atrae poderosamente… recuerdos. Lágrimas de cocodrilo. Estalactitas. Casimbas ojo del invierno. Mujer tijera, cuchillada, estaca, pica hielos, dientes de peineta, de sierra y de león. Mujer pasamontañas. Armadillo en chino: como el animal engalanado para cruzar la cordillera. Mujer muralla. Mujer fusta de cobra. Aviborada.
Mujer pócima. Una escritura que mata a la mujer alargando su veneno, si se deja crecer la lengua y se autosacia o penetra, como un ouroboros infernal. Hermafroditismo en el tacto. Una sensibilidad que se empoza y se amordaza con su propia tentación.
Saca tu lengua, mujer, de la carnada. Cierra la boca. Los negros no se ríen alto, las mujeres no se abren tanto para comer o bostezar. Tápate eso, cochina. Una escritura que se mira y cuyo clítoris crece de excitación verbal es de temer. La furia en furnia. Silenciada. No la furnia en furia. Llamamiento. Llamarada. Esa mujer anémona. Hágase una p/hiel líquida que apague a la ninfómana. Ábrase mujer linfa. Apurar el trago amargo, probar con la lengua una escritura sin muerte ni grito ni dolor. Sin hincar las rodillas… sobre granos de trigo. La letra con sangre entra. Déjate hacer. Dejarse hacer. Dejarse ser…
Caribdis
Para V.F.
Al romper el alba
el campo de islas
su maraña florando en la algarabía del lenguaje
abriendo con dos manos las gargantas
a complicadas combinaciones de sonidos
:
aullidos-dentelladas-estertores-pasadizos-grutas
que alimentan el miedo
de los que llegan y se van.
En un ll/manto de perlas
en un bol de lentejuelas
la isla dragada y bojeada
masticando moliéndonos
hasta s/vaciarnos
de recuerdos
los huesos.
La patria como lengua
c/pulpa jaula corsé:
el terco buey de su pe/aso
coartando el reír, el hablar, el dime-qué-hay del caminar
la puñalada y la caricia.
Novia del mediodía llave del agua
isla (a)pegada al corazón
como hez a la suela del zapato
caracola metida en los oídos:
tambor del mar ululando entre la vaharada del sol…
La chupadora la trepa(na)dora la carnívora
que nos deja zombis.
Quién creería que al regresar a las caletas
se(rí)a solo tu cuerpecito roto de libélula
:
su
cru
ji
do.
De Primaveras cortadas
(1936-1972)
GRAND PRISMATIC SPRING
sobre la enorme primavera del lago en el parque de la piedra amarilla
esteras de bacterias entretejen la gran balsa azul de Flora
–estéril por la fiebre de un fondo de alta profundidad
pero tan maravillosamente multicolor a los lados
que las parejas desandan por los senderos
de madera apuñalados en el aire
sobre cuatro patíbulos.
Salta
del géiser
(un box spring)
el bosque virgen que no quisiste abrir
aunque espumaba a rabiar –como un alkazelzer en un vaso–
y ella quería contarte lo que acontece antes y después de la muerte (de la noche).
La sirena del fango cuya belleza sobrenada en un manto de invertebrados acuáticos
(gusanos caracoles cangrejos libélulas… pulsos de mujer)
no reina abajo; deja tu inmensa balsa quieta.
La primavera
es todavía balbuceante
pero el verano aquí rompe en humores ácidos (rojo lima)
y el invierno la arropará en un verde fronda verde capullo destripado:
su huevo en ninfa larva pupa y sola tú podrás al fondo refulgente de la charca
dentro del lago cruel: bocas pintadas de polichinelas con hilos de oro como la cara de la princesa Wan Dou sobre una de las jade(antes) 2.600 teselas.
Te dejaré que lleves sanguinolento el sexo bajo un abrigo blanco de plumón
y la mano enjoyada con alguna otra mano de mujer cortada (quizás Norma J. Baker:
con los dientes blanqueados puntualmente en seconal)
que se te ajuste suave en la muñeca.
Rema y calla rema y calla chupa y rema
entre los ojos de buey del camaleón veo un campo de algas trepadoras
de pulpos color vino y cabezas con pañuelos que llenan de grafitis la lengua de tu voz
alzo esta cas/ja de música hasta la concha de tu oreja
escucha, son Les Quartiers de París:
una espiral de alcantarillas circulares
donde flotar en la stultifera navis.
La piedra de la locura, la piedra lunar, la piedra angular,
la piedra
filosofal
se puede extraer por la nariz y embalsamarte rápido
o puedes dejarte podrir emparedada en tu propio cuerpo
de junco de molino de trigo de mancuerna de espigas del arroz.
Del lodo
una capa infame
con incrustaciones de gusanos
medallones de almejas crujiente frufrú de cuerpos de libélula:
serás de hierro entonces un hierro al rojo vivo
que cunda entre los muslos cuando elijas
(ser Blanca Buda)
hasta que entre el invierno:
y seas de un verde ojos dormidos
un verde rabia de mujer y un verde
uñas de Sally Bowles
que en medio
de la nieve
calado
se atraviesa vertical: un árbol en vez de bulbo/a en flor.
Sobre el agua
del deshielo se podrán
rearmar para ti todas las muertes
caleidoscopio con los iris arrancados
en Yellowstone, THE GRAND PRISMATIC SPRING.
En corredores
púrpuras
y malvas:
soberbia
pudriendo lento
–como crece una alfombra
tejida a mano–
espinarás primero suave
y el oasis
irrumpirá violentamente por abril:
huertos de lilas
todas las lilas
vivas y muertas
a deshojar
en mayo.
Serás podada rigurosamente
prýgai, visná
(salta, salta, primavera)
acorralando
el jardín raja en ti.
Islarmadillo
Bajo el ojo del huracán
en la fauce abierta del Caribe las islas se anillan como gusanos
con ojos alargados de carnero
a la deriva como carne de cañón
islas balando
desraizadas
islas violetas
isla como el morado de la zarzamora
isla como la malva
–artificial y hermafrodita
como la lila
–degollada
islas filosas de coralina
–que se cortan al combarse
blandas como el sargazo
–como el lagarto por debajo
islas de índigo
–líquidas como anémonas.
Hay una isla fugando
imitativa
isla girándula
el armadillo calvo, el armadillo gordo como un cerdo
que baja
por galerías en la tierra
su cueva en espiral como sus huesos
–un hueco redondo, un huevo–
es su blasón en la corteza.
El armadillo en la humedad
y el armadillo en la sombra de la tarde expandido.
La cópula un segundo
ensimismarse, sólo el esfuerzo de un suave tirón
de carne
trunca.
Bajo la luz ultravioleta / que ennegrece la plata
mirándose en las aguas de lavanda
quién pudiera pescar la joya blanca de la primavera.
Datos vitales
Jamila Medina Ríos (Holguín, Cuba, 1981). Graduada de Letras en 2007 con una tesis sobre el escritor estadunidense-cubano Calvert Casey Fernández. Graduada del Centro de Formación Literaria “Onelio Jorge Cardoso”, ha incursionado en la narrativa (Ratas en la alta noche, Malpaís Ediciones, México DF, 2011; Escritos en servilletas de papel, Ediciones Holguín, 2011), tanto como en el ensayo (“Diseminaciones de Calvert Casey”, “El bello sexo entre l@s cuban@s del xix”) y en la poesía (Huecos de araña, Ediciones Unión, La Habana, 2009; y los libros inéditos “Anémona”, “Novios del mediodía” y “El arte carnal”). Fue editora y codirectora de la revista Upsalón, de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. En 2011 asistió al Festival Iberoamericano de Poesía Vértigo de los Aires, celebrado en México DF.