El poeta ecuatoriano Xavier Oquendo entrevista al poeta y periodista argentino Jorge Boccanera (1952). Mereció el VIII Premio Casa de América de Poesía Americana. Vivió en México y en Costa Rica. También recibió el el Premio Casa de las Américas (Cuba, 1976) y el Premio Nacional de Poesía Joven (México, 1977).
1 ¿Cuáles son los tres títulos de la literatura universal a los que se acerca constantemente a releerlos?
Mis relecturas tienen que ver generalmente con la poesía, que es donde los textos se regeneran mejor. Así vuelvo a la poesía árabe y china antiguas, como a los versos floridos de Nezahualcoyotl junto a Baudelaire, Whitman, Rimbaud, Quevedo, Villón, San Juan de la Cruz, Heine, Yannis Ritsos, Pessoa, Vallejo y Luis Cardoza y Aragón, en este caso toda su obra, especialmente un libro de aventuras, El río. Novelas de Caballería, que se salta los géneros y se ubica entre la autobiografía y el relato de ficción, la historia y la poesía, la crítica y el anecdotario.
2 ¿Qué haría por obtener un ejemplar de la primera edición de algún libro famoso de la literatura y Cuál sería ese título?
Esta una pregunta insólita que requiere de una respuesta del mismo tono. La respuesta que se me ocurre puede ser tomada como un signo de soberbia o de alguien que posee conciencia de las limitaciones propias. Lo que haría para obtener un ejemplar de la primera edición de algún libro famoso de la literatura, sería escribirlo y publicarlo. Pero estoy tan lejos de eso –ahí viene la autocrítica y la segunda respuesta- que, para no hablar del contenido, ni siquiera puedo imaginarme un título posible.
3 ¿En qué libro ha encontrado su definición de “Vida”?
En todos aquellos que sin definirla me dan una medida de la intensidad. Vale decir, que lejos de los dilemas endebles que a veces tratan de utilizarse respecto a un arte optimista u otro pesimista, me hablan desde una hondura que es a la vez alegría y dolor, plenitud y descenso, herida y goce. Los que anudan en sus núcleos una paradoja con carga explosiva, los que guardan una lucha de contrarios que se presenta como coexistencia, los que me recuerdan en cada página la frase del poeta que dijo: “respiramos la muerte”
4 ¿Qué historia de amor de la literatura le hubiera gustado vivir?
-A decir verdad, uno prefiere sus propios infiernos y paraísos por módicos que sean. De elegir se me ocurre la de Vicente Huidobro con la adolescente Ximena Amunátegui, una mujer que cortaba el aliento. La secuestró disfrazado con barba y bigote a bordo de un Buick con chofer. Fue su esposa y finalmente ella lo abandonó. Anteriormente Huidobro había viajado a Buenos Aires con Teresa Wilms Montt, misteriosa escritora de ojos aguamarina y vocación suicida. Es igualmente interesante -aunque demasiado tortuosa- la relación entre el muralista mexicano Gerardo Murillo conocido como el doctor Atl- con la poeta Nahui Olin, una mujer para comer con cucharita de postre. Murillo, mucho mayor que ella, la conoció en una fiesta y esa noche corrió a su casa, se encerró en un cuarto y escribió en su diario personal “estoy perdido”. Había visto un palacio hecho de piel. Son historias de intensidad, de revuelta. Las historias de amor sin pasión aletargadas, no me conmueven.
5 ¿Qué obra de la literatura le gustaría ver en el cine?
La novela Tres muescas en mi carabina, de uno de los mejores narradores argentinos, Carlos María Domínguez, y muchas del policial negro norteamericano.
6 ¿Con qué autor de la literatura le hubiera gustado conversar y compartir en una velada bohemia?
-Con Julio Cortázar. Lo conocí en la Nicaragua de la guerra, conversábamos mucho, luego nos vimos en México. Es alguien a quien me gustaría tener como vecino de barrio (ambos vivimos, en distintas épocas, en Banfield, una localidad del sur de la provincia de Buenos Aires), de esos con los que uno comparte un café o un mate y conversamos un poco todos los días.
7 ¿A qué autor de la literatura universal considera injustamente olvidado?
-En esta pregunta me gustaría extenderme (para equilibrar me achico en la siguiente). La historia de la literatura de todos los tiempos y de todos los países, tiene muchas ausencias. Por estos días –abril del 2003- falleció en Argentina un gran narrador, Néstor Sánchez, que fuera elogiado en los setenta por Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa. escribió grandes novelas como Siberia Blues. Por otro lado, está la franja de autores que, sin ser olvidados, no tienen el lugar que su obra merece. Esos son muchos. Nombro tres grandes de verdad, el poeta de Martinica, Aimé Cesaire -incluso ignoro si vive todavía- y el guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, fallecido en 1992. Pedro Garfias. Poeta español que en las primeras décadas del siglo XX fue muy renombrado como un joven vanguardista, que presentó a Jorge L. Borges en sociedad cuando el poeta argentino visitó España y que obtuvo el Premio Nacional con un gran jurado que integraba Machado. El mismo que fue un combatiente valeroso en la Guerra Civil Española, marchó al exilio a Inglaterra y México y escribió algunos de los más bellos libros del destierro español. Ese mismo, fue ignorado en antologías de poesía española por mucho tiempo y todavía en España y en nuestros países es bastante desconocido. En México dormía en la calle, aunque un grupo de intelectuales con Juan Rejano y Alfonso Reyes a la cabeza trataban de ayudarlo. Él vivía en las cantinas donde cambiaba coplas por copas mientras mascullaba su gran poesía del olvidado.
8 ¿A qué autor de la literatura universal considera sobre valorado por la crítica y el tiempo?
Esos también son muchos, porque como ha dicho alguien, la posteridad también se equivoca.
9 ¿Qué personaje de la literatura le hubiera gustado que exista, efectivamente?
Alguno de los heterónimos de Pessoa
10 ¿En qué personaje de la literatura se ha visto reflejado en virtudes y defectos?
-En todos aquellos que han hecho del viaje un modo de respirar, buscando penetrar el misterio, lo desconocido, lo diferente. También con quienes entienden la solidaridad como la reciprocidad que tiene contenidos políticos y no como algo ligado al asistencialismo y la caridad. Vale decir, con aquellos que han sabido colocarse en el lugar del otro. Eso en cuanto a lo que considero virtudes. De los defectos, en ratos de incontinencia verbal me identifico con el pato Donald.
11 ¿Cuáles son las cinco palabras que utiliza con obsesión en su literatura?
Lo que utilizo con obsesión es la goma de borrar, ya que si algo aprendí en literatura no fue a escribir, sino a corregir. Mi obsesión es, por ende, con el silencio. Claro que un poeta quiere tener a su alcance todas las palabras, que sería como poseer sonidos y formas y texturas y olores y sabores. Pero volviendo a la pregunta, y con seguridad de que me equivoco, diría que son:
varios y entre ellos espigo uno: lengua que, en general, anda de boca en boca.
12 ¿Con qué está comprometida su literatura?
-Con el eros de lo vital y la fraternidad entre las cosas y los seres, sus correspondencias subterráneas. Con el modo que elegir para vivir, y por ello con el valor que le doy a la escritura como lenguaje de riesgo. Creo que lo que escribo está motorizado por dos ejes: la búsqueda y el cuestionamiento. Y en eso me siento parte de una tendencia de escritores argentinos, muchos de los cuales fueron víctimas de la dictadura militar de los setenta. Si la búsqueda remite a experimentar y a sondeos formales, la palabra cuestionamiento remite a “cuestión”, o sea: asunto a resolver, a dilucidar. También reenvía a “cuestionario”: preguntar, exhortar, inquirir.
13 ¿Cómo sería su vida sin la literatura?
La primera respuesta que surge es que sin la literatura –y no me refiero tanto a la escritura, sino de la obsesión de leer, de aventurarme, y de la posibilidad de hallarme, de encontrarme en la imaginación- mi vida hubiera sido un fiasco, un compendio de rutinas, de costumbres. Aunque siempre se puede encontrar sentido a otros quehaceres, otros oficios que permitan también una mirada abarcadora del mundo, un amplio reportaje a la realidad. De cualquier forma, y con los 51 años cumplidos, pienso esa probabilidad como una mutilación, como si me faltara la música, el amor, la bronca por cambiar aquello que me rodea. me faltaría la herramienta –a poesía- para trabajar ese reportaje a fondo al misterio en el que estoy emperrado hace mucho.