Presentamos algunos textos de la poeta argentina Marisa Negri (Buenos Aires, Argentina, 1971). Publicó Caballos de arena, 2003; Estuario, 2008; El jardín de las estrelicias (con Maggie de Koenisberg), 2010. Realizó también la antología poética de Olga Orozco El jardín posible (2009) y la compilación de la obra periodística de Orozco en Yo, Claudia (2012). La selección corre a cargo de Rocío Wittib.
callada sombra
exilada en mí
dentro del cuarto
con piano de fondo
escribo y borro y escribo
como una marea
desde el principio del tiempo
una palabra
una sola palabra
blanca roja negra
cualquier palabra
me besaría la boca
para despertar
como en los cuentos
muros
todo lo que duele resbala dentro de este blues
bessie va arrastrando ángeles muertos y perros vagabundos
en otro lugar mi hermana con la memoria amordazada
inventa rituales para no sangrar
escapa de los miedos tatuados
no puedo cuidarte de tu sombra
suavizar la crueldad del espejo
puedo estirar mis dedos abrazarte tristezas
sin que la noche sea menos miedo
sin que el miedo sea menos noche
de este lado
las paredes se tambalean
tamiz
escribo digo escribo miento,
nadie sabe lo que a sus pies me pisotea
louis aragon
escribimos
para asesinar el silencio
estamos solos
arrastrando cadáveres de tiempo
la batalla de los días
nos despoja de sueños inocentes
rompe nuestro corazón
como una ola
sólo queda buscar
un lugar apenas tibio
donde las zarpas
todavía
no alcancen
futhark
una copa de agua para la cabeza de mimir
la vela azul
no lleves nada de metal
no duermas con el viento norte sobre la frente
ahora sí una a una las letras de tu nombre
escucha a tu sombra antes de hablar
nada se puede hacer
si el fuego se consume
dentro de tu corazón asoma el caballo del día
un río de pájaros despierta
alguien hace música en tu cuerpo
el consejo del oráculo es rad
esta vez el viaje no puede compartirse
no apresures la unión de cielo y tierra
el hijo de is viene detrás
su lanza encendida se desangra
no intentes el poder
la batalla es desapego del mundo
saber que somos aliado y enemigo
que siempre es el principio
la batalla es adentro
nornas
delicadamente se cierran los pétalos de la noche
el mundo late aún bajo la marea del sueño
donde barcos encendidos respiran el sonido del mar
y alguien canta su rostro en el espejo
y otro se mira nacer y otro
estira sus tristezas al sol
hay quienes barren las sombras de un adiós
o esconden debajo de la alfombra un amor sin usar
tres viejas
tejen el momento en que el hilo comenzará a temblar
cede una hebra y uno traga cuarenta pastillas
dos hilos se anudan y
crecen países dulces a la orilla de una cama
yo escribo en la música de una casa dormida
para hilvanar mi nombre
oficio mudo
La poesía huye del centro del abismo
corre sangre tinta marcas que lastiman la piel
es un oficio mudo
gritar palabras que nadie comprende
olvidarme los colores de tu boca
apagar los huesos hasta que mis manos dejen de temblar
ni el olvido se consigue durmiendo
se detiene dentro de un círculo azul
dejo de girar a tu alrededor
dejo de perderme
y es en el lenguaje donde respiro todavía
la vida es una larga cadena de errores
de cuentas sin pagar
pronuncio ritualmente cada palabra
me encierro en la escritura
nado en ella con los ojos al revés
ruidos adentro y este no poder despegar
la sangre o la piel
cada espacio de silencio o calor
triste como este cansancio seco
de no saber dónde
el hilo termina de romperse
casi una profecía
a cada instante el amor hace añicos un millar de tazones, a cada momento cose y rasga un millar de prendas
yalal al – din rumi
lo sabemos
el pie del gigante
pronto romperá las tormentas
los días arrancarán mi nombre
con la mano de la tristeza
que es la mano de un dios desconocido
y sin creyentes
eso no importa ahora
cuando estás por llegar y se pulen
los herrajes del sol
ahora que el sueño es leve como tus ojos
y todo lo que soy te pertenece
el gigante corazón de costumbre
se robará mi nombre
y sabrá de este tiempo
travesía
¿conoce usted paisajes pintados en los vidrios?
raúl gonzález tuñón
cruzo
tu nombre
como un barco en llamas
el sol hiere mis ojos
que no saben dormir
me pregunto
si no estaremos muertos
detrás de las máscaras
si el amor
es un pájaro pintado sobre
un vidrio
o una especie
de verdad
que sangra
babel
ardió el lenguaje
no supe
que me había
quemado
el tejido roto
su camino
hacia el hueso
el dolor
no es cortés
no se comporta
insiste en amar lo perdido
en otra lengua
protégeme de lo que quiero
para jg
¿ves el árbol de nieve?
arde la claridad del silencio
y nada guarece
baja ya las persianas
¿tenés frío?
¿ves la bruma que nace más allá de los muelles?
ojo eterno que espera
la salvación de la noche
su pan de naufragio
vienen a decir nuestros nombres
besa mis ojos
para que me duerma
Datos vitales
Marisa Negri (Buenos Aires, Argentina, 1971), profesora de Castellano, Literatura y Latín. Estudió Educación por el Arte y Arte Terapia. Coordina talleres literarios y de arteterapia. Desde 2010 lleva adelante junto a Alejandra Correa, el Festival Poesía en la Escuela. Publicó Caballos de arena, 2003; Estuario, 2008; El jardín de las estrelicias (con Maggie de Koenisberg), 2010 (inédito) Próximamente publicará Las sanadoras. Realizó también la antología poética de Olga Orozco El jardín posible (2009) y la compilación de la obra periodística de Orozco en Yo, Claudia (2012) y participó en varias antologías publicadas en Argentina, Chile y México. Forma parte desde 2009 del equipo de Ediciones en Danza. Actualiza el blog www.unaruna.blogspot.com.