Poesía y guerrilla en El Salvador: Nelson Brizuela

En el marco del dossier Poesía y guerrilla en El Salvador, preparado por Mauricio Vallejo Márquez, presentamos la poesía de Nelson Brizuela (1955). Tras la guerra y la persecución en su país, se refugió en Nicaragua donde llevó una vida en la bohemia que precipitó su muerte. Brizuela fue ganador de los Juegos Florales de Zacatecoluca en una ocasión.

 

 

 

POEMA AL TIEMPO VIVIDO

 

A: Roberto López
A: Víctor Espinoza Treminio:
por la amistad.


“Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco, tanteo en la oscuridad.
No me vayan a dejar solo,
y el único recluso sea yo”.
(César Vallejo: TRILCE)

 

¿En dónde volará mi cuna,
los ojos taciturnos de mi madre
que hoy me ven desde sus primeras canas,
las que nunca imaginé en mi infancia?
¿Qué mirarán ahora esos ojos
que hoy suspiro
en una fotografía melancólica?
¿Y qué me han hecho mis días,
mis calles, mis lluvias,
mis muertos, mis octubres,
mis hermanos con piscuchas voladoras
tan diluidas y distantes
por el rio del tiempo y de la nostalgia?
¿Dónde estarán los rostros
que ya no son los que dejé
y por eso los amo tanto?
¿Recordarán que vi la luz
hace treinta años?
¿Habrá algún brindis para mi,
alguna anécdota en la mesa?
¿Acaso habrá algún brindis
y una mesa?
¿Se darán el lujo de una pausa en la jornada,
de un pensamiento relámpago
para sonreir y continuar en el avance?
Hoy tengo treinta años
de ir en esta tormenta
de látigos desaforados
esgrimidos por dementes
que amenazan descargarlos
sobre el corazón de la humanidad,
desde Washington D.C.
¿Será capaz la decadencia
De destruir este rocío
con que Julio remoja mis treinta años?
¿Se atreverá la garra
a ultrajar el saludo
de la lluvia a la grama
y al cabello?
Ahora comienza a llover en serio.
Yo no corro.
Los hilos de la lluvia
me trazan el rumbo del ascenso,
son la brújula habitual
de mi cabeza,
pero al deslizarce, acariciante,
en la naríz y las pestañas,
el agradable tamborileo
redobla a nostalgia y a tristeza…..
Los amigos, la ausencia
La patria herida y lejana
Los ojos taciturnos de mi madre,
la plática pendiente con mi padre
el hedor a muerte
que nos baja el norte,
por lo que puedo decir:
Hasta hoy he vivido
treinta años,
es decir,
lo suficiente para salir de la burbuja,
agarrar el tiempo del cuello
y continuar con mi existencia.

 

Any:
Todavía una que otra
cosa se me cruza por
esta mi mal tratada
cabeza, asi es que, aunque
no te lo dedique del todo a vos,
siempre sale que
todo “yo”, soy para vos.-
Nelson Brizuela

 

 

 

 

Revolución

A mis hijos

I
Sos tan virgen
que aún no has nacido

 

II
¿Por qué tan dura
si yo soy uno de tus moldes?

 

III
Mamitu:
¿Dónde están tus pechos?

 

IV
¿Por qué te toman por asalto?

V
¿Y esa lágrima
cuando ves a mis hermanos?

VI
Ya te lloré…
¿Cuándo vas a oirme?

 

VII
¡Mamitu,
si yo no te pido nada!
¡Yo nací por vos!
¡Yo vine por vos
y para vos!
¡Yo soy vos, mamitu!

 

VIII
¡Nacé!
No quiero quedarme espermatozoide,
No quiero sólo ser un sueño.-

 

IX
Y El mar
¿Jamás tendra la sal
de tu sonrisa?

 

X
¿Cuándo podré bañarme
entre tu hierba?

 

XI
¿Cuándo terminará tu noche?

 

XII

¿Cuándo nacerán mis hijos?

 

XIII
¿Cuándo me devolverán
mi infancia?

 

XIV

Envolvésela a los niños:
se las regalo.-

 

 

 

 

RÉPROBO

Angustiado el hombre,
agotado el incesante,
agonizando el buen pensamiento,
quiero refugiarme en ti.-
Las alas me las destrozó el tiempo,
el amor se quedó en palabras,
entonces,
sólo quedó el turno de los triunfales.-
Yo no pertenezco a esa especie:
lloro, rio, blasfemo,
reniego de mi triste
condición de poeta,
y de vez en cuando,
casi siempre,
golpeo o me golpean.-
Todos me pedirán cordura,
todos son sabios,
todos conocen el ser:
¿Quién se interna
en el laberinto de los hombres?
El psicoanálisis
es un simple crucigrama,
Pavlov,
(con todo y que lo quiero)
es una jeringa descartable:
¿Entonces…?
¿Por qué no buscar el rumbo de los Astros?
¿Quién, sino el hombre mismo,
domina
el cosmo y la tierra?
No quiero Absolución:
preparen su guillotina.

 

Nelson Brizuela
10/II/86

 

 

 

 

PRESENTACIÓN

La poesía es el luto arrastrándose
en cada granito de polvo, en mi país.
Es la muerte y su grotesca risotada
parándole los pelos a la gente.
Nada me costaría cantarle a este tiempo
con la “forma” o con la “altura”
que la estética académica exige;
podría decir por ejemplo:
Viejos avatares duelen, cual fibrosis
erguido en estilóbato de estío,
cual Atropos furibunda en desfío
a la reproducción de la meiosis.
El agrio Marte embaraza, cual trombosis
de rencor ennegrecida, el solar mío.
Cual Egipán dacroniano en desvarío
mira diablos al sopor de su psicosis.
¿Podrá mi pobre gente analfabeta
entender de pasada una cuarteta
de las que arriba escribo? ¿O son vacías
frases, adornos arrogantes de poesías?
El poema es del pueblo y su poeta,
todo lo demás son galimatías.
Hoy la poesía es de urgencia en mi país,
de lo contrario todo quedaría
en un papel manchado de ocurrencia “geniales”,
para pocos. ¿Cómo voy a decirle a la mujer que quiero:
Contarte quiero, Venus amada, que eres
el céfiro que sopla mi ventana,
poniendo a mi existir cada mañana
el aliento necesario en mis quehaceres.
Sáficos versos canto. Amaneceres
encuentro entre tus manos. Te profana
mi boca trashumante, cuando Diana
me alquila su equipaje. No aceleres
mi muerte en tu mirada, ¡te lo ruego!
ahora te diré “mi amor”, sin el juego
estéril de palabras. Como somos,
como hablamos nosotros, así, sin asomos
supérfluos de retórica. Sin el pliego
demandando decir: “amor”, en veinte tomos.
¿Valdrá la pena jugar al artesano
y ponerme a escribir para poetas?
¿Valdrá la pena cerrar más todavía la puerta
por donde aparecí en el mundo
con todos mis hermanos del pueblón querido…?

 

 

 

 

SOLEDAD

Para colmo de males
tengo un tizón en la garganta,
como quien dice
no me puedo consolar
con aquello de: “quien canta
su mal espanta” y sigo terrible,
interminable,
horriblemente solo,
así es que si se les antoja
fotografiarme con esta camiseta calaceada,
con mi pelo de escobetón viejo
y el plante de cipote desnutrido,
ya tienen una linda estampa de mi país.

 

 

 

 

COSAS DE FAMILIA

Según me cuentan,
mi abuelo tocaba la guitarra
y era un buen mecánico
que le gustaba el tequila
y ya picado, le cantaba a su mujer
“la que se fue”.
Mi padre es un pacífico Contador
de pisto ajeno,
jamás se ha metido en política
y respeta a sus hermanos
porque aman la Biblia
y los discos de Ray Conniff.
Mi madre lleva una vida trabajando
en cuidar “bichos” ajenos
y en sus adentros cree que soy un genio
y eso no la deja dormir.
A mis hermanas, mis primos y cuñados,
los tiene locos John Travolta
y el basquetbol;
pero yo salí poeta
y algo es algo ¿no?

 

 

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