Presentamos como muestra de la poesía contemporánea croata, algunos poemas de la también narradora, dramaturga y ensayista Lana Derkač (1969). Autora de diversos poemarios, ha sido merecedora de los premios Zdravko Pucak y Duhovno hrasce. Ha participado en diferentes festivales poéticos y reuniones literarias en Croacia, Macedonia, Rumania, Malasia, Hungría, Polonia, India, México, Chipre, Bélgica, entre otros. Sus textos han sido traducidos a catorce idiomas.
¿Quién puso en fila los rascacielos?;
¿!EL ENFOQUE ?!
Canosos son el euro y la playera y el silencio y la fantasía.
El monte es canoso, el heno y las rastrillas.
Las hoces han desheredado el campo.
El silencio dijo: Eh, al diablo, una mosca más
ha fallado mi rancho.
Eh, maldición, y la mesa es del aire más pequeña que
una monedita y no se puede decir si cayó
en cara o en cruz.
Trato de sentir si el silencio es en verdad
buen tirador. ¿Cómo maneja la habilidad
de atinar, nos fallará en el momento cuando tomamos
nuestro café matutino, tan insólitamente pequeños
alrededor de esa mesa?
¿Tiene la posibilidad de enfoque
mirándonos del horizonte que otra vez parece
como si hubiera mordido un pastel de miel?
DISTURBIOS
Constataste. El revoloteo de la soledad es audible en la concha.
Y cuántos revoloteos habrá en un puñado de conchas?
¿Habita a veces en ellas el revoloteo de los ángeles
y su coro canta el jazz
así que te extraña cómo te observa la periferia de la lluvia
en medio de Summertime y entonces no usa
la lupa porque están muy cerca y ella no es Dios?
Está bien, constatamos que los silencios no callan.
Al menos no por largo tiempo.
De ellos se enfermaría la arena y estaría enferma sin
el reconocimiento oficial en las huellas de las alas de los ángeles
que permite la alta mar.
Está bien, digo. Y te amo, digo,
porque de vez en cuando sostienes la concha y ruegas por la arena
así como cuando niño pedías que el cielo
en ella te echara ducados.
Entonces, de repente ya no está bien y no recibo
la señal. Abriré un concurso público
para supervisor de las enfermedades de la arena, lo decidí;
porque hemos perdido el control sobre los trenes
de arena y el silencio con los fonemas triunfalmente
excavó túneles a través de los vagones.
LOS HINCHAS
I.
Mientras estamos parados en la pradera,
los gorriones están en la espesura.
Sus amplias masas se asoman a través del ramaje.
Te parece que apoyan fuertemente. Siguen el
fútbol. Luego piensas que son seguidores de
Marx y Engels. Que trinan:
¡Gorriones de todos los países,
júntense para que nosotros también comencemos a jugar fútbol!
Luego estás convencido de que leenla Biblia
y empiezas a distinguir los salmos en su
mudo idioma, y después oyes que mencionan
a Moisés y el equipo elegido.
Ya no prestas atención a los pájaros.
Alguien te corta la yema del dedo con el afilado tallo
de hierba para que enrojezca como una fresa
y en tu sangre que corre apoya su
dedo cortado. Estás feliz. Eso significa que de verdad
se te acercó. Tú te fraternizas con el Pan.
II.
Sin embargo,
quizá el Pan se fraternizó contigo
sólo por interés.
Tenías que esperar, antes de
ofrecérsela, si él te va a preguntar
si le prestas la pelota para practicar
para el campeonato europeo.
La fiebre del fútbol es un verdadero desastre.
Esa noche soñé al Pan, como a
cada uno con el que se fraternizó,
prestaba una pelota sin pagar intereses.
Y las lleva, sin creerlo ni el mismo, alrededor
de su cuello enhebradas en un enorme collar.
La pradera es de vez en cuando el juez de fútbol.
Garantiza por él y asegura
que en realidad, su estado juguetón
es deformación profesional.
¡A la lucha! ¡A la lucha! grita la hierba
y se levantan sus sables.
Pero es demasiado débil para chutar la pelota.
EL CUCHILLO Y LAS SARDINAS
El mar es un luchador indeciso en la lucha con las frías
masas aéreas. El cielo calienta en él sus dedos
y lo toca consiguiendo una sonrisa
muy sofisticada.
Entonces me parece que se apoya en la alta mar
con los pies, usándola como el termóforo. O,
utilizando un léxico más moderno, como calefacción
de suelo.
Escribo: El mar despacio, pero metódicamente,
acepta la derrota.
Se enfría; no es un mago
sino un imitador.
Mientras toma el color invernal, en Selce* cerca
de Crikvenica* como sardinas con mis padres,
mi madre comenta: Te darán el cuchillo por
si no sabes comer con los dedos.
Y les quita las cabezas.
* Lugares en la costa adriática. (n. de t.)
TSUNAMI
Dejo la taza del té justo en el momento cuando
a la televisión la inundan las grabaciones del tsunami.
Comentas: La muerte de nuevo es un laureado.
Esta vez en Asia ha aplicado una de sus artes luchadoras.
No estoy segura si las olas de la pantalla compiten
por su premio o si en su forma homicida
sólo bañan el Apocalipsis.
Agrego: Las envía la muerte.
Cada ola escapada es su carta
y en verdad no sé qué dirán los grafólogos
cuando reconozcan los recortes de su manuscrito.
Hay mil combinaciones.
A través de ellas se comunican las orillas.
O orden y desorden.
O las lengüetas de intranquilidad y el centro dela Tierra.
Me preguntas: ¿Puedes imaginar una sirena
como en uniforme anuncia la guerra al fuerte vocerío de las olas
con su todavía más ensordecedor canto?
Y Ulises la evita.
¿Puedes reconocer la arena que lleva
la ropa de camuflaje y sabes que se le escapó
el recuerdo de Hitler y las guerras mundiales?
Te aseguro:
Dios desde el espacio sigue a todos los asesinos,
también a las olas de hoy,
ordenadas en la espuma.
Y sin el telescopio esa espuma se divisa
como maldito albor.
LA EXTENSIÓN DELROSAL
Cada vez cuando la inquietud hechiza la casa,
sueño que las sillas de la cocina son
dos lápidas sostenidas sobre el amor
y parece que debajo de los azulejos están dos
pequeños túmulos.
La cocina está oscura y espero que un ángel
de nuevo me ponga la calma en los cabellos como un bálsamo.
Cuando apunta el sol a la ventana y miro mejor,
las rosas crecen del mantel,
se extienden por el encaje de la cortina y continúan
de repente verdes, y ahora, de flores apagadas,
a través de la baranda del balcón.
¡Como a fuerza borran las fronteras alcanzando y el jardín!
Las rosas caseras a veces escapan de la mesa
o les aburren los ejercicios cerca a la ventana
y hacen una corta excursión hasta la lavadora de ropa.
Aquellas de fuera en la manifestación del rosal
reclaman al patrón la falta de cascajo
en el sendero.
Y, sin duda, de vez en cuando son capturadas en la
ceremonia en la que reciben sacramentos
increíblemente secretos.
ANTES DEL LIBRO
Antes del libro la serpiente dejó su piel
y el árbol engruesó. La copa desabrochó
su sostén sin preguntar cómo reaccionaría
San Leonardo mientras se empina hacia el sol
del fresco en la capilla forestal.
Habría que traer el agua y poner fuentes
en la cascada, antes del libro.
El río educó el cañón y hasta su embocadura,
antes del libro, miles de veces enderezó su carácter.
Y el cañón, amainaba el movimiento al inquieto río.
Pero la creación del libro incluía y el Mediterráneo.
Se bajó de los Alpes al olivar.
Y ya antes del libro los pies de los árboles
tenían artrosis y se hicieron más inertes
de lo que son.
Antes del libro Dios en el Adriático prendió la radio
y el mar fue el altavoz.
Antes del libro, en Crikvenica la sopa preparada
por mi madre hierve tan gentil y silenciosamente
que ella ni siquiera la nota.
TRIBUS
Crikvenica* hoy tomó tres posas
para fotografiarse. Pero, Davor y yo queremos
pasear por el pequeño continente de Rab.*
Si ya hubiese atardecido y ya brillara del mar,
yo diría: un planeta diminuto en una galaxia
espumosa y oscura.
Pero, al mediodía Rab es un panal del que resaltan
cuatro campanarios.
Noto surcos celestiales, salvación de los agricultores
para que no se aburran cuando lleguen al cielo.
Para que holgazanear no sea lo único que hagan en su jubilación celestial.
Por la tarde la bahía de la isla es la almohada soleada
del diminutivo de Sahara. Solamente más tarde en la pantalla
de la máquina fotográfica se repetirá el verano
como si se tratase de fijar el querido trabajo.
Y unos meses más tarde parecerá que la máquina fotográfica
ha hospitalizado el verano. Le prolonga
la existencia para lo que hace pequeños pactos.
Como el pacto entre la playa y las esteras para tomar el sol,
El traje de baño y los granos de arena.
O el pacto entre la ola y la orilla; sólo el ojo inexperto
puede notar que los aliados se oponen
el uno al otro.
Como el verdadero Sahara ofrece escasa vida a sus
tribus, así y el diminutivo de Sahara
hace tribus de los recuerdos.
Estamos en el trayecto cuando ya oscurece.
Davor con mucha gana enviaría al gordito Lucero de la tarde
a hacer ejercicios.
En Crikvenica comemos mermelada de manzana
y lavanda.
Para que las polillas no nos coman por dentro.
*Crikvenica pequeña ciudad dela Costa Adriática(n. de t.)
*Rab – isla del Mar Adriático (n. de t.)
EL SAHARA AL QUE NO PREOCUPA EL COMPÁS
No sé delimitar dónde en la palma de la mano
empieza exactamente el Sahara,
se notan muy bien
los arrumes de arena que forman las dunas.
Pero, en este Sahara nunca hubo
cuarenta y nueve grados
cuantos los hubo cuando el guía
con el grupo anterior visitaba
las dunas al sur de Zafrane.
En el Sahara de mi piel no hay
ni vida, salvo que de vez en cuando
mis fatamorganas se mueven en él
como camellos.
En él, la lluvia a menudo duda
en caer o no caer; no tiene carácter
tan fuerte y tan austero como
en el desierto original. Simplemente
se olvida del compás.
En mi Sahara, sin embargo, es posible
acampar y levantar la carpa hasta de la sal de Pag*,
y no sólo de aquella de Chott El Jerida
del color rosa suave: porque en él
las distancias geográficas no significan nada.
Él devora saludos y contactos
como el Sahara original devoró
las rosas desérticas así que ya hace años
las consiguen los comerciantes; por una
en este momento regateo.
Pero no puedo encontrar la respuesta
¿cómo algo como es el Sahara se puede
de manera tan fácil trasplantar al tejido humano?
Ni ¿quién y por qué lo trasladaría justamente ahí?
* Isla croata. (n. de t.)
CUATRO GRADOS
Cuatro grados Celsius están reunidos
El uno junto al otro y tiemblan como
el yogur, huevo, mostaza y la leche en la dirección
www.nuestro.refrigeradordezagreb.hr*
Y no nos llevamos el frío con nosotros a
Bratislava ni cualquier otra cosa
del refrigerador.
Si a Dios le gustara el léxico moderno,
estaría segura que primero al verano,
y luego al otoño
los declaraba un exceso tecnológico.
Y que su Hijo diría:
Cuando compras el periódico al azar,
es como cuando las noticias te llegan
por charter.
Cuando me confundo, trato
en la calle sacar de la lata la mañana
y espero la luz, como si ella
fuera su primogénita.
Que con miedo apenas se asoma allá
donde se encuentran los árboles desnudos,
en la dirección www.amanecer.com
Y cuando la oscuridad de nuevo los envuelve
en un lienzo demasiado grande, como ilusionista,
enmascarará estados completos,
y no sólo la autopista.
En Bratislava emborrizo
la pausa de nuestro guía por el Danubio
mientras observo el agua a través de la ventana.
Como si moviera la mano por el vidrio,
y no la muevo.
Como si quisiera enjuagar
La tierna tez de la niebla,
y ella se apega más
y al río y a la ventana.
Entonces el camarero trae la fuente con la sopa
y toma el cucharón.
Imagino como aquí en vez de él
está Jesús y Él nos reparte el calor de la escudilla
sin ni siquiera tomar la sopa.
* Hr – abreviatura de Hrvatska, Croacia en el croata. (n. de t.)
DEL RETOŇAR
La primavera no tiene el monopolio sobre el retoñar.
Así que en cualquier estación retoña,
por ejemplo, la lluvia.
Antes que ella, retoñó la ley sobre las nubes y el
tribunal celestial le dijo que cayera.
No por corrupción; fue legalmente válido
y decidido de que se le diera la posibilidad de la sorpresa.
De poseer su rumor.
De susurrar como fue arrancada de la conciencia
del mismo creador. Que cae sobre nosotros siguiendo
el mecanismo dado al paso del agua.
En cualquier momento puede brotar la inquietud
y florecer hasta que sus paredes no se desmoronan
en sí mismas. Hasta que tras ellas no se ven las paredes
de las que se puede, si es primavera,
quizá reconocer un lila en botón. O cualquier
otro retoño. Y toda ansiedad,
salvo las yemas, tiene su vejez desnuda.
Todo lo determinado por la medida de visibilidad
brota y se evapora en el recuerdo cósmico.
Sólo es dudoso el día del balance final.
Brota en cualquier momento de ansiedad.
Brotan las grietas. Y la inseguridad.
Y no está bien ni cuando crece el silencio.
Constantemente brotan las fronteras
y llevan alegrías a los campos de concentración.
Aquí las martirizan. Así que también brotan
los campos de concentración.
Brotan diletantes. Brotan esperas.
Brota el amor. Pero, esto es, además,
promesa.
De momento, el cielo de nuevo echa lluvia,
como el autómata bota las monedas
y tienes la sensación de que quieren pagar por su
prodigalidad. Ya demasiado en botón.
Tú sólo debes legalizar la lluvia.
LA CURACIÓN DELA LLUVIA
El verano en la rosa modela
sus orillas herméticas
a pesar de que la lluvia dejó de caer
y está en la clínica
levantada por la sequía.
En una clínica estable a la que desde hace semanas
barre el polvo.
Todo revuelto; porque el polvo
de repente se convierte en limpiador.
Se preocupa del orden de las camas del hospital
que desordena y revuelve el viento.
Pero, y al viento habría que curarlo
porque no está adaptado.
Habría que preguntar sobre sus derechos
en el sistema de salud celestial
e inscribirlo en la lista de espera.
La hierba frente al departamento siquiátrico
eligió la identidad de conquistador,
y sedienta pero erguida
se envalentona y parte a la batalla.
Se abate rápidamente y confirma que el imitador
no deja las huellas como el emperador.
No tiene fuerza porque hace ya mucho que la lluvia
altanera no ha poseído la pradera.
No tiene fuerza porque hace ya mucho que la lluvia
no ha pulido humildemente
sus verdes sables.
El verano como parturienta amamanta
y mima a sincopizado ritmo.
Omite la lluvia.
Cuando en el Adriático las gaviotas y las olas
bailan el tango argentino,
de manera inapercibida se mueva al menos
la pierna de un paciente
conectado a los prolongados cables
de la muerte.
Cuando él recibe la infusión de la música,
al menos por un momento se para
el reclutamiento de la muerte.
Pero la lluvia todavía tiene que superar la crisis,
no ve ni siquiera que el cielo y el mar
son reflejos del azul.
Los puntitos en la pantalla de la televisión del hospital
tratan de borrarle la memoria.
En la barata camisa de dormir dela Tienda China
creí que todas son vibraciones del universo
empezaron en la pequeña pantalla
en la pieza del hotel en Županja*.
* Cuidad en Croacia, en la ribera del río Sava. (n. de t.)
EL FUNERAL
Las conexiones aéreas son extrañas.
Primero,en la inmensa altura sobre el mar
las nubes esperan a sus vuelos postergados.
Sin miedo,
como si a ellos no acechara la muerte.
Tranquilas porque el cielo les ha profetizado
que el mar les hará homenaje con dignidad.
Cuando la nube cae,
la ramas súbitamente se elevan a las nubes
y abren un nuevo aeropuerto.
Todala Europadel sudeste está llena
de esos aeropuertos auxiliares.
Cuando todos los motores de las nubes se paran,
todo el horizonte se trasforma en
tentáculo con el que toca el oxígeno.
Y toma sin fin.
Pasado el chubasco, es el tiempo del entierro.
Ahora el mar se mostrará.
Mire, ya empezó a transformarse
y brilla como cera derretida, tan profunda
que ni mil millones de velas podrían crearla.
Ni el funeral pasó de la manera usual.
Mi marido quiso comerse entonces la ostra
la que quiso volar por primera vez
y demostrar que todo el universo
es un océano de interrogaciones y que logramos
percibir como tiembla
y nos convence que su vida le es posible
y en ese océano, pegado a una estrella.
ME HE CONTAGIADO CON UNA BACTERIA RARA
Se descascara el mortero en las ciudades frondosas,
y de él sale una bacteria desconocida.
Igual que Teseo encontró el camino del laberinto.
Con ella me alimento cada vez que compro
un paquete pequeño de dátiles esparcidos en el Sahara.
Y cuando mi garganta, en el momento de tragar,
está rellena de arroz asiático.
La consumo mientras el viento ayuda a la sombra
del lado izquierdo del bosquecillo para que ofrezca
a aquella del lado derecho
el baile celestial.
Esta bacteria me saluda como picazón
así que junto con la arena me ducho
en el inmenso baño del Universo.
Con una cuchara y un tenedor enorme mezcla
los léxicos y los paisajes en mixtura diversa.
Si me observo, siento que es más peligrosa
que la venganza de Moctezuma.
Se extiende más lejos que la maldición de
Tutankamón.
Cuando surjo, gotas de agua brillan
en las orejas; son aretes del Atlántico.
Trataré de cambiarlos por los del Pacífico
y otra vez no tendré paz.
Reconozco, me contagié con una rara
bacteria que de mí hace viajero
constante.
Me dispersa por todos lados del mundo,
como si fuera una mina.
Hasta acepto llevarla, así que soy
una especie de mujer-bomba.
Me contagié con una rara bacteria
cuando me corté en la intranquilidad
y la cogí en vez del tétano.
Con las manos sucias me la embadurné por mi cuerpo
en vez de la hepatitis.
Por cuenta de ella espero si el muerto Miguel Ángel
gritará al mercante sobre la mala circulación
y el ciclón,
quisiera saber cuál fue el nombre de trabajo
de la creación del mundo,
vivo sutilmente los momentos cuando la oscuridad
borra los documentos de luz, toma el disco.
La bacteria con la cual me contagié
está lista a escenificar el fin del mundo
en mi cuarto en el que nadie
ya hace días contesta al teléfono.
Soy su rehén aunque me alegro
cuando me lleva y traslada a lugares maravillosos
de los cuales veo más clara el aura dela Tierra.
Sólo a veces me trae al mismo lugar
como si devolviera las vueltas.
LA PAZ SIN PASAPORTE
La paz es trotamundo.
Pero, a menudo empaca sus bolsas de viaje
y abandona las personas y las tierras.
A veces, deja la maleta más grande.
Como que volverá. Pueden pasar años antes de que
cumpla la promesa que dio al irse.
Frecuentemente nos abandona en silencio. O quizá, habla;
sólo que entonces todos hablamos
un idioma diferente.
La paz es nómada.
Recorre las distancias del Universo.
En algunos lugares constantemente la estimulan al cambio
de sitio, en otros la acostumbran a la comodidad, así que
difícilmente se levanta de la armonía de la arena o de la silla poltrona.
La guerra y la paz desatornillan y atornillan los tornillos de nuestra
duración, así que la paz también es un mecánico.
Y el poeta.
Con el movimiento armonioso de la lengua
da ritmo a las olas.
Acomoda la ladera como almohada para los animales,
con el viento hace el masaje a la columna de las plantas.
En medio del monzón la paz sólo puede escribir
leyes solares. Adoptar alegres reglamentos.
Ella pasa las fronteras sin pasaporte,
engaña a la policía de la frontera que no la puede detener.
Cuando cambia de casa,
como que truena la cantera celestial.
Y en realidad, alguien ha minado la paz.
VUELOS
En algún lugar cayó un avión más.
En poco tiempo las hojas caerán de las ramas.
En el suelo del corredor cayó la lámpara de techo
y el maestro trata de fijarla de nuevo.
¿Porqué lo hace? le pregunté.
¿Acaso no es otoño también para ella?
Un mosquito aterrizó sobre la pared del baño
y ya levanté la mano y quise
pegarle con un pedazo de papel.
Pero pensé que ya pronto volaré
a ciudad de México y a Guadalajara y ¿qué
ocurriría si los gigantes dedos de la tormenta
aplastaran el avión?
Bajé la mano, sin embargo, esta mañana
ahogué una mosca en el borde de lavabo,
y quisiera con happy end sobrevolar
el Atlántico.
El viento casero me trae una hoja de abedul
a través de la ventana.
El verano en Croacia no triunfará por mucho tiempo
en las elecciones, y a causa de los cambios climáticos
las coaliciones son cada vez más populares.
¡El frío llegará a ser presidente!
PARÍS – CIUDAD DE MÉXICO
Volamos sobre el Atlántico.
Y para Željka y para Diana es difícil estar sentadas tanto tiempo,
aunque están cerca de la ventana.
Sólo vemos las nubes y sentimos
que estamos en los cielos sobre los que
antes del viaje hablaba con D-or:
Y ustedes, mujeres llegando a Dios,
criticarían el polvo.
Lo fastidiaran porque no lo han limpiado bien.
Desde las alturas brillaba el sol
y los viajeros bajaron las persianas sobre las ventanas.
Y apenas ayer se extendía
sólo desde nuestra sala
e iluminaba el balcón y
las lámparas apagadas de la calle de Radić.*
¿Dejo el sol en el cuarto?
me preguntó mi marido.
Dudaba sí apagar la bombilla
antes de llevarme en coche al trabajo.
Cuando el mexicano del lado derecho
levantó la cortina,
me pareció ver el océano.
Miré a D-or.
Y, pedantemente, de manera femenina,
noté las partes sin planchar
en su suéter.
Pensé: cuántas partes sin planchar encontraría
en los pliegues de las nubes
y en el Atlántico, en las crestas de las olas.
Cuando abrimos las bolsas de viaje,
me sorprenderé; cuántos
pliegues del suéter de D-or se han multiplicado
sin sexo en las camisas arrugadas.
*Stjepan Radić (1871-1928) – político croata, líder del Partido Campesino Croata, asesinado en el Parlamento en Belgrado (n. de t.)
BANDADAS
Y los vientos pueden volar en bandadas sobre Europa.
Cada vez que enloquecen, la ciencia sobre ellos empieza
a ser más importante.
A Europa ha sido contrabandeado un huracán,
justo de la misma manera como antes de él fue transportado el
gusano de seda.
Soy infiel a Europa al pensar como D.
inclina la botella con te verde, la apoya en
la boca y rocía el Sahara ya familiarizado
en el estomago.
Debe ser que el huracán se aburría terriblemente
si sopla tan salvajemente sobre Francia y España.
Sin duda, por el cielo lleva y espanta
las mansas bandadas de ángeles y lluvias.
Y yo soy infiel a Europa cuando reconozco que en
mi ojo con la luz de la luna caen las sombras de Teotihuacán
y algunas de ellas me magullan como a una mosca.
Y luego durante el día se evaporan en el sol.
Y soy infiel a Europa y mientras D. lee las secas
noticias de Zagreb y en su voz
reconozco El Castillo, Chichén Itzá.
Dos veces al año a través de la pirámide cae
la sombra de la serpiente sinuosa.
Pero no tengo que ser experta en astronomía
y en matemáticas como los mayas
para calcular dónde y en qué posición
debemos sentarnos para que por nuestras caras
serpentee la sobra de la nostalgia.
Sobrevolaban sus bandadas.
Hasta todala América Latina.
YUCATÁN HA RENOVADO LAS PLAYAS POR LOS CUERPOS
Y los silencios se reconocen entre sí por su rango.
La piedra es un ciego de cuerpo liso.
Sólo la luz transforma las lengüetas de las olas
en procesión visible que pasa el Atlántico
y trae el sonido.
Yucatán ha remodelado la playa según nuestros cuerpos.
Tantas bahías que las olas difícilmente encuentran
las escaleras secretas y por ellas hasta más fácilmente suban
con voces o el crepúsculo que por la piel.
Y aunque reconoce y en la oscuridad,
Dios en el alba de nuevo aumenta la luz.
Y es el único que no necesita espías
o a quien nadie le pregunta por qué
ha elegido justo esta parte del día
para tal cosa.
Creo que podría conservar una única
expresión, como si el rostro fuera un fósil,
a pesar de los cambios enla Tierra,
en el Universo.
Pero no quiere.
Es suficiente que se incline sobre alguno de los mares
y en cada isla reconoce al pájaro
que así como así decidió quedarse ahí.
Y se entrega a la placidez.
CANCELACIÓN
Pasó ya el tercer día y el maestro no llega,
y nuestro tanque de inodoro chirrea como encuentros entre mafiosos,
la crisis económica o la guerra en Gaza.
Probablemente lo oyen los vecinos en el momento
cuando el año se aleja del presente
y se casa con la historia.
Los vecinos probablemente oyen su voz como
escuchan las voces de los adúlteros de las telenovelas
o las voces de los locutores que hablan de los adulterios
de la democracia.
Justo el tanque del inodoro le da de baja al año
y anuncia un adulterio más.
Imagino que el invierno ha escondido en él
una reserva de la niebla, parte de su tesoro,
así que el chirrido es protesta contra el clima tropical
y el falso mar caribeño en la tina del baño.
Corté el pan de maíz.
Me pareció que junto al seco cuchillo brilló
una gota de agua, lago minúsculo.
Lo anima para que no se seque,
que por un día o dos sobreviva el abatido año.
Pero, ¿quién en vez de él revocará a los reclutas
que todavía le creen?, ¿quién romperá con los refugios
y acabará con asilos a los que les había obligado?
Paso por él como por cocina mexicana.
Todas sus frases insubordinadas son tacos
inflexibles.
Las frases subordinadas son tortillas más blandas,
que, adaptándose, se envuelven alrededor de los acontecimientos
como alrededor del relleno.
La falta del plomero motivó
al tanque de inodoro para que con su chirriar
introduzca la intranquilidad
y en vez de los sociólogos, jueces
o trabajadores sociales separe las palabras inadecuadas
de las adecuadas.
Para que haga inventario como los mercantes.
Que dé el golpe de gracia a este año arrugado.
Porque, todos los relojes, como Judas,
ya lo delataron al nuevo patrón.
INQUILINO DEL INVIERNO
La ciudad dejó crecer su cabello carnavalesco,
estalactitas heladas.
Los presentó como tumores benignos.
Casi es perfeccionista cuando quiere
adaptarse a las reglas de conducta del invierno,
es inquilino que respeta las reglas.
Pero, todo con aspecto de tumor,
suena mal.
Zagreb podría disfrazarse de manera más ingenua.
¡Qué lindos son los troncos,
envueltos de musgo y nieve,
a la luz del mediodía!
Y mientras pienso en cirugías,
D. cambia el programa de televisión y como
un cirujano quita un anuncio antipático.
Me hace un guiño: ¿Lo arreglé, qué dices?
Respondo:
Ahora espera que por lo menos cinco años
no aparezca en ningún programa.
En este caso quizás te crea que no hizo
metástasis.