Presentamos la segunda parte del dossier de poesía italiana contemporánea preparado por la poeta Alejandra Craules Bretón. En esta entrega encontraremos textos de Loretto Rafanelli, Salvatore Rincontrato, Renata Morresi, Davide Valecchi y Alessandro Canzian. Se trata de poegtas que cubren un espectro que va desde los nacidos en los años cuarenta hasta autores nacidos ya en los setenta.
En esta segunda parte del dossier dedicado a dar muestra de la poesía contemporánea italiana nos encontramos con dos autores que escriben tanto en italiano como en español : Loretto Rafanelli y Salvatore Rincontrato, poetas poseedores de una indudable madurez poética. Esta ocasión la parte femenina está representada por Renata Morresi, poeta, traductora y catedrática, cuya poesía evidentemente al par de los tiempos, nos toca con el tema de inmigración. También tenemos al músico poeta Davide Valecchi, quien en sus poemas regresa al pasado a encontrase con los que ya no están, pero que permanecen. Alessandro Canzian poeta y como otros compañeros de poesía también editor, nos regala versos de temática melancólica amorosa.
Alejandra Craules Bretón
Loretto Rafanelli
Loretto Rafanelli, vive en Bolonia, ha publicado los poemarios: Los límites de la cara, Forum de 1997, El silencio de los nombres, Jaca Book, 2002 (premios Gozzano, Metauro y el Ministerio de Cultura Italianos), El tiempo de espera, Jaca Book, 2007 (Premio Cassola), El índice de las distancias, 2013; de teatro (Artemisia, El ciclamen de Bosnia, En cuartos oscuros, Las voces de los Filadelfia- Torino Gran ); no-ficción (La sangre de la memoria). Dirige la editorial Los cuadernos de barco ebrio. Ha participado en la Bienal de Venecia con el gran artista M.N. Rotelli (2001, 2005, 2007, 2011). Colabora con periódicos y revistas. Ha sido invitado por varios Institutos de Cultura italinanos en el mundo (Londres, Nueva York, Pekín, Paris, Belgrado, Ljubljana, Zagreb, Rabat) y a los Festivales de poesia en Nicaragua, Mexico, Perú. Es traducido a varios idiomas (español, francés, chino, Inglés, rumano, serbio, alemán).
Las voces, padre, las escuchas en la noche,
o a esta hora de la vigilia,
cuando observas, y más allá del mar
las mujeres esperan tu
amor. Es una noche en la cual las madres
desatan sus cabellos y en las camas
abrazan los blancos vestidos
de las bodas, solas en los bordes largos
por donde los hijos han pasado
y parten ahora con sus hijos a buscar
sobre las riberas de los ríos la sangre
de los padres, pobres, siempre
más pobres, con estos panes negros,
insaciables, en aquel olor fuerte
de aquel verano. Tú las recuerdas,
padre, era una mañana temprano,
y la mano estaba cerca.
*
Se apagan en un horizonte de nieve
los cantos de las mujeres que invocan
con ojos de sal.
Y el pan de la noche, de los hombres,
de las voces cercanas, vigilan
una carne abandonada,
entre los campos sagrados y solitarios,
en el viento que lleva los nombres
de un tiempo en una oscuridad amiga.
En el silencio que se encubre entre las curvas
rosadas de finales de verano, en los rios
lejanos que los seres vierten
en las amplias llanuras. En el canto
blanco de la vida. En los recuerdos
que deja el umbral carente de luces.
La Ambulancia es un metrónomo
Brindan en la copa llena de cal
los extenuados combatientes,
pero Bagdad está destruida, enterrada,
y quien dirige la mano hacia la victoria
come con certeza, tierra negra,
exiliada. El estertor que escuchamos
purgan la piel llena de fango,
se extienden en una planicie de acero
y las palabras se vuelven planta
enferma. Qué afán trae
la sabiduría cuando la ley que la impone
es el líquido que baja del suero
mientras la ambulancia
atraviesa la ciudad
que rige como un metrónomo perfecto
este atajo del cielo.
Nota del autor: el poema se refiere a la difícil situación de Bagdad y de Irak, especialmente entre los años 2003-2006, ya que se desarrolló la guerra que contrastó el régimen de Saddam Husseim, y la coalición guiada por Estados Unidos, en la que se evidenciaron numerosos atentados y actos de violencia en contra de la inerme población.
Alessandro Canzian
Nació en el 1977, vive y trabaja en Maniago, provincia de Pordenone. En el 2008 fundó la editorial “Samuele Editore”. Ha publicado Cristabel (2001), La sera, la serra (2004), Canzionere inutile (2010), Cronaca d’una sditudine (2011), Luceafarul (2012),Oppurerri sarei fatta altissima (2007, ensayo), Distanze(2007). Ha participado en los festivales literarios Donne chedovresti conoscere (Lecce 2007), Poetica (Pisa 2008), Pianeta Poesía (Florencia 2009).
Estuve en el lago a más
de un año de nuestra apocalipsis.
Todo era como entonces.
Los mismos tallos de pasto los mismos
patos
-al menos eso creo- el mismo manantial
donde te regale la misma
rosa.
Faltaban sólo nuestros besos
largos,
el tuyo sentirte bella después
de haber hecho el amor y el mío
sentirme el único hombre
para ti.
Faltaban también tus ojos
del mismo color del agua.
Te cuento mi melancolía.
Es el entrar en un negocio sabiendo
que ya habrás estado del brazo
con él, o de la mano, o
en cualquier otra forma
afectuosa
que te ha unido a otro hombre.
Es escuchar a una mujer que me quiere
curar la tristeza con una hora
-tal vez dos-
en la cama, casi virgen dolorosa
en un acto de piedad.
Es el recordar el sonriso de tu rostro
sabiendo que él lo besa.
Y es este saber que te amé
por tres años siete meses y quince días
y cualquier orbita de la tierra
en torno al sol.
*
Es peligroso decir amor,
decir mi cuerpo es sólo tuyo.
Porque después uno se lo cree
creándose una iconología del otro,
casi un diccionario terminológico
de las caricias.
Y después llega cualquier insecto
que se posa en la piel,
y ya no es tuya .
Renata Morresi
Nació en Recanati en el 1972, escribe ensayo y poesía y enseña Literatura Anglo-Americana en la Universidad de Macerata. Sus traducciones de la poeta norteamericana Rachel Blau DuPlessis recientemente publicadas son: Dieci Bozze (Vydia,2012), con una introducción critica, y Bozza 111: Arte povera (Arcipielago, 2013). Colabora con revistas impresas y on-line (Nazione indiana, Punto crítico, Argo,etc.). Lettere a e (Letras a e) son textos dirigidos a una conjugación que no está, que se fue, o que cuesta tanto trabajo tener unidas las piezas de una sí, en parte italiana, en parte eslava, en parte solitaria e ida ella misma. Fueron publicadas en antologías y revistas; la serie completa aun esta inédita.
De “Cartas a e”
Hola E
homónimo
inconstante
me dejes
en “como”
o con el nombre de un país
en “ que estado” libre
arbitrio pero
mudo
sinalefa
como perdido
pensado
no como lo queríamos
andante, fuertísimo, esperanto,
dado a los antepasados peones, gitanos,
inmigrantes canadienses, el paralelo
inglés, el hemisferio boreal
que no nos pertenece más.
Pero nada, ya.
Sinceramente.
*
Sarajevo
Belgrado
Dubrovnik
Fiume
cuaderno
del regreso
reluctante
al exilio fuera de las islas
al antesala europea, preámbulo,
al habitante en clan
destino en ruinas
como circo en la base
del Conero
confinado sobre el barquito
me manda una señal alienígena
ti-tum ti-tum ti-tum
teléfono uterino
*
Respetable E,
hoy pensaba
al horror
que sonidos hace y contemporáneos
de remontar la estratosfera
como una enorme boca de Munch
o en la mesa una mancha de grasa
sutil de ozono
amplia de Sahara.
Davide Valecchi
La parte principal del hierro
queda atrapada en la atmosfera
hasta que se rinde
Así es:
nos trasformaremos
precisamente de la misma manera,
emitiendo señales
siempre más débiles
en estaciones simples,
donde imperará la necesidad
de nombrar algo
que se parezca a nosotros
y con los espacios que quedan
no tendremos nada más que hacer.
*
Al final pensé en quemar
todas las personas que fuimos:
los restos del fuego son tan ligeros
que tienden a subir permaneciendo
en las cercanías.
No es difícil encontrar rastro
al interno, donde del techo
de vez en cuando sobre la mesa caen
sombras minúsculas de las cuales alimentarse
en caso de necesidad.
*
Me despierto en el 1983
el verano está llegando a su fin,
y todas las personas desaparecidas
desde hace rato se levantaron.
El periodo tiene la marca del vacío
y la boca del estomago
las señales inconfundibles:
disminuye el tiempo para permanecer juntos,
los autos con el megáfono ya no circulan,
la noche comienza a llegar antes.
Salvatore Ritrovato
Salvatore Ritrovato (1967) vive en Urbino, donde enseña literatura italiana en la Universidad. Ha publicado tres colecciones de poesia: Quanta vita (Book Editore, 1997), Via della pesa (Book Editore, 2003), Come chi non torna (Raffaelli, 2008), y un diario en verso y en prosa de su viaje en Bosnia, en verso y en prosa, Cono d’ombra (Transeuropa, 2011), el que es anexado al homónimo documentario poético de Andrea Laquidara. Escribio el guión cinematografico para una película dirigida por Giovanni Mischitelli, titulado Il segreto delle acque. Varios de sus poemas han sido musicalizados por compositores clásicos, pop y folk. Compusó el libreto para Dedo (publicado come e-book en «Quaderni di RebStein», XIV, dicembre 2009) sobre la vida de Amedeo Modigliani, con música de la compositora Delilah Gutman. También publicó dos plaquetas de traducciones: Ascplepiade (Levante, 2000) y Prévert (Cartotecnica veneziana, 2002), y Bagattelle di viaggio (Sagittario, 2004). Se encargó de la antología temática de poesía contemporánea Dentro il paesaggio. Poeti e Natura (Archinto, 2006); y compiló algunos de sus ensayos en La differenza della poesia (Puntoacapo, 2009) y Piccole patrie. Il Gargano e altri sud letterari (Stilo, 2011). Colabora en revistas y periódicos de literatura contemporánea, es redactor de la revista “Incroci” y “Clandestino”; y es director del almanaque de poesía “Punto”.
(da Come chi non torna, Raffaelli, Rimini 2008)
LA TIERRA
El tiempo que cubre estas cimas crea como un manto
de leve musgo y olvido, deja señales
ralas y sin embargo cálidas en las dolinas, en céspedes
donde el mar exhala olor a subterráneos paisajes.
Aquí la tierra decaída cae aún en perenne
permutación por un jardín de manzanas,
cede a las amenazas, empuja, erradica
de sí no flores sino ávidas primaveras
apaga su semilla en el vientre y en las venas
inundadas por raras pasiones, la pierde.
La tierra les enseña a mi mano, a mi mente
–sus rehenes– a moverse lentamente
al ojo a notar diferencias inesperadas
lejos de su cerebro
al oído las palabras caídas bajo torres
de piedras y abandonados calveros
al cuerpo la oportunidad de comprender
año tras año lo que no fue,
no era un tránsito de vuelos
sino un pasaje en el confín
entre yo y el invierno, el silencio y la nada.
(da L’angolo ospitale, La Vita Felice, Milano 2013)
ESTA EXTRAÑA PAZ
De la boca de mi vecino sale una corriente
cálida y fuerte, revela cosas que no conozco.
Existe un sitio, y allá grandes ciudades
maravillosas, sin luz ni agua,
donde las moscas viven mejor que los perros
dice y estos mejor que los hombres:
montones de basura dominan los edificios
los coches tropiezan en carcasas de chapas
y osamentas, cada cual va donde le da la gana.
Desde hace tiempo no existen calles.
Tiene un músculo sencillo y honesto:
se llama corazón, ama los espaguetis
y el buen vino, la ociosidad y el trabajo,
y alguna vez la televisión.
Pero sabes, cuando se vive con los muertos descubres
que al menos un día al año
(pero no todos los años) te acogen
y tienes que aprovechar, si no te mueres
ese día, y nadie te espera, te quedas solo.
Te conviene, si viene, no perderlo.
Para mí aquel día ha existido.
De la ventanilla bajada ahora un viento se levanta
frío, voraz, y las palabras arrancadas
de la cara, y las últimas de raíz.
Rompe mi silencio. Esta extraña paz..
SÍ
El 11 septiembre vino cinco años después.
Sentado en un sillón, frente al televisor.
Sentado escuchando las palabras
de los últimos testigos que han vuelto
a buscar al ángel que los ha salvado.
Sentado solo, esperando. Sin pruebas.
Hoy parece que no hay aviones que caen sobre las casas.
La asistenta mira estupefacta las dos torres que vuelven
cinco años después a brillar en el cuadro
y caen de nuevo, no es un error
le explico, no es una película americana,
no ha ocurrido hoy. No sabía nada.
La tarde, el día que había cambiado el mundo
me derrumbo en el sillón sin aliento.
Tarde acaso, pero lo he entendido sólo
cinco años después.
Fue una tremenda cuestión occidental
el día más difícil para todos:
convencerse de que algo cambiaría
después. Tenerle miedo, por ejemplo,
al mundo, cada día.
Y contarlo en televisión.
Creer en los controles capilares,
en la paz, en las salas de espera.
En un dios escondido y lejano.
Esperar el estruendo.
Un mes después de aquel 11 de septiembre
yo decía que sí.
Casarse en febrero. Un mes ideal ,
frío y corto. Pasaría
desapercibido en Venecia sin carnaval.
Sí. Tener una familia acogedora.
Niños, hipoteca, cuenta única.
El seguro de vida. Una ligera
prisa cada mañana, la voz ronca.
Y luego los sermones de los pedagogos
y de los pediatras, la receta de los dentistas.
Y un día tendré una urna más ligera.
Ahora es fácil acabar en cenizas y escombros.
Tiemblo a la idea de bajar escaleras
y escaleras antes de disolverme ese día
como aquel 11 septiembre
en el trabajo o en las vacaciones.
Quedar en la grieta de un edificio
de vidrio y cartón piedra que se desmorona,
quemado, pulverizado.
Como un hueco de aire, ávida herrumbre.
Frente a una mínima ciudad.
que busca otro muro más alto
protegido, y espolea, y vuela
donde los aviones no pueden caer.
No deben. Pero no es fácil.