Presentamos un texto del narrador y ensayista Vicente Alfonso en torno a lo más destacado de la narrativa mexicano de 2013. Comenta aquí libros de Enrique Serna, Juan Villoro, Yussel Dardón, José Mariano Leyva, Ave Barrera, Verónica Murguía, Antonio ortuño, Luis Felipe Pérez, etc. El texto fue originalmente publicado en La Estantería.
Mis libros de 2013
Mis diez libros del año que recién termina son trece. Podría (y acaso debería) enlistar más, pero en el recuento, estos son trece títulos escritos por mexicanos, publicados en 2013, que por diversas razones llamaron mi atención como lector. Predomina la narrativa, pero hay también una tríada de ensayos. Otros dos son reediciones, es decir, entran un poco bajo la lógica del cachirul, pero como cada lector es árbitro de su propio gusto, los incluyo en la alineación. Más aún, me hubiese gustado incluir títulos como Las minas y los mineros, de Pedro Castera, publicado originalmente en 1882 y hoy disponible de nuevo en las mesas de novedades gracias a la Dirección General de Publicaciones del CONACULTA.
1. Desterrados, de Eduardo Antonio Parra. En este libro, Publicado por Editorial Era, Parra impone a sus personajes el peor de sus destierros: saberse apartados de la propia identidad. Así lo constatamos en cuentos como “La costurera”, “Un diente sobre el pavimento”, y “Nadie”. Pero no es el destierro la única prueba que enfrentan.
2. La ternura caníbal, de Enrique Serna. Con esta colección de diez cuentos que exploran diversas variaciones del amor de pareja, Serna confirma por qué es uno de los mejores narradores mexicanos. Especial mención merece el cuento “La Vanagloria”, que retrata la vida intelectual de Torreón o mejor dicho, el cotilleo literario que la suplanta, incluidos sus representantes más destacados: Jaime Lastra, Enrique Dueñas y Mayra Velarde. En México ha sido publicado por Páginas de Espuma y distribuido por Colofón.
3. La fila india, de Antonio Ortuño. Con capítulos cortos, esta novela publicada en la colección Hotel de Las Letras, de Editorial Océano tiene la tensión de las mejores novelas policiales, con una polifonía muy bien construida en la que no faltan ni los boletines de prensa.
4. Loba, de Verónica Murguía. Ganadora del Premio Internacional Gran Angular, esta novela de 507 páginas invita a replantearnos el concepto de literatura fantástica. Fruto de exhaustivas sesiones de investigación y no menos horas de fabulación, es una novela que, en palabras de su autora, “trata de la guerra porque los humanos estamos siempre en guerra”. Una novela fantástica en donde hay más verdades que mentiras.
5. Intermitencias americanistas, de Ignacio M. Sánchez Prado. Aunque la página legal afirma que este libro se publicó en diciembre 2012, lo incluyo en mi lista de 2013 porque hasta este año comenzó a circular, y aún ahora se encuentra en las mesas de novedades. La última parte, titulada Tres manifiestos críticos, contiene reflexiones imperdibles sobre el papel de la crítica en México, y desvela con precisión las ligas entre lectura y consumo. Publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México en la serie El Estudio.
6. Motel Bates de Yussel Dardón. Ganador del Premio de Cuento Breve Julio Torri en 2012, publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro, la aparición de este libro es muy oportuna en un momento en que la crítica señala que entre los narradores contemporáneos existe una predilección de la “fiebre por contar” sobre el uso de estructuras complejas, pues se advierte una tendencia a equilibrar contenido y continente.
7. Puertas demasiado pequeñas, de Ave Barrera. Recién salida del horno durante la FIL de Guadalajara, esta novela publicada por la Universidad Veracruzana obtuvo el Premio Sergio Galindo. Al borde del suicidio el protagonista-narrador, José Federico Burgos, nos relata una historia fluida e interesante que aborda un par de temas que me apasionan: la impostura y la falsificación.
8. Los culpables, de Juan Villoro. En marzo comenzó a circular esta nueva edición con dibujos de Alejandro Magallanes. Siete relatos que son una muestra de cómo se conforma el estilo Villoro, en donde la visión del testigo que reconstruye los hechos es tanto o más importante que las acciones consignadas.
9. Eufemismos para la despedida, de Luis Felipe Pérez. Ganador del Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández 2012, este joven ensayista se reveló como un ducho narrador con esta colección de cuentos publicada en Ediciones La Rana, del Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato. Quince relatos que combinan la aguda visión del ensayista con la permanente fuga que es la acción.
10. Escritos para desocupados, de Vivian Abenshushan. Interesantísima colección de ensayos breves, entradas de diario, notas y otros textos que reflexionan sobre la forma en que el mercado y el mundo laboral determinan nuestra forma de asumir conceptos como ocupación, productividad y ocio. Nacidos en formato de blog, estos escritos circulan ahora bajo el sello de la editorial Sur+.
11. Vidrios Rotos, de Orlando Ortiz. Con Yerbabuena, de Felipe Montes, esta novela corta es el primer título de 27 Editores, esfuerzo editorial emprendido en Monterrey, lidereado por Antonio Ramos Revillas y Orfa Alarcón. Además de que su faulkneriana estructura es una hábil variación del sistema de vasos comunicantes, la novela nos remite a un convulso México que no termina de desaparecer.
12. Perversos y pesimistas, de José Mariano Leyva. Desde otros títulos, como El complejo Fitzgerald eImbéciles anónimos, este autor había revelado su fascinación por la malditez y por el lado amargo. En estas crónicas-ensayos, publicadas por Tusquets, Leyva nos demuestra que la decadencia no es una invención de nuestro tiempo, pues en México hace ya un siglo un grupo de intelectuales como José Juan Tablada, Efrén Rebolledo y Rubén M. Campos se inclinaban por los caminos del exceso como forma de oponerse al positivismo.
13. El Misterio del Chez Rostand, de Ana Colchero. Ficción armada bajo los cánones del policiaco tradicional, circula sobre todo en versión electrónica y por cortesía de su autora puede descargarse gratuitamente en las redes sociales. En sesenta páginas asistimos a una historia que avanza con agilidad contada por Jérôme de Valentin, brazo derecho del chef Rostand, un hombre “orgulloso de poseer muchos recursos” para salir de apuros. La pérdida del olfato de un prestigiado chef desencadena una serie de hechos que demandan la intervención de la policía.
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