Presentamos, en el marco de la serie Poesía italiana, preparada por Mario Meléndez y traducida por Emilio Coco, algunos textos del poeta, narrador y traductor italiano Milo de Angelis (Milán, 1951). 2010). En 2001 salió en la editorial Donzelli de Roma una antología de sus poemas, titulada Dove eravamo già stati.
Contare i secondi, i vagoni dell’Eurostar, vederti
scendere dal numero nove, il carrello, il sorriso,
il batticuore, la notizia, la grande notizia.
Questo è avvenuto, nel 1990. È avvenuto, certamente
è avvenuto. E prima ancora, il tuffo nel Ticino,
mentre il pallone scompariva. È avvenuto.
Abbiamo visto l’aperto e il nascosto di un attimo.
Le fate tornavano negli alloggi popolari, l’uragano
riempiva un cielo allucinato. Ogni cosa era lì,
deserta e piena, per noi che attendiamo.
Contar los segundos, los vagones del Eurostar, verte
bajar del número nueve, el carro, la sonrisa,
la ansiedad, la noticia, la gran noticia.
Esto ocurrió, en 1990. Ocurrió, sin duda
ocurrió. Y antes aún, la zambullida en el Ticino,
mientras la pelota desaparecía. Ocurrió.
Vimos lo abierto y lo escondido de un instante.
Las hadas regresaban a las viviendas, el huracán
llenaba un cielo alucinado. Cada cosa estaba allí,
desierta y llena, para nosotros que aguardamos.
*
Milano era asfalto, asfalto liquefatto. Nel deserto
di un giardino avvenne la carezza, la penombra
addolcita che invase le foglie, ora senza giudizio,
spazio assoluto di una lacrima. Un istante
in equilibrio tra due nomi avanzò verso di noi,
si fece luminoso, si posò respirando sul petto,
sulla grande presenza sconosciuta. Morire fu quello
sbriciolarsi delle linee, noi lì e il gesto ovunque,
noi dispersi nelle supreme tensioni dell’estate,
noi tra le ossa e l’essenza della terra.
Milán era asfalto, asfalto derretido. En el desierto
de un jardín ocurrió la caricia, la penumbra
endulzada que invadió las hojas, ahora sin juicio,
espacio absoluto de una lágrima. Un instante
en equilibrio entre dos nombres avanzó hacia nosotros,
se hizo luminoso, se posó respirando en el pecho,
en la gran presencia desconocida. Morir fue aquel
desmenuzarse de las líneas, nosotros allí y el gesto en todas partes,
nosotros dispersos en las supremas tensiones del verano,
nosotros entre los huesos y la esencia de la tierra.
*
Tutto era già in cammino. Da allora a qui. Tutto
il tempo, luminoso, sfiorava le labbra. Tutti
i respiri si riunivano nella collana. Le ombre
di Lambrate chiusero la porta. Tutta la stanza,
assorta, diventò il primo battito. Il nero
dei tuoi capelli contro il giallo dell’ultimo raggio.
Da allora a qui. Era il primo giorno dell’estate.
Il silenzio ci riempiva la fronte. Tutto era
già in cammino, da allora, tutto era qui, unico
e perduto, nostro e remoto. Tutto chiedeva
di essere atteso, di tornare nel suo vero nome.
Todo estaba ya en marcha. Desde entonces hasta aquí. Todo
el tiempo, luminoso, rozaba los labios. Todas
las respiraciones se reunían en el collar. Las sombras
de Lambrate cerraron la puerta. Toda la habitación,
absorta, se hizo el primer latido. El negro
de tus cabellos contra el amarillo del último rayo.
Desde entonces hasta aquí. Era el primer día del verano.
El silencio nos llenaba la frente. Todo estaba
ya en marcha, desde entonces, todo estaba aquí, único
y perdido, nuestro y remoto. Todo pedía
que se le esperase, que volviese a su nombre verdadero.
*
Non c’era più tempo. La camera era entrata in una fiala.
Non era più dato spartire l’essenza. Non avevi
più la collana. Non avevi più tempo. Il tempo era una luce
marina tra le persiane, una festa di sorelle,
la ferita, l’acqua alla gola, Villa Litta. Non c’era
più giorno. L’ombra della terra riempiva gli occhi
con la paura dei colori scomparsi. Ogni molecola
era in attesa. Abbiamo guardato il rammendo
delle mani. Non c’era più luce. Ancora una volta
ci stanno chiamando, giudicati da una stella fissa.
Ya no quedaba tiempo. La habitación había entrado en una ampolla.
Ya no era posible repartir la ausencia. Ya no tenías
el collar. Ya no te quedaba tiempo. El tiempo era una luz
marina entre las persianas, una fiesta de hermanas,
la herida, el agua al cuello, Villa Litta. Ya no había
día. La sombra de la tierra llenaba los ojos
con el miedo de los colores desaparecidos. Cada molécula
estaba a la espera. Hemos mirado el zurcido
de las manos. Ya no había luz. Una vez más
nos están llamando, juzgados por una estrella fija.
*
Nell’estate del tempo umano, nell’ultima estate,
c’erano tutte le strade. La Prenestina
con le sue tangenziali raggiungeva il mare
di Taranto vecchia e i giardini di Porta Venezia,
geografia di unioni insperate, tempo che non si perde,
tutte le strade, tutti gli amori immersi in uno solo
e rinati, tutti i passi davanti al portone, gli sguardi
sul citofono, tutte le voci, gli accenti, le sillabe,
tu che uscivi sorridente con il tuo colbacco
e camminavi decisa verso un autobus.
En el verano del tiempo humano, en el último verano,
existían todas las carreteras. La Prenestina
con sus cinturones de ronda alcanzaba el mar
de Tarento viejo y los jardines de Puerta Venecia,
geografía de uniones inesperadas, tiempo que no se pierde,
todas las carreteras, todos los amores sumergidos en uno sólo
y renacidos, todos los pasos delante del portal, las miradas
en el portero automático, todas las voces, los acentos, las sílabas,
tú que salías sonriente con tu gorra de pelo
y caminabas decidida hacia un autobús.
*
In te si radunano tutte le morti, tutti
i vetri spezzati, le pagine secche, gli squilibri
del pensiero, si radunano in te, colpevole
di tutte le morti, incompiuta e colpevole,
nella veglia di tutte le madri, nella tua
immobile. Si radunano lì, nelle tue
deboli mani. Sono morte le mele di questo mercato,
queste poesie tornano nella loro grammatica,
nella stanza d’albergo, nella baracca
di ciò che non si unisce, anime senza sosta,
labbra invecchiate, scorza strappata al tronco.
Sono morte. Si radunano lì. Hanno sbagliato,
hanno sbagliato l’operazione.
En ti se reúnen todas las muertes, todos
los cristales rotos, las páginas secas, los desequilibrios
del pensamiento, se reúnen en ti, culpable
de todas las muertes, inacabada y culpable,
en la vela de todas las madres, en la tuya
inmóvil. Se reúnen allí, en tus
débiles manos. Están muertas las manzanas de este mercado,
estos poemas vuelven a su gramática,
a la habitación de hotel, a la barraca
de lo que no se une, almas sin descanso,
labios envejecidos, corteza arrancada del tronco.
Están muertas. Se reúnen allí. Se han equivocado,
se han equivocado en la operación.
*
Il luogo era immobile, la parola scura. Era quello
il luogo stabilito. Addio memoria di notti
lucenti, addio grande sorriso. Il luogo era lì.
Respirare fu un buio di persiane, uno stare primitivo.
Silenzio e deserto si scambiavano volto e noi
parlavamo a una lampada. Il luogo era quello. I tram
passavano radi. Venere ritornava nella sua baracca.
Dalla gola guerriera si staccavano episodi. Non abbiamo
detto più niente. Il luogo era quello. Era lì
che stavi morendo.
El lugar estaba inmóvil, la palabra oscura. Era aquél
el lugar establecido. Adiós memoria de noches
relucientes, adiós sonrisa grande. El lugar era allí.
Respirar fue una oscuridad de persianas, un estar primitivo.
Silencio y desierto se intercambiaban la cara y nosotros
hablábamos a una lámpara. El lugar era aquél. Circulaban
pocos tranvías. Venus regresaba a su barraca.
Desde la garganta guerrera se desprendían episodios. No
dijimos nada más. El lugar era aquél. Era allí
donde estabas muriendo.
*
Un istante della terra,
uno stare con le cose,
bene mattutino che si offre
e si ricorda, dimora
trovata nel tumulto: un tempo
che capivi a mano a mano, lente
costruzioni a mano a mano, calendario
terrestre. Non so poi
cosa è accaduto, cosa
è accaduto, amore mio, come
mai, come mai.
Un instante de la tierra,
un estar con las cosas,
bien matinal que se ofrece
y se recuerda, morada
encontrada en el alboroto: un tiempo
que entendías poco a poco, lentas
construcciones poco a poco, calendario
terrestre. No sé
qué ocurrió luego, qué
ocurrió, amor mío, cómo fue posible,
cómo fue posible.
*
Eri l’ultima
donna della vita, eri il temporale
e la quiete, il luogo
dove la luce è insanguinata
e il sangue fiorisce: pochi minuti,
pochi metri, sempre lì,
nel cemento che parla, nella città
degli amanti, nel silenzio
dei lavandini, il bacio
avvenne
e noi non abbiamo
voluto più uscire.
Si muore così all’ingresso
di una scuola, un cerchio perfetto.
Eras la última
mujer de la vida, eras la tormenta
y la quietud, el lugar
donde la luz está ensangrentada
y la sangre florece: pocos minutos,
pocos metros, siempre allí,
en el cemento que habla, en la ciudad
de los amantes, en el silencio
de los lavabos, el beso
ocurrió
y nosotros ya no hemos
querido salir.
Se muere así, en la entrada
de una escuela, en un círculo perfecto.
*
Lungo una strada di Roserio
e di ombra, cammino, resto accanto
a te, ai tuoi sandali
che l’asfalto bruciava, l’asfalto
di ogni estate, l’asfalto
che penetra nel seno, finché appare
la ferita, finché la vista
è silenziosa come la sua fine.
Por una calle de Roserio
y de sombra, camino, me quedo cerca
de ti, de tus sandalias
que el asfalto quemaba, el asfalto
de todo verano, el asfalto
que penetra en el pecho, hasta que aparece
la herida, hasta que la vista
es silenciosa como su fin.
*
Noi che abbiamo conosciuto
il cuore di ogni giorno e il cuore senza età,
l’idea che illumina la carne,
la sapienza delle misure
e il lampo, noi ci lasciamo
qui, in due metri di cemento, con un atto
di presenza, un battito
estivo, uno scambio di persona.
Nosotros que hemos conocido
el corazón de cada día y el corazón sin edad,
la idea que ilumina la carne,
la sabiduría de las medidas
y el relámpago, nosotros nos dejamos
aquí, en dos metros de cemento, con un acto
de presencia, un latido
estival, un intercambio de persona.
(De: Tema del adiós)
Datos vitales
Milo De Angelis nació en 1951 en Milán, donde enseña en una cárcel. Ha publicado diversos libros de poesía: Somiglianze (Guanda, 1976), Millimetri (Einaudi, 1983), Terra del viso (Mondadori, 1985), Distante un padre (Mondadori, 1989), Biografia sommaria (Mondadori, 1999), Tema dell’addio (Mondadori, 2005) y Quell’andarsene nel buio dei cortili (Mondadori, 2010). En 2001 salió en la editorial Donzelli de Roma una antología de sus poemas, titulada Dove eravamo già stati. Ha escrito un cuento (La corsa dei mantelli, Guanda 1979) y un volumen de ensayos (Poesia e destino, Cappelli, 1982). Ha traducido del francés a Baudelaire, Blanchot, Drieu La Rochelle. Y de las lenguas clásicas a Virgilio, Lucrecio, Antología Palatina. En 2008 aparece Colloqui sulla poesia, donde se incluyen sus principales entrevistas, al cuidado de Isabella Vincentini.