El traductor mexicano César Bringas entrevista, en exclusiva para Círculo de poesía, a la poeta, traductora y periodista española Luna Miguel (Madrid, 1990). Ha publicado los libros Estar enfermo (2010), Poetry is not dead (2010), Pensamientos estériles (2011) y La tumba del marinero (2013). Ha traducido, entre otros, a Marcel Schwob, Ted Hughes, Anna Ajmátova, Mary Jo Bang y Arthur Rimbaud.
Entrevista a Luna Miguel
Muy joven, ¿no crees? Es lo primero que responden cada que pregunto por Luna Miguel (Madrid, 1990), poeta española de la reciente generación que ha comenzado a pisar fuerte. Fue así, con esa pregunta disfrazada de respuesta que aprendí que se puede hablar de los jóvenes que escriben poesía desde los jóvenes que lo intentamos.
Luna es una chica que reparte su tiempo entre el trabajo de edición y el periodismo, entre la poesía y la vida conyugal, entre la poesía y las etapas que marcan la vida de toda persona. Es autora de los poemarios: Estar enfermo (2010), Poetry is not dead (2010), Pensamientos estériles (2011) y La tumba del marinero (2013). Varias recopilaciones de sus obras se han traducido y publicado en diferentes países: Bluebird and Other Tattoos(2012), en EEUU; Musa ammalata (2012) en Italia y Más allá de la quietud (2013) en Argentina.
Además ha publicado la nouvelle Exhumación, escrita a cuatro manos con Antonio J. Rodríguez; ha coordinado las antologías Tenían veinte años y estaban locos, Sangrantes y Vomit; y ha traducido o prologado la obra de Marcel Schwob, Ted Hughes, Anna Ajmátova, Mary Jo Bang y Arthur Rimbaud.
A continuación una breve entrevista con ella:
Me gustaría comenzar hablando de tu familia. ¿Cómo fue tu infancia? ¿De dónde son tus padres? ¿Cómo se conocieron?
Mis padres se conocieron en el instituto. Él tendría 18 y ella 15. Me tuvieron cuando ella tenía 17, desde entonces, además de padres e hija, somos amigos. Todos mis recuerdos de infancia son felices y divertidos: crecimos juntos.
¿Qué tan consciente eras del trabajo editorial de tus padres? ¿Crees que eso influyó en tu poesía?
Mis padres no tuvieron la editorial hasta 2004, entonces yo tendría unos 13, y sí era plenamente consciente de su trabajo. Aunque es cierto que en esa época yo leía más narrativa que poesía, especialmente americanos como Bukowski, Carver, Salinger o la Generación Beat. La poesía empezó a interesarme en esa época más o menos, cuando ellos publicaron a Elena Medel, una autora jovencísima, de 1985, que me impresionó, me enamoró, y que inspiró.
¿Cuándo dejaste la casa paterna?
Me fui primero un año a Niza, entre 2006 y 2007. Luego entre 2008 y 2010 viví con mi abuela en Madrid. A finales de 2010 sí que terminé de marcharme, y desde ese año vivo con mi novio. Así que me fui a los 19, aunque con varios ensayos antes.
¿Cuál fue tu primera impresión de Niza? ¿Volverías a vivir ahí?
Me impresionó la sensación de libertad al llegar allí. Me enamoré como cualquier quinceañera. Leí, bebí, fumé y escribí poemas que luego aparecerían en mi primer libro. Me marché en 2007 y no volví hasta hace unas semanas, porque quería que mi novio lo conociera. Pero jamás viviría allí. Creo.
¿Tiene más fuerza lo que se va o lo que se queda?
Todo. Depende de qué estemos hablando, claro.
¿A qué poetas leías más antes y cuáles lees ahora?
Allí leía mucho poeta francés del s.XIX y s.XX. Ahora leo a muchos poetas norteamericanos, y también a ingleses.
Muchos poemas tuyos hablan de la parte descarnada de la vida, algunos rozan lo escatológico, ¿Crees que el momento de ruptura de la “belleza clásica” de un poema es lo que imprime la fuerza en tu poesía?
No entiendo la belleza sin la fealdad, de ahí que necesite una para hablar de la otra. Creo que encontrar las cosas bonitas en lo feo nos ayuda a limpiar el mundo. Como encontrar lo bello en la enfermedad, que nos ayuda a salvarnos.
¿Cómo fue tu acercamiento al mundo editorial? ¿Qué te decían de tus primeros poemas?
Fue precisamente Elena Medel, poeta y editora, quien me ofreció sacar mi primer libro con La Bella Varsovia. Me decían que tenían fuerza, que se “veían cosas”. Creo que es cierto: los temas y la estética siempre están en una misma estela. A muchos kilómetros, pero en esa misma estela.
Museo de canceres es un poema que me dejó muy impresionado la primera vez que lo leí y volvió a sorprenderme cuando en un vídeo te vi recitarlo ¿es acaso una manera de unir todas tus vertientes poéticas, desde la familiar hasta la literaria?
Mil gracias. J Es una manera de unir a mi familia, claro. Mi familia de sangre y mi familia de papel. Yo los amo a todos. Vivos o muertos todos están dentro de mí. Mucha gente me ha dicho que ese poema les ha llevado a pensar en su propia familia y en sus propios cánones. Me alegra que el árbol genealógico pueda abrirse así.
Muchos críticos opinan que tu obra está influenciada tanto por los americanos como por los europeos ¿estás de acuerdo con eso?
Sí, a veces no sabría definir quiénes son mis influencias. Pienso en los ya citados, y también en Joyce Mansour, Eduardo Cirlot, Roberto Bolaño, Max Blecher, Gary Snyder, Ted Hughes, Leopoldo María Panero… Y también en gente de mi edad y de mi tiempo, como David Meza, Tao Lin, Dorothea Lasky o Natalia Litvinova.
En ésta época de tanta exposición ¿Crees que las redes sociales te dieron el impulso para dar a conocer tu trabajo, desde tan joven?
Sin duda. Pero “dar a conocer mi trabajo” no ha sido tan importante para mí como para conocer el trabajo de los demás. Hacer amigos. Conexiones. Poder leer a poetas de aquí y de allá, y de todas las épocas posibles. Y no sólo con la literatura, también la fotografía, el cine, las series, los gifs…
¿Cuál crees que ha sido la evolución de tu poesía desde tu primer fotolog hace ya varios años?
Quizá el tratamiento de los temas. Es inevitable, por otro lado. Han pasado 10 años desde que comenzara a escribir. 10 años que son intensos en la vida de todos los jóvenes: adolescencia, independencia, primeras decepciones, amor, enfermedad. 10 años que he tratado de plasmar etapa por etapa. Creo que mi último libro publicado cerró esa época. Ahora escribo Los estómagos, y lo intuyo de otra manera.
¿Qué tanta importancia le das al ritmo en un poema? ¿Consideras que en la poesía aún juega un papel importante la oralidad y el ritmo?
Creo que es completamente esencial. Yo sólo puedo escribir cuando estoy sola, porque cuando escribo tengo que recitar en voz alta lo que voy poniendo sobre el papel o el teclado. Si no suena bien en voz alta, no suena bien por escrito.
¿Qué tan importante es para ti la traducción, ha influido en tu manera de escribir?
Más que la traducción, el esfuerzo de leer en otro idioma me ha influido en el sentido de que me fijo mucho en los dobles sentidos de las palabras, así como en el ritmo de estas. Por ejemplo, ahora leo muchos poetas jóvenes norteamericanos, y me gusta, pues aunque parece una poesía muy narrativa y muy simple, hay muchos dobles sentidos, y se aprende mucho.
¿Qué papel juega la revisión en tu método de escritura? ¿Escribes una sola vez tus poemas o trabajas borrador tras borrador?
Escribo del tirón al principio, y luego puedo estar meses retocando y reescribiendo. No creo en las versiones definitivas. A veces cuando recito mis poemas en voz alta, frente al público, los cambio en el momento.
Una característica distintiva de tu poesía es la manera en que se combinan imágenes impredecibles y salvajes, con un estilo narrativo y preciso, a veces elíptico o breve. ¿Cómo desarrollas esa tensión?
Creo que la vida es así. A veces tiene momentos más intensos que otros. Si la poesía es una cápsula de vida, ha de representar esas diferentes tensiones. Es la primera vez que pienso en esto. Disculpa si no he sido muy precisa.
Cuáles crees que sean algunas de tus influencias extraliterarias
Antes he hablado de películas, de series, de Internet… me emociona beber vino con mi novio, me emociona el mundo animal, adoro acariciar a mis gatos, mirar dormir a mi madre, pasear por sitios raros, mirar el Tumblr de Aleksandra Waliszewska, leer revistas de moda, escuchar a John Talabot…
Leyéndote a veces parece que construyes un personaje, que pones partes de tu vida no sólo en la poesía, sino también en el blog, Facebook, columnas, etc ¿qué lugar queda para la intimidad?
La intimidad es todo aquello que hila la historia. En Internet se puede ver algún fragmento. Pero nunca todo. Nunca la realidad que yo vivo y que es sólo mía y de quienes me acompañan.
Alguna vez le preguntaron a Ginsberg por qué escribía de la manera en que lo hacía, a lo que él respondió “porque puedo” ¿Hay mucho más que decir sobre la manera en que los poetas escriben?
Porque podemos, porque queremos, y por que lo necesitamos.
Muchas gracias por contestar.
Mil gracias a ti .