Poesía mexicana: Dante Tercero/Patricia Binôme

 Presentamos un poema de Patricia Binôme (Tijuana B.C., 1985). Es autora de Perro Sombra (edición de autor, 2011), ♥ Corazón (Kodama, 2012) y Mi tercer ojo (Editorial 2.0.1.3. y Editorial Ojo de Pez, 2013). Estudió Lengua y Literatura de Hispanoamérica. Actualmente dirige la Editorial Ojo de Pez.

 

 

 

 

MI TERCER OJO

(fragmento)

 

 

Yo te busco.

Te busco desde un camino de hormigas ciegas.

Te busco en el útero embarazado de la luna.

Si no te encuentro mis ojos cantan canciones de sal y azúcar,

mis ojos cantan arañas.

Veo perros mordiendo la noche cuando cierro los ojos,

perros inquietos de luz brincando debajo de mis párpados.

Chiquitos, diminutos perros durmiendo en la pupila de otros perros

todavía más diminutos y un camino que conduce al sueño de un venado

que duerme sobre la punta de mi dedo índice que es de fuego.

Me pregunto si los venados o los perros o los gatos o los niños o los zorros

o las piedras o los lobos o las fogatas o los recuerdos o los plumajes de colores o la muerte.

Me pregunto si esto que siento en el pecho será un toro o un perro,

o si será la noche.

No, la noche es una niña veloz que intermitente siempre regresa.

Mis ojos están cerrados desde el vientre.

La noche también se come mis ojos.

Poco a poco desciendo,

me hundo en un mar de fantasmas porque no te encuentro.

Te escucho pero en tu voz aletea una mosca.

Soy una manzana mordida o caí del árbol como caen los perros.

Perro perro perro perro perro perro perro perro perro perro o papá.

¿Cuál es el reverso exacto de un niño? ¿Y el de un niño leopardo?

¿Cómo se dice padre en el lenguaje de los perros?

¿Cómo se dice muerte en el lenguaje de los niños?

Pregunto pero tú sigues acariciando moscas con la lengua

o son ellas las que lamen tus labios de madera.

Las moscas en tu boca son como flores.

Entonces te olvido un rato y bailo.

Las flores se van secando.

Regresan los perros de luz y bajan escalando mis mejillas.

Mis manos quieren ser olas.

Mis manos se elevan como gaviotas y es entonces que te presiento.

Una canción me habla, me pregunta: ¿a dónde ir? ¿a dónde ir ahora?

Propongo escudriñar siluetas en los vidrios

mi voz se decolora

propongo buscar tu rostro en el rostro de un susurro,

susurro,

desde mi cama le contesto a las melodías y a la noche que quizá no debamos pensar más en ti.

Veo un rostro en una gota de agua y sé que es el tuyo.

Tu altar es el tiempo.

¿Cuántas veces te he nombrado? ¿Y los otros?

Ninguna, porque tu nombre es el aire que en espiral se aleja desde siempre y para siempre.

Tu nombre es el caballo más veloz más invisible.

Tu nombre está hecho con la sangre del sol y si te digo mis palabras son rayos,

deslumbramientos.

Me esperas balanceando los pies arriba de una escalera.

Miro al cielo y mis ojos se llenan de nubes.

Mis manitas de chamán hacen notas instantáneas sobre la tierra

en lo alto de una montaña que no es montaña sino lluvia de cenizas dormidas.

Y yo cuando no duermo es cuando más te veo, o al revés,

porque en los sueños siempre eres un perro negro negrísimo

que pasa corriendo en segundo plano

o la voz de un poeta que me dice al oído que es imposible encontrarte en la Octava Casa,

en La Casa de la Muerte o en un eco en el fondo de un estanque entumecido.

Yo le contesto que sí, que el ombligo sí es un túnel al más allá

y agrego que es por eso que todos tenemos perros en el vientre.

Él me dice que los recuerdos son ríos, que los recuerdos son diablos.

A veces siento que la voz del poeta es tu voz

pero luego me doy cuenta que la suya es apenas papel con letras

y la tuya el grandioso espíritu de lo inexistente.

Hay un ojo.

Una piedra gigante custodia la tumba de mi tercer ojo.

Del ojo en mi frente nace un lagarto.

Santísimo Ojo Muerto, enterrado en El Panteón de las Lágrimas Olvidadas:

¡Dime la verdad!

¿Qué nos enlaza con lo indecible?

Repentinamente me revela un secreto,

uno muy feliz, uno muy triste:

Eres el niño y su calavera, algo que trasciende,

que no pertenece a este mundo,

un niño solitario protegiéndose bajo un muro de roca, el único,

sobreviviente hijo de soles tragados por agujeros negros.

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Patricia Binôme (Tijuana B.C., 1985)  es autora de Perro Sombra (edición de autor, 2011), ♥ Corazón (Kodama, 2012) y Mi tercer ojo (Editorial 2.0.1.3. y Editorial Ojo de Pez, 2013). Estudió Lengua y Literatura de Hispanoamérica. Ha sido poeta participante en el Encuentro Internacional de Poesía Caracol, el Festival de Literatura del Noroeste, entre otros. Algunos de sus textos pueden ser encontrados en Punto de partida (UNAM) no.165, bajo el eje temático: 30 poetas jóvenes de México (1985-1991); en la antología de poesía mexicana Somos Poetas ¿y qué? (Honda Nómada, 2011) y en la revista Tierra Adentro (2013), entre otras. Actualmente dirige la Editorial Ojo de Pez.

 

 

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