Poesía brasileña: Douglas Diegues

Presentamos, en versión del poeta y traductor José P. Serrato, un texto del poeta brasileño Douglas Diegues (Río de Janeiro, 1965) originalmente escrito en español. En el camino de la etnopoesía y de la experimentación, Dieuges ha publicado poemarios como Dá Gusto Andar Desnudo por Estas SelvasLa CamaleoaSonetokuera en aleman, portuniol salvaje y guarani.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Xe Sy

 

 

Los abogados, los médicos, los periodistas, todos quieren coger con mi mamá.

Nadie tiene las tetas tan bellas como las de la Xe Sy. Los gerentes de banco no se resisten. Los músicos, los vigilantes, los carniceros, todos quieren coger con ella.

Nadie tiene los ojos tan bellos como los de mi mamá. Tengo tres años.

Me encanta jugar con la lluvia.

Y no tengo papá.

Los idiotas, los sindicalistas, los farmacéuticos, todos sueñan con meter el palo en la concha de mi mamá. Todos los indígenas de la frontera desean a mi madre como legítima esposa aunque sea por una noche tibia en Ypacaraí[1].

Mi mamá es la mujer más bella de todo el territorio trilingüe. Tengo cuatro años.

Y todos los bigotones de la frontera quieren coger con ella.

Muchos se masturban secretamente pensando en ella. Tengo dos años.

No sé quién es mi padre.

Siento que no soy igual a los otros. Ellos tienen papá. Y todos los policías, los jueces, los alcaldes, los catedráticos de la frontera quieren coger con mi mamá. Los mecánicos, los curas, los carteros también quieren. Muchos jóvenes de la frontera se masturban secretamente en nombre de mi mamá.

Muchos señores casados cogen con sus legítimas esposas pensando en mi mamá.

Y tengo tres años.

Y tengo miedo de la oscuridad.

¿Quién no se masturbó en nombre de alguien cuando era joven?

Los vendedores de fruta y los zapateros también se masturban en nombre de mi madre.

Los vecinos árabes, que tienen tienda en la misma calle en que está la tienda de mi abuelo, miran, golosos, a mi mamá, quieren coger con ella, pero ella no se vende.

Los pilotos de avión y otros tipos famosos en todo el pueblo también quieren coger con mi mamá.

Los lancheros profesionales y los electricistas también quieren coger con ella.

Tengo cinco años.

Y ellos se masturban soñando que están cogiendo con mi mamá.

Comerciantes, yaguareté-abás[2], lobisones[3], rondan el almacén de mi abuelo.

Mi abuelo con su pistola calibre 45 en la cintura, impide que los hombres se aproximen.

Tengo dos años.

Los vendedores de falsa miel, los especialistas y los taxistas también quieren coger con mi mamá.

Prácticamente todos los hombres de la frontera quieren coger con mi mamá a como dé lugar.

Pero mi mamá no es boba.

No se entrega fácil.

La sonrisa de mi mamá deja a los hombres felices y llenos de esperanza.

Tengo tres años.

La belleza hispano-guaraní de mi mamá perturba el sexo de esos hombres.

Y yo no tengo papá.

Los contrabandistas, los lúbricos jardineros y los contadores quieren coger con mi mamá. Apuestan entre sí para ver quien cogerá primero con ella.

La sonrisa de mi mamá hechiza a los hombres solteros y casados. Ellos no se resisten. Todos quieren coger con ella, quieren comprar su sonrisa, quieren gozar su boca. Mi mamá es amable.

Trabaja en la lonchería de mi abuelo. Fue educada en el Inter de Asunción. Recibe a todos con la misma sonrisa de siempre. Pero los salvajes-doctores, los diplomáticos, los condes, los representantes comerciales confunden todo y quieren porque quieren coger con mi mamá.

La belleza de mi mamá deja a los hombres desorientados. Todos quieren coger con ella. Nadie tiene la piel más suave que la de mi mamá. Todos quieren descargar su esperma pegajoso en la concha de mi mamá.

Pero mi mamá no se entrega. Tengo dos años.

Los más desesperados se masturban en los cines, en los baños públicos, en la madrugada trilingüe, en nombre de mi mamá.

Quieren coger con ella para quedar más ligeros, se quieren librar del peso de sus espermas. Pero mi mamá no es boba, no abre las piernas así nomás, no se entrega fácil. Tengo 7 años, pero no tengo papá. Sólo abuelo. Y soy diferente de todos los otros. Pero eso no me incomoda. Aprendí a leer. Puedo leer los nombres de las carnicerías para mi mamá mientras todos los hombres de la frontera quieren coger con ella.

[1] Lago paraguayo y provincia lindante con el mismo. El Ypacaraí es el lago más contaminado de Paraguay.

[2] Yaguareté-abá: indio guaraní que tiene la facultad de convertirse en un felino (yaguareté), conocido también como hombre pantera, hombre tigre u hombre leopardo.

[3] Hombre lobo.

 

 

 

También puedes leer