Fernando Valverde gana el Premio Latino de Literatura 2014

El poeta español Fernando Valverde acaba de obtener el Premio Latino de Literatura 2014 por su libro de poemas La insistencia del daño,publicado por la editorial Visor en el año 2014. Este premio es otorgado anualmente por el Instituto de Escritores Latinoamericanos de Nueva York al mejor libro de autor iberoamericano publicado durante el año en curso, sea en lengua española o inglesa. Actualmente, Fernando Valverde enseña literatura en la University of North Georgia.

 

 

 

 

 

En años anteriores han resultado ganadores escritores tan prestigiosos como Oscar Hijuelos (Primer latino en obtener el Pulitzer), Oscar Hahn, Miguel Angel Zapata, Ilán Stavans, Laura Riesco, Víctor Manuel Mendiola, Marjorie Agosín,  Eduardo González Viaña, Alma Luz Villanueva y Eduardo Espina, entre otros.

Según el fallo del jurado, el premio le fue otorgado a Valverde,  porque”En un mundo insensible ante el dolor individual y social, La insistencia del daño representa una verdadera toma de conciencia y una denuncia.  Aunque sencilla y transparente en la forma, la poesía  de Fernando Valverde cala hondo en la complejidad de la existencia, el devenir del tiempo y el deterioro de los seres y las cosas, a la vez que acoge de manera eficaz el legado poético español y el latinoamericano”.

Asimismo, el jurado se hizo eco de las palabras de Piedad Bonnet, quien ha señalado que “En estos poemas Fernando Valverde vuelve a recordarnos, con sus poderosas imágenes y con la fuerza emotiva que siempre anida en la verdadera poesía, que el tiempo es la materia de la que estamos hechos”.

El jurado del Premio Latino de Literatura 2014 estuvo conformado por los poetas Oscar Hahn, Miguel Ángel Zapata e Isaac Goldemberg, director del Instituto de Escritores Latinoamericanos.

Fernando Valverde nació en Granada en 1980. Es una de las voces más premiadas y reconocidas de la nueva poesía en español. Publicó con veinte años Viento favorable en la colección Juan Ramón Jiménez.Madrugadas y Razones para huir de una ciudad con frío (Visor, 2004) fueron sus siguientes libros. Con Los ojos del pelícano (2010) obtuvo el prestigioso premio Emilio Alarcos del Principado de Asturias y se convirtió en el primer autor menor de treinta años con dos publicaciones en la prestigiosa editorial Visor. Los ojos del pelícano ha sido publicado en Argentina (El Suri Porfiado), Colombia (Ícono), México (Conaculta) y Estados Unidos (University Press North Georgia). Además, ha sido incluido en la antología Poesía ante la incertidumbre. Nuevos poetas en español (Visor, 2011). Su último libro, La insistencia del daño (Visor, 2014), ha permanecido durante semanas como el más vendido de poesía en España.

Traducido a numerosos idiomas, entre otros galardones que ha recibido destacan el premio Federico García Lorca para estudiantes universitarios o sendos reconocimientos en el Fray Luis de León y el Juan Ramón Jiménez. En 2012 obtuvo el Premio del Tren ‘Antonio Machado’ por un poema titulado Celia, escrito a una recién nacida y con centenares de impresiones y reproducciones en todo el mundo. Sus poemas han sido publicados en países como México, Italia, Colombia, Argentina, El Salvador, Nicaragua, Perú, Costa Rica o Chile.

Doctor en Filología Hispánica y licenciado en Filología Románica y en Antropología Social y Cultural, ha sido durante una década periodista del diario EL PAÍS. Co-dirige desde su fundación el Festival Internacional de Poesía de Granada. Recientemete ha sido nominado a los premio Grammy por un trabajo discográfico junto al cantaor Juan Pinilla.

El Instituto de Escritores Latinoamericanos es una entidad sin fines de lucro perteneciente a la División de Asuntos Académicos de Eugenio María de Hostos Community College de The City University of New York. Uno de sus principales objetivos es difundir la literatura iberoamericana en los Estados Unidos.

 

 

 

EL DAÑO

 

 Lo supimos después,

sin tiempo para nada.

 

Porque tal vez la vida nos dio todo al principio

y seguimos buscando

un camino que lleve a ese lugar,

un puñado de polvo

que guarde el equilibrio suficiente

para no convertirse

en aire o en montaña.

 

Porque tal vez la vida no nos perteneció

y se fue consumiendo

como todas las cosas que hemos creído nuestras

y son parte del daño

que dibuja las líneas de la historia

derribando ciudades con sus muros.

 

Y de haberlo sabido

habríamos juntado nuestras manos

o mirado a otra parte.

 

Y de haberlo sabido,

habríamos mordido nuestros labios

sangrando en el amor

para dejar visibles las heridas,

o habríamos rezado,

o renunciado a todo para quedarnos quietos

y no cruzar los días que agonizan. 

 

Es todo tan inmenso que no cabe en el llanto

y el dolor nos observa desde fuera.

 

Lo supimos después,

no hay nostalgia más grande que aquella del futuro.

 

 

 

 

 

 

 

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