Poesía norteamericana actual: Elaine Equi

Presentamos, en versión de Francisco Larios, algunos textos de la poeta norteamericana Elaine Equi (Oak Park, Illinois, 1953). En 1978 publicó su primer libro Federal Woman. Ha escrito diez libros de poesía, el más reciente Click and Clone en 2011.

 

 

 

 

 

 

Pastel de atardeceres

 

El cielo está derritiéndose. Yo también.

¿Quién no lo ha visto en esta condición?

 

Rosa entre la empalizada

de edificios.

Un callado almíbar

garuó sobre las nubes.

 

De tan celestial, casi catastrófico.
Al menos un millón de poetas

han estado en este preciso lugar,

con sus víveres a cuestas, preguntándose:

 

“¿Podré presenciar el Arrebatamiento

sin llegar a cenar tarde a casa?”

 

 

Muffin of Sunsets

 

The sky is melting. Me too.

Who hasn’t seen it this way?
Pink between the castlework

of buildings.
Pensive syrup

drizzled over clouds.
It is almost catastrophic how heavenly.
A million poets, at least,

have stood in this very spot,

groceries in hand, wondering:
“Can I witness the Rapture

and still make it home in time for dinner?”

 

 

 

 

 

 

Órbita torcida

 

Doy vueltas por el espacio negro de

una dona que cruje.

Una vez vi en el escenario,

como al fondo de una mina,

el juego de piernas

de un ballet mecánico.

Fue como atisbar el interior de la mente

de un reloj cucú, y se llevó

una parte de mí para siempre.

Nadie sabe, la primera vez que ve algo,

cuánto tiempo durará su imagen.

Proust podía contemplar el síntoma en una cara

durante años, mientras que Frank O’Hara, como cualquier empleado,

miraba constantemente su reloj.

Mi forma favorita del recuerdo es el olvido.

Haz sonar de nuevo el disco del mar, por favor.

Llama una sombra bajo el péndulo de un ala de gaviota.

En una ciudad de ocho millones de relojes, nadie tiene

idea de cuánto en realidad dura un minuto.


 

 

 

 

 

Bent Orbit

 

I wind my way across a black donut hole

and space that clunks.

Once I saw on a stage,

as if at the bottom of a mineshaft,

the precise footwork

of some mechanical ballet.

It was like looking into the brain

of a cuckoo clock and it carried

some part of me away forever.

No one knows when they first see a thing,

how long its after image will last.

Proust could stare at the symptom of a face

for years, while Frank O’Hara, like anyone with a job,

was always looking at his watch.

My favorite way of remembering is to forget.

Please start the record of the sea over again.

Call up a shadow below the pendulum of a gull’s wing.

In a city of eight million sundials, nobody has any idea

how long a minute really is.

 

 


 

 

 

 

Un comienzo

 

La

hora

de plata

 

gotea

 

una araña

sobre el espejo.

 

 

*

 

Plata

la hora

 

como gotas

del espejo

de una araña

 

 

 

*

 

 

Las gotas de plata,

la hora de la araña,

el espejo. . .


 

 

 

 

A Start

 

The

silver

hour

 

drops—

 

a spider

on the mirror.

 

 

*

 

Silver

the hour

 

like drops

of a spider’s

 

 

*

 

The silver drops,

the spider’s hour,

the mirror . . .


 

 

Una cita con Robbe-Grillet

 

Lo que recuerdo no ocurrió.

Pájaros tartamudeando.

Antorchas abrazadas.

El café vacío, sin asiento vacío.

 

Pájaros tartamudeando.

En nuestro paseo al campo

el café vacío, sin asiento vacío.

Tu pelo el de una muñeca.

 

En nuestro paseo al campo

era invierno.

Tu pelo el de una muñeca

y cuando nos encontramos éramos niños.

 

Era invierno

cuando llovía

y cuando nos encontramos éramos niños.

Tú, por ejemplo, hacías una niña adorable.

 

Cuando llovía

el cielo tomaba el color del Pernod.

Tú, por ejemplo, hacías una niña adorable.

Los pájaros se pavoneaban.

 

El cielo tomaba el color del Pernod.

En la foresta

los pájaros se pavoneaban

y encontramos una segunda foresta

 

dentro de la foresta

idéntica a la primera.

Y encontramos una segunda foresta

donde yo estaba sola

 

idéntica a la primera

solo que más pequeña y sin música

donde yo estaba sola

donde solo yo podía contar la historia.

 

 


 

 

 

A Date with Robbe-Grillet

 

What I remember didn’t happen.

Birds stuttering.

Torches huddled together.

The café empty, with no place to sit.

 

Birds stuttering.

On our ride in the country

the café empty, with no place to sit.

Your hair was like a doll’s.

 

On our ride in the country

it was winter.

Your hair was like a doll’s

and when we met it was as children.

 

It was winter

when it rained

and when we met it was as children.

You, for example, made a lovely girl.

 

When it rained

the sky turned the color of Pernod.

You, for example, made a lovely girl.

Birds strutted.

 

The sky turned the color of Pernod.

Within the forest

birds strutted

and we came upon a second forest

 

within the forest

identical to the first.

And we came upon a second forest

where I was alone

identical to the first

only smaller and without music

where I was alone

where I alone could tell the story.

 

 

 

 

 

 

Objetos en las novelas japonesas

 

Jaulas vacías delinean

la periferia de un objeto anónimo.

Su vacuidad resplandece

como un farol sobre la nieve virgen.

Se arremolinan unos cuantos copos,

atrapados –-a la manera en que el habla

captura un paisaje hermoso–

justo donde deseos y planes

se nublan como un santuario

y el cabello es una forma de incienso.

Aquí hasta la abundancia es delicada

y de angosta cintura.

Y la pena, la vergüenza, el asco

pueden embellecerse también

si las rodean los objetos precisos—

una fresca brisa, un pequeño tambor.

 

 

 

 

Objects in Japanese Novels

Empty cages outline

the periphery of an unnamed thing.

Their emptiness shines

like lanterns on virgin snow.

A few flakes swirl up,

caught — as scenic views

are caught in parts of speech,

where wishes and schemes

grow gloomy as a shrine,

and hair is a kind of incense.

Here, even abundance is delicate

with a slender waist.

And sorrow, embarrassment, disgust

can be aestheticized too

if surrounded by the right things —

a refreshing breeze, a small drum.

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Elaine Equi es autora de numerosos poemarios, incluyendo Voice-Over, ganador del San Francisco State Poetry Award;  Ripple Effect: New & Selected Poems, finalist del L.A. Times Book Award y el premio Griffin de poesía; y más recientemente, Click and Clone. Su nuevo libro Sentences and Rain, será publicado en el 2015.  Su poesía ha sido difundida y antologada ampliamente; su obra ha aparecido en The NationPoetryThe New Yorker, y varias ediciones de The Best American Poetry. Enseña en la New York University y en el programa MFA de la New School.

 

 

 

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