Capitalismo y racismo. Luis Martínez entrevista a Souhail Chichah

El sociólogo mexicano Luis Martinez entrevista al pensador belga de origen marroquí Souhail Chichah. Se trata de una conversación no apta para las conciencias de la izquierda ortodoxa y domesticada. Se aborda, principalmente, la importancia de construir un pensamiento indígena que, por un lado, haga frente al pensamiento único blanco-centrista-moderno-colonial y, por el otro, proponga un proyecto político y epistémico decolonial.

 

 

 

 

No hay capitalismo sin racismo

La raza es la primera división capitalista del trabajo

 

Entrevista con Souhail Chichah[1]

 

 

Souhail Chichah enseña “Economía de la discriminación”, “Teoría del Capital” e “Historia contemporánea de la discriminación y de las desigualdades” en la Université de Lyon. Fue investigador y asistente en la Université Libre de Bruxelles hasta el 2012. Entre 2010 y 2012 (fecha en la que fue despedido en el marco de un linchamiento islamofobico), Chichah fue víctima de una campaña de desprestigio por parte de las asociaciones sionistas de Bélgica y de Francia debido a su posición política por la causa palestina. En 2006,  Chichah -como director financiero del Centre National de la Cooperation et Develepement (Bélgica)- participó en una misión diplomática en territorio ocupado y allí fue secuestrado por el ejército israelí. Chichah se define como un anticapitalista decolonial. Además, es uno de los fundadores de los Indígenas de Bélgica (Indigènes de Belgique). Sus textos pueden consultarse en la siguiente liga: souhail-chichah.be

 

 

 

Luis Martínez: Usted sostiene la tesis de que el Capitalismo es una especie de Religión ¿Podría explicarnos en qué consiste dicha tesis y cómo llegó a ella?

Souhail Chichah: Primero que nada yo diría que el capitalismo participa dentro de un sistema religioso y , por ello, es difícil definir qué es una religión. En muchas definiciones Dios es una pre-noción, en el sentido que Max Weber empleaba el término, ya que hay religiones sin fundadores y sin magisterio (hinduismo), sin Dios supremo y sin cura (budismo), sin creencias precisas y principalmente ancladas en el rito (religión romana de la antigüedad). Por mi parte, me suscribo a la definición propuesta por el antropólogo Clifford Geertz según la cual, la religión es un sistema de símbolos que provoca en los hombres motivaciones poderosas y profundas, elaborando concepciones de manera general sobre la existencia y otorgando a dichas concepciones una apariencia de realidad que estas motivaciones parecen apoyarse solamente en lo real. Pero partamos de una primera hipótesis -vulgar si se quiere- pero que después se podría matizar. Si consideramos un sistema religioso como un sistema cognitivo, epistemológico, axiológico pero también afectivo que otorga una visión coherente del mundo y un sentido a la vida -a la vida del individuo como de la colectividad; entonces se puede decir que el capitalismo participa así en un sistema religioso, ya que se compone de creencias, de mitos, de valores sacralizados, de metafísica, de fetichismo, de violencia, de afectos. En ese sentido, podemos identificar en el capitalismo todo eso que se encuentra en una religión. Pero, insisto, me parece que el capitalismo no es sino una dimensión de la modernidad. Cuando hablo de “modernidad” me refiero a un episodio particular de lo que denomino “pensamiento blanco” (pensée blanche) que no se sitúa geográficamente sino como relación social, es decir, como relación de fuerza o relación de dominación. Yo no hablaría tanto de un mundo jerarquizado sino de una heterarquía en la que el capitalismo es una dimensión entre otras. Me rehúso de caer en la trampa del mito religioso-capitalista según el cual la economía sería una actividad diferenciada de los otros aspectos de la vida humana. En otras palabras, la distinción entre economía y ciencia social (incluso, la teología como relato simbólico de los pueblos) tiene sentido solamente en la cabeza de un blanco. Para la mayoría de la humanidad esta distinción no tiene sentido. Solamente la civilización occidental -con la aparición de la modernidad- hace que la naturaleza se convierta en mercancía. Antes, ninguna cultura lo había hecho. Esto fue una ruptura en la historia de la humanidad. Nunca existió una civilización que hiciera del trabajo una mercancía, es decir, que cosificara la vida humana. Cuando digo naturaleza también incluyo a la vida humana. Prácticamente ninguna civilización tomó la moneda como mercancía. Si tomamos estos tres elementos, como bien lo estudió Karl Polanyi[2], vemos que aparece entonces un mito o utopía que al realizarse destruye a la sociedad. Esto fue evidente en Europa en los años treinta, y en diciembre de 2001 los vimos en un país como Argentina y, hoy, lo estamos viendo en Europa. Se piensa que, a partir de la economía, se puede construir una sociedad y cada vez que pasa eso, la sociedad se defiende, pero cuando ésta es tocada en sus raíces, ella se hunde. Tratemos de ver cuáles son los aspectos de la religión que nos parecerían ridículos, exóticos, primitivos o arcaicos para un pensador blanco para mostrar cómo él también se inscribe en el sistema. Por ejemplo, el fetichismo. Cuando en sus inicios la antropología estudió a los pueblos “primitivos” o cuando Freud conceptualiza la patología de la psique, él lo hace a partir del salvaje. Tomemos el fetichismo ¿Cómo no llamar fetichismo a ese impulso que nos hace poseer bienes? Cuando se produce un nuevo producto como el Iphone y la gente se pelea por poseerlo; si eso no es fetichismo entonces ¿Qué es? Los mitos del capitalismo son muy básicos. Aquella historia de la “mano invisible” es, evidentemente, la más pobre. ¿Una “mano invisible” que se pasea? Ni siquiera es un espíritu que viene a concebir a un niño… no, es una simple mano invisible. Esto es una ausencia de conocimientos científicos elementales. Por ejemplo, se hace la teología del capitalismo diciendo que todo comienza en el trueque. Las ciencias sociales muestran que esto es falso. Para que exista capitalismo: el interés debe ser el móvil de la acción humana. La sociedad occidental es la única civilización que ha hecho del interés el móvil primero de la acción humana; mientras que las otras civilizaciones el interés es socializado y limitado. Por ejemplo, en las economías tradiciones del Magreb (Marruecos, Túnez y Argelia) un comerciante siempre dirá que él no produce interés, eso lo avergonzaría. Aunque él se beneficie del intereses, no se sentirá bien. En cambio, los héroes, los santos del capitalismo como Bill Gates o los grandes hombres de negocio que son santificados por nuestra sociedad en la mayoría de las otras civilizaciones -incluyendo la sociedad occidental pre-capitalista- serían quemados por brujería. ¿Cómo se puede especular con las necesidades de tus hermanos o de tus hermanas? Ya no desarrollaré la idea de la mercancía como fetiche pues Karl Marx lo hizo de manera magistral. Entonces, el capitalismo se apoya sobre una visión del hombre donde se precisa el racismo. No hay capitalismo sin racismo. Incluso, debemos mencionar que la noción de raza antecede a la de racismo. Este análisis se ha hecho en el pensamiento dominante de manera blanco-centrista, es decir, cuando se piensa en la aparición del capitalismo se habla del momento de la privatización de la tierra de los campesinos en Inglaterra. Sin embargo, la colonización de América Latina fue la primera privatización de la tierra en función del capital. Hoy, un historiador chino les podría decir que ellos pusieron el pie en América y que si ellos no colonizaron América fue porque, en aquella época, China no era capitalista. Esto en una visión imperial no tenía sentido. La invasión que sufrió América fue la primera empresa capitalista: la explotación del hombres sobre el hombre en beneficio de lo privado, de ahí, que el conquistador es el prototipo del emprendedor. Ellos explotaban tanto al hombre como a la naturaleza para poder rembolsar a las personas que les permitieron venir a las Américas. Es en América donde surge el capitalismo y donde se experimenta, lo siguiente: el colon capitalista coloca la cuestión de la raza. Por ejemplo, la controversia de Valladolid. Como vemos, aquí hay un articulación entre capitalismo-racismo y la aparición del espíritu moderno. La cuestión de la dualidad (la separación del cuerpo y del espíritu) es un antecedente al concepto de raza. No se puede hablar de raza si antes no hay un cuerpo que pueda ser dividido en cuerpo y en espíritu. De hecho, el racismo siempre ha sido epistemológico, incluso, cuando se presentó como biológico. Cuando la ciencia racista dice que el negro es inferior nunca dijo que, por tanto, no debería de ejercer los trabajos más duros pues su cuerpo es inferior. En otras palabras, la ciencia racista decía que el negro era el indicador de un espíritu inferior. Entonces, el racismo, desde el inicio es epistémico. Esta es la doxa actual. El ángulo muerto del pensamiento blanco es el racismo y la cuestión de la raza. El pensamiento que ha construido el concepto de raza no lo puede de-construir. No se puede leer el racismo con los conceptos de un pensamiento que lo ha producido ya que es una imposibilidad epistemológica. Por otra parte, la creencia en la transcendencia del ego que funda el cartesianismo es profundamente religiosa. Entonces el pensamiento blanco ha construido mitos y creencias para fundamentar el capitalismo. Para mí, el capitalismo es el único sistema religioso que es peligroso para la humanidad. Si existe un integrismo dañino tanto a la naturaleza como la sobrevivencia humana en el planeta es la ideología del mercado. Por ello, no se debe solamente hablar de capitalismo, ya que éste se encuentra articulado al racismo, a la modernidad y de la colonialidad del poder. Hay religión integrista cuando se pretende tener el monopolio epistemológico y esto es la firma y la característica del pensamiento blanco pues cuando no se reconoce la diversidad de epistemologías del mundo como antecedente de una verdadera reconciliación estaremos condenados a un “estado de guerra”, a un “estado de colonialidad”.

            Entonces, la dificultad para responder a esta cuestión del capitalismo como religión radica en hacer una definición de la religión sin caer en la trampa de una objetivación de la religión. Hay religiones que no tienen dioses o de un aparato sacerdotal y, en todo caso, no quiero emplear la concepción blanca de la religión pues me parece demasiado limitada. Pero si definimos a la religión como la incorporación de sentido, de darle sentido al mundo, entonces, el capitalismo es una religión. Sin embargo, el capitalismo es una ruptura en la historia de la humanidad y, por tanto, en la historia occidental. El capitalismo no es una consecuencia lógica. Por ejemplo, el país que inventa al capitalismo, a la postre, no será el primer país capitalista, me refiero a España. Aunque España inaugura la práctica capitalista pero no se convertirá en el país capitalista en el siglo XVI. Aquí también veras el papel de la religión: es la época de la Reforma y la Contra-reforma. Mientras España va a replegarse en la tradición, Alemania e Inglaterra promueven la noción de individuo.

 

Luis Martínez: Para Karl Marx la religión no sólo era el opio de los pueblos sino también el suspiro de la criatura atormentada y el alma de un mundo sin alma, en ese sentido, ¿cómo se pueden oponer las religiones al capitalismo? Incluso, aunque Max Weber identificó algunas afinidades electivas entre el protestantismo -principalmente el calvinista- y el capitalismo; en otros trabajos, mencionó que las religiones contienen éticas en constante conflicto con el ethos capitalista.

Souhail Chichah: Primero me gustaría decir que el problema con este tipo de pensamiento blanco, tanto de Marx como de Weber, es que paradójicamente hace una lectura religiosa de la religión. Como si una religión pudiera causar efectos mágicos a partir de un libro. Para mí no existe diferencia entre ideología y religión. Pienso que la ideología es una trampa epistemológica del hombre blanco que va a construir un sistema categorial que permite hacer la diferencia entre religión e ideología, historia y tradición, ciencia y magia, por ejemplo. Para mí la ciencia es magia y viceversa. Hay una dimensión mágica en la ciencia y una dimensión científica en la magia. De igual forma, hay una dimensión ideológica en todas las religiones y una dimensión religiosa en toda ideología, esto quiere decir, que un mismo corpus puede generar tanto al Opus Dei como a la Teología de la liberación ¿Cómo, si una tortura y la otra libera y, ambas, invocan al amor? En ese sentido no hay que hacer una lectura religiosa de la religión sino otorgarle su lugar a la Sociología, a  la Historia, a la Antropología, en ese sentido, la religión es un recipiente simbólico en la que los actores pueden tomar algunos instrumentos para su emancipación o las armas de la dominación. La religión puede liberar pero también puede esclavizar. Incluso, yo diría que el hombre es ontológicamente religioso. No creo que una sociedad pueda existir sin religión puesto que una sociedad no puede existir sin sentido común. Hoy, paradójicamente, los ateos que se reclaman del ateísmo -la religión de la modernidad- y que es, al mismo tiempo, una religión de Estado, por lo menos, en Occidente, son los primeros en hacer una lectura religiosa de la religión. Hoy hay una religión dominante que intenta imponer su visión sobre el resto del planeta. Por ello, el desafío de los indígenas es de reconciliarse con su historia, con su tradición, con su propia religión para oponerse a la visión dominante. El capital no es solamente una mercancía sino que es también un conjunto de ideas y de valores. Lo vemos en todas las corrientes religiosas, por ejemplo, no hay un sólo islam : hay islamitas que propagan la modernidad -aunque no me gusta emplear el término de modernidad. Por ejemplo, digamos que la modernidad trajo consigo la emergencia del concepto de individuo. Concepto extremadamente reciente en la historia humana y extremadamente duro puesto que deja al hombre sólo en el mundo. El clan, la tribu, la familia son formas en las que el hombre se protege. En el mundo árabe-musulmán existe un rechazo de la modernidad blanca y dicho rechazo puede conducir “a tirar el agua con todo y el niño”. Te voy a contar una historia: un día me encontraba en Palestina, en Gaza. Entonces, el conductor del autobús no se quería poner el cinturón de seguridad. El cinturón de seguridad es occidental -me dijo. Por supuesto, detrás de ese gesto podemos encontrar un rechazo de la dominación y, al mismo tiempo, una memoria de la persecución pero, sobre todo, de una dificultad para oponerse. A través de la colonidad del poder se ejerce una colonialidad en las mentes de las personas que les impide ver qué es la colonización. El hombre blanco ha sido remplazado por el indígena. Por lo general, nuestras élites realizan sus estudios en el extranjero y piensan como los blancos, como decía Malcom X, son negros de la casa o domésticos (noirs de la maison). Una religión se puede a oponer a otro tipo de religión. Yo no creo en el ateísmo. Solamente una piedra no puede creer. Dada la naturaleza del ser humano, pienso que no se puede decir que no se cree. Para mí, la distinción entre religión e ideología colabora con la máquina de guerra de la ideología occidental.

 

Luis Martínez: Usted evocó el papel de las ciencias sociales. Para el sociólogo Immanuel Wallerstein las ciencias sociales emergieron en un momento histórico particular  -la constitución de los Estados modernos durante el siglo XIX y donde se separa lo económico, de lo político y de lo social- en Europa. En ese sentido, si el origen de las ciencias sociales es europeo ¿es posible una ciencia social decolonia? Y si es posible ¿Cómo formular una ciencia social decolonial?

Souhail Chichah: Me parece que Immanuel Wallerstein es blanco. La postura que sostiene que la filosofía es griega y, como consecuencia, el desarrollo de la ciencia es occidental me parece un contra-sentido en la línea de filosofía de la ciencia. Recomiendo leer a un profesor de la India invitado en el Collège de France, cosa rara en Historia, Sanjay Subrahmanyam y quien con la emergencia de los pensadores indígenas la historia se convierte en la historia del mundo, una historia globalizada, una historia total. La filosofía de la ciencia muestra que ningún concepto científico no aparece ex nihilo o aislado de la historia. La ciencia es consecuencia de la vida social. ¿Qué es la ciencia? Primero debemos advertir que no existe una definición científica de la ciencia. ¿La poesía es una ciencia o no lo es? ¿La botánica? ¿A poco los pueblos amazónicos no conocían, desde tiempo inmemorable, la propiedad de las plantas?  ¿Su conocimiento era científico o no lo era? ¿Los brujos no prefiguran a los poetas y a los médicos? ¿El chaman americano no es al mismo tiempo psicólogo y sacerdote? Entonces, es una definición blanca de la ciencia. Decir que la ciencia blanca de la ciencia aparece con la sociedad blanca, sí, por supuesto, pero esto es tautológico. Es un razonamiento circular la forma en que Wallerstein define la palabra ciencia. Desde la filosofía de la ciencia no se ha podido definir el término de ciencia. Esto yo lo denomino: racismo epistemológico. Decir que la filosofía se remonta a Grecia.

            Por otra parte, la primera visión global del mundo fue hecha por un Chino. Cuando se dice que los conocimientos vienen de Grecia no se toma en cuenta que todos esos conocimientos vienen de Egipto. Los autores presocráticos eran Turcos. Claro, ellos se encontraban en un ambiente cultural colonizado por los Griegos. La juventud debe de tomar en serio la palabras que se encuentran al inicio de El Génesis: al principio fue el verbo. Los indígenas deben empezar por encontrar su verbo. Nuestra juventud debe aprender a hablar y a pensar, en ese sentido, no se puede pensar con las palabras o términos que se han construido para ocultarnos, para denigrarnos. No se puede hacer a través de una lengua que se inventó para ocultarte. Hoy, el indígena debe contribuir a lo universal y, para ello, se debe descolonizar el saber. No se puede partir del “saber dominante” para descolonizar el mundo. Debemos de partir del mundo para descolonizar el saber. El primer terreno de lucha, en términos de descolonización, es el saber; ya que la legitimidad de todo sistema de dominación es de orden de la idea. El racismo epistemológico oculta la mayor parte de la producción del saber -en un sentido amplio- de la humanidad. Por ejemplo, se dice que España descubrió América Latina. No, en realidad fueron los Chinos. Todos te dirán que fue Cristóbal Colon fue el primero en llegar a América Latina… En lo que refiere al saber ¿Acaso los mayas y los aztecas no habían desarrollado su propio conocimiento arquitectónico? ¿Se puede hacer Arquitectura sin ciencia? El racismo de Wallerstein muestra como, incluso los grande pensadores, se encuentran inscritos en la lógica colonial.

 

Luis Martínez: Durante el siglo XVI, cuando se articula el sistema-mundo y la colonialidad del poder, se produce un discurso anti-semita e islamofóbico en las sociedades europeas ¿Qué consecuencias se observan en las actuales sociedades europeas?

Souhail Chichah: Claro, los judíos y musulmanes fueron las víctimas de esa matriz colonial. Por ejemplo, yo estaba muy feliz cuando el anterior presidente de Venezuela, Hugo Chávez se encontró con Mahmud Ahmadineyad. No es que yo admiré la forma en que Hugo Chávez dirigió su política, sin o más bien, el hecho de construir puentes desde el principio entre el Sur y el Sur. En el siglo XVI, cuando España llega a las Américas pone en práctica, antes de que sea formalizado, el racismo. Al mismo tiempo, en el mundo árabe de España. Cabe decir que el término de Reconquista es colonial. Fue una Conquista sobre el mundo árabe. La cuestión del antisemitismo, de la islamofobia y de la hispanofobia -en los Estados Unidos- son cuestiones ligadas que tienen su origen en el poder. Durante la conquista de  las Américas, la única superioridad con la que contaban los españoles era militar. En el plano socio-económico y cultural, la situación de los campesinos del Reino de Castilla era catastrófica con relación a la de los árabes y de los indígenas de las Américas.

            En realidad la islamofobia como la hispanofobia son herramientas de represión y de dominación. Hoy, es en nombre del Islam político que el mundo árabe pone en cuestión la dominación occidental. Al mismo tiempo, que los descendientes de la inmigración colonial ponen en cuestión la dominación y discriminación social aquí, en Europa. Evidentemente, la islamofobia es una forma de luchar contra el recipiente simbólico del Otro. Este Otro se moviliza para liberarse. Lo mismo sucede con los hispanos en los Estados Unidos y que se observa en el uso de la lengua. La lengua para una sociedad es vital. Nada es más común para una cultura que su lengua. Con la fuerza que está tomando el español en los Estados Unidos se ponen en juego intereses de poder. El hombre occidental cree que es el único y legitimo portador de lo universal y reprocha a todo aquel que pone en duda esa actitud de comunitarista, de relativista. Es una guerra ideológica. Es la continuación de la guerra cultural. Pongamos como ejemplo el deceso del rey Abdullah de Arabia Saudita, Christine Lagarde -la directora gerente del Fondo Monetario Internacional- declaró que: “el rey de Abdullah había sido un gran defensor de los derechos de la mujer”. Cuando es en Arabia Saudita es el régimen donde la aplicación del Islam es la más arcaica, pero no hay islamofobia contra Arabia Saudita. ¿Por qué hay islamofobia contra Irán y no contra Arabia Saudita? En el mundo árabe-musulmán, Irán es uno de los países más avanzado en términos de práctica democrática. Fue uno de los primeros países del mundo árabe-musulmán en eso que se denomina: modernidad. Es una amenaza para el hombre blanco. La sub-división del racismo en categorías racializadas es una causa que no nos permite comprender el racismo. Debe ser visto como una relación social y no como relación con una sustancia. Hay que leer el racismo como una relación de dominación. Por ejemplo, puedo ser islamofobico y estar por el bombardeo de Irán ya que no es democrático. Sin embargo es en Irán uno de los lugares donde se puede votar. Son muy diferentes los aparatos estatales de Arabia Saudita y de Irán. En Irán hay un parlamento que juega su papel. En Irán las mujeres tienen acceso a la Universidad. Es un Estado relativamente moderno y, por ello, es una amenaza para Occidente. No es suficiente con desaparecer al jefe de Estado, ya que es un verdadero aparato de Estado. Por eso hay que ser muy cuidadoso con el término de racismo. Por ejemplo, el hombre blanco evoca algunos puntos que hacen difícil una lectura sobre el fenómeno del racismo. El primero es el que refiere que el racismo es universal y siempre ha existido. Desde un puto de vista antropológico esto es falso ya que la idea de raza y  de racismo comienzan en la modernidad. Antes de la modernidad, ningún pueblo ponía en cuestión la humanidad de los otros, es decir, si los otros pueblos eran compuestos por animales o por hombres. La cuestión de la raza, como concepto, aparece durante la Conquista de las Américas. Segundo, después, por medio de la ciencia, la cuestión racial se intenta legitimar. El racismo no es una constante antropológica sino la expresión de la estupidez de los pueblos dominantes. Por eso te digo, que el racismo también es epistemológico. Tercero, la cuestión del antisemitismo, de la islamofobia y de la hispanofobia no tiene sentido si se des-historiza el fenómeno. Por ejemplo, no es lo mismo tener una animadversión por un judío en Gaza actualmente que en las década de los treinta y cuarenta del siglo XX en Berlín. El racismo es una relación social. Si caemos en alguna de esas tres trampas del hombre blanco, no se puede entender el racismo.

 

Luis Martínez: Siguiendo el razonamiento de Frantz Fanon, podríamos decir que no se trata de matar al colonizador para ocupar su lugar sino de destruir el sistema que permite que exista el colonizado y el colonizador; sin embargo, en la relación Sur-Sur, los pueblos colonizados adoptan, en ocasiones, los prejuicios del colonizador. Autores africanos como Aminata Dramane Traoré o Boubacar Boris Diop[3] han subrayado la fractura que existe los negros y los árabes  (fracture entre Noirs et Arabes). Por ejemplo, después de la invasión de Libia, Boubacar Boris Diop sostiene que la población negra se convirtió en el chivo expiatorio[4] (bouc émissaire) ¿Cómo se puede superar dicha fractura entre negros y árabes?

Souhail Chichah: Primero me gustaría hacer un señalamiento axiológico. El racismo es la expresión de un fenómeno que es la dominación. El racismo no es más o menos peor que el capitalismo, que el sexismo o que la homofobia. Se debe de colocar la cuestión de la relación de dominación. ¿Las sociedades árabes son racistas? Si ponemos colocamos así la pregunta, veremos que no tiene sentido. La cuestión debe colocarse de otra forma: ¿Existe una utilización política de la raza? ¿Hay una legitimación de las relaciones sociales a través de la raza? La respuesta es sí. Nadie ha dicho que en las sociedades árabes la cuestión de la dominación no existe. Por ejemplo, en el caso de Muammar Kadhafi, él era un autócrata. No sólo los negros sufrían, todo el mundo sufría. Seguramente, los negros un poco más puesto que el negro en el pensamiento dominante ocupa el lugar más bajo de la escala humana. Entonces, cuando se entra en ese tipo de denuncias: el árabe es más racista que el negro se consolida el racismo.

            Por otra parte, pongamos el caso de los indígenas en el blanquiarcado. Por blanquiarcado refiero a las sociedades blancas que son el centro del poder colonial. Aquí, por ejemplo. En Bélgica, es una tontería racista pensar que la mayoría de los indígenas no son racistas. ¿Por qué? pues porque ellos socializan en una sociedad racista, por consiguiente, ellos son racistas como los demás. Ello también forman parte de la sociedad. Así de sencillo. Es una visión racista creer que una población, en función de su origen, se va a escapar de la doxa dominante o a las reglas de socialización. Aquí, ellos ven la televisión como todo el mundo. Van a la escuela como los demás. Se desenvuelven en el mismo sistema político y económico. Por tanto, son racistas como los demás pues intentan integrarse. El racismo es la expresión del deseo de integración. Ellos se integran y adoptan los prejuicios dominantes, claro. A la islamofobia responde el antisemitismo. Es la misma historia, es el mismo relato. En Sudáfrica, algunos indios de la clase media adoptaron los mismos prejuicios contra la población negra más humilde pues era una manera de mostrar su integración. Se debe tomar en cuenta la complejidad de la identidad. Aquí, en Europa, la animadversión contra los gitanos es muy fuerte.

            El racismo es epistemológico y, al mismo tiempo, puede tener un uso político. Aquí estamos frente un aspecto espinoso. Por ejemplo, hablemos de Muammar Kadhafi. Actualmente en África y en el mundo árabe se están produciendo, por un lado, sistemas que van hacia la democracia y, por otro, sistemas que van hacia la autocracia que, aunque se inscriben en un sistema de desarrollo socioeconómico pero no político, éste era el caso de la Libia de Kadhafi y, de alguna forma, la Siria de Bashar al-Asad. Son populistas que decían: “les ofrecemos un nivel socio-económico de vida parecido al de las sociedades occidentales pero no se metan en política. Tendrán agua potable, hospitales, escuelas… pero no gozaran de libertades políticas. Y si no respetaran esta línea se atendrán a las consecuencias: la represión”. Libia era un país rico y para hacer la guerra se tenía que contratar gente pobre ¿ los pobres en África de qué color son? ¿Entonces? Actualmente en Marruecos la negrofobia ha aumentado. Esto es tolerado por el poder ¿Por qué? Porque Europa le pide a Marruecos de jugar el papel de frontera y así deslocaliza su represión contra los migrantes. Entonces ese racismo que existe en estado latente es movilizado políticamente. Cada parte tiene su propia responsabilidad pero lo más hipócrita es la posición de los europeos. Por ejemplo, aquí en Bélgica, la represión contra los indocumentados (sans-papiers) es sintomática. Es un espectáculo donde los políticos sacan dividendos, es decir, de vez en cuando se expulsa algún indocumentado pero lo más común es condenarlo a la clandestinidad pues así no va a molestar y será explotado económicamente. En el año 2006, la mitad de los indocumentados expulsados fueron enviados a un país que ahora es miembro de la Unión Europea: Rumania. Estos son falsos problemas. Sin embargo, en un país como Marruecos, la represión puede ser más que simbólica y convertirse en una verdadera represión militar: allí se puede mandar a la gente al desierto. Y claro, esto se hace, porque la Unión Europea condiciona las ayudas a Marruecos a cambio de llevar el problema a su suelo, es decir, fuera de Europa. Es una gran hipocresía del mundo blanco de contribuir al aumento de la negrofobia. La cuestión migratoria es realmente importante para los países pobres. En Europa es un falso problema. Por ejemplo, la migración del pobre, primero es del campo a la ciudad. La segunda etapa es migrar hacia los países vecinos. Pero aquellos que atraviesan un continente o muchos países son, por lo general, gente calificada, un pequeño porcentaje. ¿Existe entonces negrofobia en los países árabes? Claro, por supuesto. El mundo árabe no está separado de la lógica racista, lógica que es el signo de la modernidad. No se puede seguir el camino del desarrollo occidental sin ser racista, ya que el racismo es la matriz de la modernidad y del capitalismo. El verdadero ejército de reserva no son los desempleados sino los indígenas. ¿Cómo está organizado hoy el sistema? La actual crisis económica es la consecuencia de la crisis de los años sesenta. Karl Marx hablaba de la tendencia de la tasa decreciente del capital en ocasiones disminuye, entonces, hay que deslocalizar la producción. Por ejemplo, si la firma Nike el 2% de sus beneficio va para pagar el salario de los trabajadores en India, Nike no podrá vender sus productos a ellos ¿Quién consume entonces sus productos? Bueno, pues los intenta vender aquí, pero si en Bélgica no hay trabajo, quién los puede adquirir. El sistema está organizado de manera que el beneficio permita un mínimo de consumo al desempleado. Pero todo esto se hace a costas de la explotación del trabajo en la periferia, esto es, del resto de la humanidad.

            El racismo es una ideología muy fuerte que nos hace ver cosas que no son. Fanon decía que el blanco crea al negro, pero es el negro quien inventa la negritud.  Ahora, la pregunta que surge es: ¿es la mejor estrategia? Mi respuesta es: no. ¿Por qué? Porque se retoman las categorías de la clase dominante, es decir, es una reacción. Pienso que el indígena no debe rechazar el pensamiento blanco sino, precisamente, debe explorar los ángulos muertos del pensamiento blanco. La reacción siempre te pone en posición de dominado, ya que tú piensas a través de los conceptos con los que te han dominado. Me parece que el término indígena escapa al sustancialismo del pensamiento dominante. Cuando en Bélgica, creamos el movimiento de los indígenas de Bélgica fue con la intención hacer un contrapoder. En francés, el término indígena significa habitante del país, sobre todo refiere al condigo del Indígena que era una suerte de estado de excepción que confinaba al indígena a un posición subalterna. En ese sentido, se convirtió en una identidad de combate. Hay que oponerse a la lógica blanca con conceptos no-blancos. Por supuesto, esto no significa rechazar el pensamiento blanco, sino hacer lo que el pensamiento blanco no puede hacer y, por supuesto, no hará. Pienso que los indígenas deben producir una etnología del blanco.

 

 

[1] Entrevista realizada el 25 de enero de 2015 en la ciudad de Bruselas.

[2] Karl Polanyi, La Gran Trasformación, Madrid, La Piqueta, 1989.

[3] “Voici ce que, personnellement, j’ai à dire haut et clair: en tant que Sénégalais, j’ai été sensible au fait que Kadhafi a œuvré avec constance et conviction au rapprochement entre l’Afrique subsaharienne et le monde arabe. Et la vérité, la stricte et triste vérité, c’est que cela a été retenu contre lui par un grand nombre de Maghrébins”. Cfr. Aminata Dramane Traoré et Boubacar Boris Diop, La Gloire des Imposteurs. Lettres sur le Mali et l’Afrique, Philippe Rey, 2014, p. 71.

[4] “Une amie de Tunis me rappelle souvent avec indignation que le premier kadhafiste, ou supposé tel, lynché par la foule à Benghazi était un Noir. Quant aux migrants, ils ont simplement été victimes de leur vulnérabilité dans une société totalement déréglée (…). Je suis surpris de constater que les intellectuels arabes de par le monde, si prompts à disserter sur un certain printemps, n’ont presque jamais dénoncé ce racisme meurtrier”. Ibid, p. 72.

 

 

 

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