Poesía joven de México: Katia Rejón

A continuación presentamos algunos poemas de Katia Rejón. Es columnista, reportera, articulista y fotógrafa en diversos medios del país. Ha participado en exposiciones colectivas de fotografía y literatura, y festivales artísticos. Es miembro de la Catarsis Literaria ‘El Drenaje’ y dirige la página de periodismo cultural www.memoriasdenomada.com

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Todos los árboles sufren de insomnio

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A veces pienso en mí cuando tenía seis años.

Papá llevaba globos en San Valentín.


Papá me compró un memorama, un rompecabezas.


Papá me enseñó a jugar ajedrez y damas chinas.


Papá me dio por primera vez un libro sin dibujos.

Papá está en el baño leyendo J. J. Benitez

con la trusa en los tobillos.


Papá duerme con cicatrices

en los codos

en sus tardes libres


en la cartera

en el café aguado

en la contusión de una promesa de muerte


en sus brazos como tronquitos castaños 

pasados por los dientes de una cortadora.

Papá, a veces pienso en ti

como un árbol que da sombra a un jardín muerto

con la humedad y las hormigas

masticando tus raíces.

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Puse mi cabeza sobre la tuya

y pensamos lo mismo

un buen rato.

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Dónde estés,

si aquí o en la frontera con las varillas de por medio

gritando con tu voz empapada de sudor

que no es justo

que nada es justo

que don Roque no debería de desear

haber sido alguien en esta vida.

Aquí o en medio de las hojas

de Marcurse y las películas de Bergman

jalaré las cuerdas de tus bermudas

para decirte que la rutina está aquí 

repleta de pasillos

la cosa es encontrarla sin tanta mugre

la cosa está en decidir de qué techos cuelgan muérdagos

y cacahuetes

o días húmedos y tristes.

Hay de todo, es buscarle al agusanado

un poco de tortilla.

Al frío y la distancia un poco de privacidad.

Es buscarle fijamente un lugar inerme

a la pelotera y nunca nunca nunca

-ni para ir a marchar o tomarse una foto-

dejarse cortar el cabello.

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II

Estoy dormida sobre el almohadón de plumas de Quiroga

a veces siento que soy la palabra omitir

la sensación de una mala noticia,

una masturbación triste que secreta lágrimas.

No tengo respeto ni por mí

ni por las vitrinas que dicen no tocar,

Mis espejos se han teñido de nacimientos prematuros

y tiempos viejos

difíciles,

muy difíciles de mirar.

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V

Fuegos artificiales de septiembre

y prostíbulos de la calle cincuenta y ocho

en la composición de mi paisaje infantil,

pegado en el refrigerador con la fecha en cursivas:

mujeres gibosas color rojo crayola,

la confusión de  mamá

quemando el papel.

La decepción entonces cierra sus puertas a la vista,

camina en cuatro patas

con una astilla hundida en la carne.

El sábado clava sus puntas rectangulares en mis sienes,

las cucharas del desayuno sacan mis ojos.

Quiero fingir que soy un anciano

suspendido en la lluvia que no cae.

Una película de terror en el noticiero

(el desmembrado y

el alivio de ser un cuerpo sólido

no se reúnen nunca).

Mis extremidades reptan

calientes

…..sobre la estufa.

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Datos vitales

Katia Rejón, 21 años. Licenciada en Periodismo. Estudiante de Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Yucatán. Columnista, reportera, articulista y fotógrafa en diversos medios del país. Ha participado en exposiciones colectivas de fotografía y literatura, y festivales artísticos. Es miembro de la Catarsis Literaria ‘El Drenaje’ y dirige la página de periodismo cultural www.memoriasdenomada.com

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