En esta ocasión presentamos algunos textos de Roberto Arizmendi (Aguascalientes, México, 1945) Obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales “Carlos Pellicer” de Xalapa, Veracruz, México. Ha participado como jurado para el otorgamiento de becas de creación artística del Fondo para la Cultura y las Artes y en diversos certámenes literarios, Coordinador del Premio Latinoamericano de Poesía y Cuento de Oaxaca de 2003 a 2008. Ha sido traducido al francés, italiano, inglés, alemán y portugués.
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Un nuevo tiempo para el tiempo
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Para Valerio, mi nieto
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Valerio toca la puerta
porque quiere entrar a este universo
como un ciudadano más del mundo,
sin pasaporte o visa,
simplemente con su presencia
con su identificación de ser humano
capaz de entender el dolor de los mortales
y el amor de las tardes a 30 grados Celsius
entre el aroma de flores y plantas del jardín sin nombre.
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El viento cálido de la tarde aguarda su presencia
mientras en la Franja de Gaza
han creado de nuevo un Holocausto,
Auschwitz sin fecha, con hornos crematorios diferentes
y un gran odio refundido en la discordia,
para evitar que surja la concordia y la armonía en el mundo.
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Valerio trae una paloma en la mano derecha
y una rama de laurel en la izquierda,
signos de un tiempo promisorio
de un mundo aún no construido.
Sueños al fin, luz inédita del alba,
viento libre que recorre los senderos
buscando un canto o una poesía,
la esencia del hombre renombrado.
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A Valerio sólo le falta escribir lo que ya nombra y siente
para construir un mundo nuevo, diferente,
donde la luz sea fuente de nuevas ilusiones
no una ráfaga de metralla,
ni el fuego de los nuevos hornos crematorios
que aprendieron algunos… en esos campos de escarnio
no para delinear la paz sino para que surja el odio inoculado.
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Valerio nombra las cosas por su nombre,
descubre los colores nuevos
y sabe que la historia no es cuestión de tiempo
sino de libertad y asombro
ante los horizontes que vislumbra
tan llenos de resabios
tan sin ganas de dejar que el otro logre lo que yo ya tengo.
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No es mi palabra su nombre, ni su voz mi eco,
Valerio aprende a pronunciar los neologismos
porque en su nombre habrá de engendrar
un nuevo tiempo para el tiempo
y una historia distinta
para un mundo que aún no existe.
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Cuando escampe sabré de verdad tu nombre
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No supe sino hasta horas después, con precisión,
que tu voz era mi luz de asombro, indubitable
y que el tiempo había detenido su carrera
para inventar de nuevo cada color del horizonte.
Hubo una nube de sorpresas.
Luz de asombro, dije; interrogantes
y ganas de descubrir los signos de la historia
sin más limitación que el tacto o la distancia.
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Sólo sabemos las certidumbres de un anhelo
acunado desde las horas infantiles.
Esa es la certeza; lo demás es sólo insinuación
ante la vida, la búsqueda perpetua.
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Recorreremos el mar, inventaremos colores
para el horizonte nuevo y las incertidumbres.
Nadie recorre el mundo sin temores
y cada instante es una vacilación en el signo de los pasos.
Deberemos aprender a construir de nuevo todo
casa, certezas, afecto y hasta desesperanzas
para no entorpecer destinos ni prefiguraciones
y dejar que el viento diluya todo fardo de soledad y hastío.
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Inventaremos de nuevo el alba, la luz, el arco iris.
Los senderos son siempre una cruel interrogante.
Cuando escampe, sabré de verdad tu nombre, el mío,
la acepción precisa de cada palabra que se anticipe al recuerdo.
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Quiero que me recuerdes…
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Guárdame siempre en la delicia
de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,
Rubén Bonifaz Nuño/”Amiga a la que amo”/ El manto y la corona
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El horizonte un sol, asimétrico tiempo,
olor de madreselvas en el viento,
cierto aroma de paz en el ambiente,
vértigo de sombras se acomodan.
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La historia es sentencia silenciosa
cordel que va forjando sus nudos cada instante
para dejar huella perenne en el camino
sin permitir, acaso, el mínimo retraso.
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Será cada caricia tuya un haz de luces innombrables
la remembranza que reviva el tiempo
porque fuiste sabor y trascendencia.
De tus besos surgía la voz y el canto eterno.
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Fue tu cuerpo el signo inequívoco
de un mar ilimitado
y tu mirada el faro guía
para encontrar puerto de abrigo.
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El fuego marcó el lindero de los días
todo construíamos entre sueño y piedra
bebimos del sexo y la poesía,
nuestro sudor inventaba en cada espasmo una palabra.
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Cuánto tiempo perdimos.
Se diluyeron minutos en las manos
mas retomamos la historia
para tejer las nubes sin demora.
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Era tu sed de amar, la mía, era la sinrazón amotinada
una manera de reconstruir el porvenir
un modo de saciar la sed ancestral
darle sentido a ese deseo de deslumbrar la noche.
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Descubrimos de cada mes sus días precisos,
que hay maneras exactas de desandar el tiempo
y edificar la cauda de los días
para forjar un porvenir, saciar el ansia a toda hora.
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Quiero que me recuerdes en medio del estío
cuando ya mi piel sólo se encienda de recuerdos
y se hayan marcado en ella las historias de amor
de tantas primaveras, en tono y matiz acumulados.
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Quiero que me recuerdes por mi nombre
por lo que pude decirte puntual y sin temores
por todo lo que pude ofrecerte a tiempo
cuando mi voz fue carnaval irrenunciable.
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Quiero que me recuerdes sin sombras ni fantasmas,
cuando mi felicidad fue para ti,
desde el oscuro rincón de los silencios
aún antes de que tu luz iluminara mi sendero.
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Cuando me alcance el provenir
pronunciaré tu nombre.
Tú sabrás de mi amor, también,
cuando ya no pueda pronunciar palabra.
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Adivinarás en mis ojos
la imagen impresa de tus ojos
y tus sedientos labios para el beso
cuando podías ser parte de mi tiempo eterno.
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Recuérdame en los años cuando mi juventud te avasallaba
cuando me atrevía a develar tus inocencias
y descubríamos a toda hora la luz y el eco eternos
sin temor alguno de descubrir el alba.
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Recuerda mis ansias de estar dentro de ti
de recorrer tu piel, aunque no lo supiste en ese tiempo,
el insondable deseo de ser en ti
y encontrar sin límite ninguno historia y trascendencia.
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Yo te hablaré al oído en todo tiempo.
Donde esté pronunciaré tu nombre
te amaré en silencio sobre el viento
hasta que nos alcance para siempre la memoria.
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Cotidianeidades
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Este día fue como cualquier otro.
Atendimos asuntos cotidianos
el documento de trabajo, la sartén sucia en la cocina,
los correos electrónicos que acumulan mensaje en sus buzones,
la ropa sucia o el polvo en la recámara,
la luz radiante entrando a través de las ventanas
o la lluvia pertinaz, persistente, sobre la ciudad,
el recibo de la luz que debe pagarse,
la algarabía de los niños en el patio,
la luz de asombro, a media tarde, que te anuncia…
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Pero no pudimos sacudirnos las cosas esenciales:
tu recorrido desnuda por la casa,
tus ojos devorando todo para no olvidarlo
el sabor de los nuevos tiempos o
el recuerdo vivificante que te anuncia.
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Pero sucede que nada tiene sentido
sino cuando puedo tocar la ropa que dejaste sobre la cama
o cuando el recuerdo me lleva hasta las sombras de la dicha
en esos momentos en que descubrí tu pequeña marca en la espalda
o tu sonrisa que ilumina el espacio aún en medio de la noche
y me sumo en el sueño que te anuncia.
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Resulta que todo te perfila
y en medio del recibo o del sartén o de la ropa o del recuerdo
apareces en medio de la nota formal que nos desangra
como una imagen que te invoca
y que te anuncia
para no ausentarte ya más de mis espacios.
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Puerta entreabierta
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Respiro la ciudad, la descubro, la repaso de nuevo,
encuentro en sus rincones el polvo de los días
el mundo insaciable de ciertos desahuciados
las tejas de los techos lavadas por la lluvia
y el rancio sabor de una historia no escrita todavía.
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La ciudad tiene una manera distinta de acomodar las horas
una forma especial de cifrar los recuerdos de lo no vivido
de aprender a descubrir el polvo de los días
o a renombrar a quienes fueron torturados por anunciar la alborada,
luz de un nuevo día, sonrisa y esperanza, el futuro que se anhela.
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El tiempo ha acumulado historias, libros,
deambulan los recuerdos,
transcurren como recién descubiertos los amores,
encuentro aceras intocadas y calles recorridas,
bares al descubierto, cafés con la memoria impresa.
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Los amigos leales, los cómplices de siempre
dejan impresa su huella, sin remedio,
y los jardines exhalan aromas repetidos.
No hay soles insolentes ni tornados
sólo la suavidad en medio de la turbulencia citadina.
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Pareciera que esta ciudad tiene otro nombre
que no se hubiese edificado en la leyenda,
que el Lago de Texcoco
y su isla de águila y serpiente
hubieran sido solamente un sueño.
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Pero mi calle pronuncia y adivina nombres,
descubre figuras soñadas y miserias repetidas,
anhelos deambulando por el sueño.
Abre sus postigos para que llegue el viento,
la luz y la esperanza, el viento nuevo.
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Una puerta en mi casa está entreabierta, siempre,
sólo para empujar levemente sus lienzos de madera
y entrar para decir los buenos días, tomar café
o degustar una copa de champagne o de buen vino,
para descubrir todo lo que nos falta saber o está sin nombre todavía.
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Hay libros no abiertos en la casa,
sartenes sin uso para preparar comidas
o inventar recetas no probadas,
vinos sin escanciar, por degustarse,
sueños inéditos e historias no construidas.
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Sólo falta una voz, dulce, sedienta, oportuna.
Sólo falta que llegues y empujes la puerta.
Las llaves de la vida te esperan.
Hay universos inéditos que aguardan
pacientemente tu arribo… cuando llegue.
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Morirse solos, sin sueños ni destino
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El conserje de un edificio
se ahorcó en su habitación.
No dejó recado póstumo
ni tenía familiares.
Tampoco se supo su nombre.
Murió solo. Su cuerpo fue enviado
al Servicio Médico Forense
en calidad de desconocido.
La Jornada /1995.10.18
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Mira que el sol
a veces se esconde
para algunos.
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Avanzamos sobre los minutos
como puntos suspensivos
que no conducen a meta ni destino.
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¿Cuántos días nos quedan para morir?
A lo mejor mañana no podré escribir
otro poema,
ni decirte buenos días
o darte un beso.
A lo mejor mañana
amaneces viuda.
Yo estaré rodeado
de algunas personas cercanas
que se enteren;
pero otros están completamente solos
desde el alba hasta la oscuridad de media noche;
viajan solos en este tren de sinsabores
y ni siquiera el día de su deceso
quiere la muerte aparecerse
-siente flojera llegar a la desolación,
a lugares totalmente intrascendentes-.
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Solos, solos,
sin alguien que les abrace o grite o los calumnie,
sin quien siquiera deje un rato su hombro
dispuesto para el llanto.
Por eso se mueren;
a veces poco a poco,
a diario,
cada rato van perdiendo un poco de aliento
y no hay manera de encontrar de nuevo la ruta
ni el destino.
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De repente descubren que hay otras maneras
de encender el fuego
y van recolectando pólvora en las calles,
en cada rincón que descubren,
entre bancas y prados de jardines
en cualquier resquicio de la vida,
hasta que un día ya tienen la dosis suficiente
y emprenden el retiro
en medio del desaliento y la tristeza
o entre la luz multicolor de la esperanza
porque creen que hay por ahí
un dios que aguarda su llegada.
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Se van sin despedirse,
así nomás,
no hay quien escuche sus palabras
y emprenden el vuelo,
cruzan las nubes,
arriban al horizonte
se acurrucan silenciosos en el infinito
aunque siempre hay una fosa común que los abrigue.
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Soñar junto a la historia
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Noticias no publicadas en diarios
de ciudad alguna
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Para mi madre
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He recorrido los espacios de un tiempo
que se pierden con frecuencia entre el polvo de los días
pero nunca su esencia se deslíe
porque son germen y conciencia de un pasado
que sin darles retoque o maquillaje
son presente indubitable.
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La voz escrita ha sido un aliciente
en medio de este mar de zozobras y sorpresas que es la vida
donde no se puede concretar el tono preciso de las cosas
porque el tiempo es voraz para el olvido
y casi nunca permite que exista tiempo preciso
para recomponer las líneas de la vida.
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Mi madre poco supo de lo que yo canté o dije a cuatro vientos.
No supo quizá cuántas veces alcé la copa para brindar por ella o recordarla
en cualquier madrugada de recuerdos,
mañanas luminosas o noches de luna inamovibles.
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Mi madre lloró a solas,
en silencio,
aunque algunas veces pude descubrir su dolor manifiesto
por lo que no podía construir,
impedida por sus valores o su pensamiento impuestos.
Fue sin embargo una mujer feliz por inmanencia
pero sujeta al vaivén inevitable de las circunstancias
en donde el ser humano tropieza, a veces, sin remedio.
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Recuerdo su sonrisa en todo tiempo,
su mirada reflexiva de cariño ilimitado
su afán por celebrarlo todo,
hacer fiesta y gozo sin medida
y encontrar en el menor rescoldo el germen de la dicha.
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Me dejaba cada noche una caricia
y junto a ella
la certeza de que el mundo sería sin duda mi dominio
el espacio donde podría construir mis sueños sin medida.
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Cuando su voz fue más leve,
yo pude alzar la mía
para que fuera escuchada de múltiples maneras.
Dije mi tiempo, mi pasado, mis discordias,
pero también la enseñanza aprendida
para modelar la dicha, el gozo y la esperanza.
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Mi voz fue de alguna manera su voz
no tengo duda.
Mi gozo es la herencia de su decisión innegable
de hacer del tiempo un gozo eterno, impostergable.
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Y vago ahora por el mundo
diciendo a todos los que coinciden en mi senda
que el tiempo no es algo inamovible
y que podemos a diario
construir la historia,
nuestra historia,
con los detalles y destellos que soñamos.
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Podemos ahora soñar de nuevo junto a la historia
encender la chimenea
decantar el vino
brindar con los que están
pero también con los que ya se fueron
dándoles vida en el recuerdo
para juntos construir el mundo nuevo que anhelamos.
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Datos vitales
Roberto Arizmendi (Aguascalientes, México, 1945) Ha publicado 43 libros, de los cuales, 27 son de poesía, 5 epistolarios, 3 libros de literatura testimonial, 2 compilaciones de poetas latinoamericanos y varios sobre educación. Además, en 32 libros aparece como co-autor. Sus poemas y escritos literarios han sido incluidos en 36 antologías y aparece en diccionarios enciclopédicos y sitios de la Internet. Obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales “Carlos Pellicer” de Xalapa, Veracruz, México. Ha participado como jurado para el otorgamiento de becas de creación artística del Fondo para la Cultura y las Artes y en diversos certámenes literarios, Coordinador del Premio Latinoamericano de Poesía y Cuento de Oaxaca de 2003 a 2008. Participante en 35 festivales internacionales de poesía de diferentes países. Ha sido traducido al francés, italiano, inglés, alemán y portugués. Conferencista en diversos eventos culturales y académicos. Autor de más de 75 artículos, ponencias y publicaciones. Sus poemas, escritos y textos literarios han aparecido en más de 50 revistas y suplementos culturales.