Presentamos tres poemas de Carlos López Beltrán (1957) pertenecientes a su nuevo libro de poemas, Hembras desarboladas y otros hombres fuera de lugar, editado por Ediciones Sin Nombre y el Claustro de Sor Juana. Además de poeta, López Beltrán es traductor y biólogo. Ha publicado las colecciones de poesía, Las cosas no naturales, Ciudad Erial y Entre los intersticios. Junto a Pedro Serrano elaboró el libro La Generación del Cordero. Antología de Poesía Actual en las Islas Británicas.
Hembras desarboladas
Han regresado a la carne y la sangre
de roedor aún tibia se ha vuelto
su golosina favorita. Ya perdieron
las enzimas para esa digestión
y anillos guindas se dibujan
en torno de sus ojos y sus labios.
Cuando florea la pampa (estallido
imprevisible en cuanto a fechas,
duración, intensidad y desenlace)
dejan sus madrigueras por un mar
gris y muerto como el mercurio,
los montes por el delirio del polen.
Dejan atrás sus crías con los poseídos
inmóviles. Entre sus miedos atávicos
(que se aprende a adivinar
por los gruñidos lastimeros) están:
oír motores en la lejanía, ver
flecos encarnados entre las nubes
(los ocasos violetas les inducen
desconcierto total), quedar últimas,
en una fila de más de cinco,
que alguna ronque, hable dormida
o parezca estar soñando…
Pueden quedarse inmóviles por días
pareadas y mirándose a los ojos tenazmente,
de muy cerca, con expresiones lacias,
neutras, así… hasta que alguna pare.
Acto
Lo arrancas de raíz y grita.
Grito con forma y fuerza de raíz.
El inquilino es así.
Emperrado y correoso y grita.
Grita si se le extirpa de raíz.
Una zarpa que se hunde en las tetillas.
En el ano del estómago y las ingles.
Como raíz se aferra a su terrario.
Como mandíbula a su bocado.
El invasor se prende de la carne.
Desgarra su fibra al extirparse.
Lo sacas de raíz y escupe ligamentos.
Glándulas en jirones y lamentos.
Palpita mientras lo agarras y te agarra.
Lo coges y te coge. Palpitas.
Él te arranca de raíz. Tú gritas.
Grito con flaqueza de raíz extirpada.
El inquilino eras tú.
Cala
Me interesa lo eco
Lo que mengua
Lo estela en que se apagan los gemidos
Lo punto
Lo insidiosa factura en que se aploma
El peso residual de un torvo amante
Lo que se fue orillando y ovillando
Delgado de lasitud y pulimento
Me interesa lo ojal del horizonte
Lo agrietar que se insinúa a medio tranco
Su luzbel que ni nos ciega ni nos cimbra
Ni puebla de listones tan delgados
Lo ráfagas de línea del reojo
Lo hojaldre crepitar ahonda desploma
Lo engarce deshilar y me numera
Lo cielo y de mirillas transparentes
Luna de fibra de doler de disminuirse
De acercarse a ser punto punto a punto
Al punto de ceder
Al ras de astilla
Lo que mengua restaña y titubea
Lo elefante que acoda su osamenta
Sobre un océano azul que reverbera
Soflama que sublimó su tonelada
Aquí
Donde encumbramos este.