Cuento mexicano joven: Daniela Ruelas

Presentamos dos minificciones de la narradora jalisciense Daniela Ruelas (Vallarta, 1988). Estudió Letras Hispánicas en la U de G. Estudia el MFA in Creative Writing en la Universidad de Texas en el Paso.

 

 

 

 

 

 

DE ACTEÓN Y OTROS HÉROES

 

En los años de la vida del centauro Quirón, se dice que del tormentoso amor, fruto de una belicosa amistad,[1] que se tuvieron Aristeo y Autóneo, nació el más grande y ágil cazador que conocieron los siglos:[2] Acteón.
Doncellas, casadas y viudas confeccionaban flechas para él ya que creían que su éxito en la caza les traería el amor del joven.[3]
Indomable, Acteón sólo pensaba en adentrarse más y más al bosque, explorando sus fronteras y subyugando a cada una de sus fieras.[4]
Al estar a punto de degollar un león,[5] llegó a escuchar risas y clamores. Era Artemisa, hermana de Apolo e hija de Leto y Zeus, diosa de la caza y la luna.
Mesmerizado, Acteón se acercó sigilosamente al río y descubrió a Artemisa y sus sacerdotisas[6] [7] [8] bañándose. Desabrigadas.
La diosa, ruborizada, sostuvo su postura y ordenó que se marchara.
Perplejo, Acteón permaneció inmóvil, pues tal era la belleza de Artemisa. Entonces, ella lo convirtió en su caza favorita[9] y sus propios perros lo apresaron, poniendo fin a su lujuria.
Acteón tuvo la oportunidad de correr, pues los ciervos pueden llegar a ser más rápidos que los perros. En vez, decidió morir como animal y hombre a la vez, pues en ningún momento apartó su mirada del cuerpo de Artemisa.[10] [11] [12] [13] [14] [15] [16] [17] [18]

 

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[1] Aristeo y Autónoe no eran amigos; habían sido forzados a contraer nupcias. De ahí la belicosidad.
[2] Los siglos conocieron otros cazadores: Arge, Atalanta y, por supuesto, los Cazafantasmas
[3] Este dato es completamente inventado. Es posible que nadie se interesara en Acteón.
[4] Esto sí es verdad; cazaba exitosamente.
[5] No hay prueba de que haya sido un león. Tal vez sólo estaba dando un paseo por el bosque.
[6] No eran sacerdotisas de Artermisa; eran de Hera. Lo más probable es que Artemisa no tuviera sacerdotisas porque la caza se consideraba una actividad masculina.
[7] Pero también era diosa de la luna.
[8] Ah, entonces es posible que sí hayan sido sus sacerdotisas. Continuemos.
[9] La caza favorita de Acteón era un ciervo.
[10] Debo confesar. Acteón no miraba a Artemisa; prefería la compañía de hombres.
[11] Es posible que ni cazador haya sido.
[12] Pensándolo bien, ¿qué hacía Artemisa en un bosque donde fácilmente podía ser descubierta por humanos?
[13] ¿Alguien alguna vez se preguntó por qué Artemisa, si era diosa de la caza y estaba rodeada de gente, no se dio cuenta que había alguien cerca que aparte alcanzó a echarse un taco de ojo?
[14] Esto me suena a que alguien se inventó la historia. Porque aparte, ¿no habíamos dicho que era Hera, pues?
[15] Sí, era inventada.
[16] Qué bueno que me dices, porque ya me estaba sintiendo mal por el voyeurista.
[17] No era voyeurista, era cazador.
[18] Cierto, cierto. “Cazador…”

 

 

 

LOS RECURSOS

 

En la cueva no había papel, por lo que optó por escribir con sus heces. Aunque las comidas eran pocas y esporádicas, aprendió a digerirlas de manera que causaran movimiento intestinal sólido.
Al finalizar su obra, retrocedió, asqueado y maravillado al mismo tiempo.
No pudo evitar regurgitar y, contemplando con desdén su propia bilis, decidió comenzar la segunda parte de lo que sería su más grande, pero efímera, creación.

 

 

 

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