Presentamos, en versión del poeta mexicano, Sergio Briceño González (Colima, 1970), algunos poemas de la antología Subhashitaratnakosha, que preparó en el siglo XI el monje budista Vidyakara. Las traducciones están precedidas por una nota del propio Briceño en la que nos cuenta, entre otros detalles, cómo según la tradición, la antología fue escrita en hojas de palmera por su conexión con la divinidad.
Subhashitaratnakosha es el nombre completo de la antología de poesía en sánscrito de carácter lírico, llamada kavya, que preparó en el siglo XI el monje budista Vidyakara. En ella encontramos escenas íntimas únicas (la alusión al romavali, la línea de vellos que les crece a las niñas al transitar a la adolescencia y que conecta al ombligo con el pubis, es solo un ejemplo), consejos sobre cómo enfrentar a una mujer casada o profundos análisis del temperamento sexual femenino en cada una de sus edades. Cuenta la tradición que esta antología fue escrita en hojas de palmera, que para ese entonces -y aun hoy en ciertos rincones de la India- se considera la encarnación terrestre de la diosa, una de cuyos avatares, Durga, es patrona del frenesí copulatorio. Fue ella quien influyó en la mampostería orgiástica de numerosos templos budistas en el golfo de Bengala, pero también se hizo presente en los textos poéticos de la época, que las hordas islámicas intentaron -sin éxito- destruir en algunas de sus incursiones al subcontinente. Los poemas que traduje tienen su versión original en el tomo de H. H. Ingalls del que Octavio Paz recogió el material para sus ya conocidas traducciones. Debo agregar que la puntuación es tan despeinada como el propio objeto que describe. Además, la mayor parte de estos poemas celebra la maduración de las niñas.
Sergio Briceño González
Ya no dejan sus crenchas en desorden,
buscan cómo amarrarse los cabellos;
se empiezan a preocupar por sus dientes y anudan sus faldas,
se ajustan a la práctica amorosa con las cejas;
se vuelve indirecto el movimiento de sus ojos:
se llenan de ambigüedad sus palabras,
a cada instante hay progresos en coquetería,
mientras la infancia se desliza hacia la juventud.
RĀJAŠEKHARA
La joven doncellez le ha puesto su huella en cada extremidad,
pero especialmente hábil ha sido al madurar sus ojos,
sabe que ella merece ver cada uno de sus gestos
y difunde las emociones que ella a través de él experimenta
para que se sienta orgulloso de la mirada suya.
RĀJAŠEKHARA
En el vientre de las jóvenes hermosas
brilla el dulce romavali
como el estandarte que el Amor ha puesto
al fundar una nueva ciudad: la Juventud.
LADAHACANDRA
Su respuesta flota cerca del amor,
pero todavía lo niega,
aunque ya dicho permanece medio oculto
le ruegas y le ruegas por su cara,
decide dártela a medias y a medias voltearse,
una mirada aduladora en la muchacha a mitad de camino entre la infancia y la madurez
¡qué dulce cuando la pruebas su ambigua inocencia!
LAKSMIDHAR
Tarda en entender los juegos de azar de los amantes,
se deleita en comprender los dobles sentidos,
siempre trae un espejo en la mano
y hace de maestra ante la multitud de sus amigas,
ansiosa por copiar la conducta de las mujeres mayores,
todavía es demasiado tímida con su juventud;
hay un encantador progreso de coquetería al comenzar la mujerez
RAJASEKHARA
Su mirada, aunque manchada de infancia,
intenta a cada rato asemejarse a la mujer;
su silueta no ha cambiado todavía
pero muestra una pizca de su riqueza en ambos pechos:
qué puede haber más delicioso que ver el cuerpo de una doncella a punto de probar el amor
Lleva el corpiño abotonado hasta el cuello,
solo se ríe a través de los gestos de sus manos y dedos,
está cansada de jugar con sus muñecas,
sus miradas son oblicuas,
sus palabras crecen llenas de un doble sentido,
en cada parte aparece el encantador progreso de su coquetería,
mientras su infancia se desliza.
Mucho a muchos pájaros el hoyo en mis orejas ha bebido el canto entre los árboles de mango,
pero hoy mientras se aproximaba
esa música
me sacudí en cada miembro;
mi corazón se entristeció, se estremecieron mis ojos;
¿por qué me pongo así, amiga, por qué?
BHOJYA-DEVA
Sus muslos han ganado peso;
se forman las tres hojas alrededor de su cintura,
la timidez se incrementa en su corazón,
su antiguo retozar se esfuma,
sus pechos han florecido hacia adelante,
sus ojos comienzan a volverse de lado,
el cuerpo de la esbelta muchacha crece hermoso
mientras su infancia se aleja
El deseo de las mujeres lo arropará en sus ornamentos
creyendo que es todavía un niño;
en ellas de mala gana enterrará sus apetencias escondidas en el corazón
y si en la ausencia de las otras alguna lo mira tiernamente
él agacha la cabeza y sonríe;
así es su manera,
vestida en la belleza de su adolescencia
VALLANA
Muy tímida para dar una opinión,
cuando le preguntan solo mueve la cabeza;
solo confía todo lo que sabe y lo que hace a su mejor amiga
pero es una experta en el arte de las miradas centelleantes
y cada uno de sus miembros ha sido marcado para el arte del amor
ah, esta niña está cambiando de edad encantadoramente
La viveza, abandonada por sus pies, pasa a sus ojos
sus muslos rechazan la delgadez
que ahora se refugia en su cintura,
su torso obtiene compañía con ambos pechos
y su cara permanece sola incomparablemente;
es así como la adolescencia intercambia atributos en cada uno de sus miembros
RAJASEKHARA
Sobre este río de triple onda
su infancia pereció con toda su niñez,
en memoria de las cuales estos montículos funerales,
sus pechos de alabastro, han sido levantados
Su cuerpo es una isla bañada por olas constantes
del mar de miel de la belleza;
aquí tiene las partes de la temprana juventud conspirando para edificar
una casa placentera de deliciosas vides,
en cuya refrescante sombra el bendito dios del amor,
apenas despertando, estará lleno aún de sueño
¿BIRYAMITRA? (¿BHIKSU?)
Mi corazón recuerda a mi amada, cómo, haciendo mucho simulacro, huyó de mí;
cómo sus amigas la arrestaron y la hicieron regresar
colocándola sobre la sábana,
cómo empezó y cómo se rehusaba a jugar las nuevas acrobacias
y cómo su miedo al final se fue reblandeciendo por la mano de la dulce experiencia
Hay miedo y curiosidad
hay vergüenza y también hay deseo;
el corazón de una niña hacia el hombre que ama
nunca es tan puro y simple
Visita a mujeres más grandes y atrevidas,
las escucha contar sus aventuras
que después con gestos hábiles
contará a sus amigas más jóvenes;
conoció a un hombre que deseaba su corazón
pero todavía no se le entrega;
así es la muchacha joven, pero solo por ser así se vuelve aún más atractiva
Ella se estira. Sus brazos voluptuosamente levantados forman una graciosa puerta
a la que sus dedos entrelazados e inmóviles le forman la cornisa;
¿que podría celebrar esta puerta
sino la entrada del dios nacido de la mente?[1]
SATANANDA
La adorable criatura ahora observa
la profundidad de su ombligo,
con una mirada lateral confirma el crecimiento de sus nalgas,
en secreto atormenta su cintura con corsetes,
pero se mantiene unida a la timidez
como a una vieja amistad
Cuando las niñas, curiosas por los amores de unas y de otras,
empiezan a platicar de amor,
su cuerpo se endurece, las agujas les empiezan a recorrer la piel,
lo que me hace pensar que esta novicia de ojos de gacela
ha ofrecido su santidad a algún sacerdote consagrado,
algún devoto del paraíso carnal
para su iniciación
NARASIMHA
Sobre su rostro la ceja aprende a danzar con apenas una parte de
de su extensión;
de algún modo los ojos se vuelven más maduros,
sus pechos empiezan a brotar,
su cintura a diario se adelgaza; su entrepierna se abulta
poco a poco en cada miembro;
la juventud va dejando una muestra de su compañero más cercano, el Amor
RAJASEKHARA
El año pasado, querido amigo, y el año antepasado
el dulce viento sopló desde Malabar
y el pájaro cantó,
pero mi corazón nunca se inquietó
y todo para nada
como esta primavera
UTPALARAJA
Esas encantadoras mujeres que practican la virtud, pero
en secreto desean pecar,
que darían su vida antes de entregar por completo
una sola de sus miradas al amante,
cuyas reglas son la prohibición
incluso a pesar de lo que más les gusta;
que ellas, cuya naturaleza difiere así de todo el mundo, sean gentiles contigo
VITTOKA (S. VIBOKHA)
Nota:
[1] Los cuatro kumaras son entidades perpetuamente infantiles que nacieron de la mente de Brahma y representan el celibato o la virginidad. N. del T.