American Poetry: Charles Simic

Today at Círculo de Poesía we present a selection of works by the renowned poet Charles Simic (1938). One of the most important poets of our time, Simic is often described as a writer with a “strikingly original” style that is hard to classify. Born Dušan Simić, he spent his formative years in Europe during World War II, facing its aftermath while still a teenager. Simic’s family migrated to America when he was sixteen and settled down in Chicago. The things that he witnessed as a child during the war left a deep mark in his poetic work; Some of Simic’s poems contain crude war themed imagery, others a very incisive metaphysical bent, and at a times he combines both, effectively blurring the lines between the ordinary and the extraordinary. He has won the Pulitzer Prize for Poetry in 1990 for The World Doesn’t End and was appointed the fifteenth Poet Laureate Consultant in Poetry for the Library of Congress in 2007. Charles Simic is currently professor emeritus at the University of New Hampshire. Spanish translations are by René Higuera (1982).

Presentamos una selección de textos por el renombrado poeta Charles Simic (1938). Uno de los poetas más importantes de nuestro tiempo, Simic es descrito como un escritor con un verso “sorprendentemente original” que es difícil de categorizar. Nacido con el nombre de Dušan Simić, pasó los primeros años de su vida en una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial. La familia de Simic migró a los Estados Unidos cuando él tenía dieciséis años y se instalaron en Chicago. Lo que presenció durante la guerra dejó una marca profunda en su poesía; Algunos de sus poemas presentan imágenes crudas de la guerra, otros muestran un juego metafísico muy incisivo, y en otros más combina ambos aspectos haciendo borrosa la barrera entre lo ordinario y lo extraordinario. En 1990 ganó el premio Pulitzer a la poesía. Charles Simic es profesor emérito en la Universidad de New Hampshire. Las versiones en español aquí presentes son de René Higuera (1982).

 

 

 

 

 

Psalm

You’ve been a long time making up your mind,
O Lord, about these madmen
Running the world. Their reach is long
And their claws must have frightened you.

One of them found me with his shadow.
The day turned chill. I dangled
Between terror and valor
In the darkest corner of my son’s bedroom.

I sought with my eyes, You in whom I do not believe.
You’ve been busy making the flowers pretty,
The lambs run after their mother,
Or perhaps you haven’t been doing even that?

It was spring. The killers were full of sport
And merriment, and your divines
Were right at their side, to make sure
Our final goodbyes were said properly.

 

Nothing

I want to see it face to face
And then I intend to raise hell
No, I don’t have anything prepared
I’ll rely entirely on inspiration
Also, my ancestors who
Just now begin to laugh their heads off.
In all probability, I’ll make a fool of myself
Turn away grinning stupidly –
Light a cigarette with
Trembling fingers
Ask about the weather:
About that cloud, shaped
Like a medicine bundle
Hovering so still in the windless sky

 

 

 

Last Picnic

Before the fall rains come,
Let’s have one more picnic,
Now that the leaves are turning color
And the grass is still green in places.

 

Bread, cheese and some black grapes
Ought to be enough,
And a bottle of red wine to toast the crows
Puzzled to find us sitting here.

 

If it gets cold—and it will—I’ll hold you close.
Night will come early.
We’ll watch the sky, hoping for a full moon
To light our way home.

 

And if there isn’t one, we’ll put all our trust
In your book of matches
And my sense of direction
As we grope our way in the dark.

 

 

 

Mystic life

“lifetime’s solitary thread”

For Charles Wright

 

It’s like fishing in the dark,

If you ask me:

Our thoughts are the hooks,

Our hearts the raw bait.

 

We cast the line over our heads,

Past all faith, past all believing,

Into the starless midnight sky,

Until it’s to sight.

 

The line’s long unraveling

Rising in our throats like a sigh

Of  a long-day’s weariness,

Soul-searching and reverie.

 

 

 

Club Midnight

 

Are you the sole owner of a seedy nightclub?

Are you its sole customer, sole bartender,
Sole waiter prowling around the empty tables?

Do you put on wee-hour girlie shows
With dead stars of black-and-white films?

Is your office upstairs over the neon lights,
Or down deep in the dank rat cellar?

Are bearded Russian thinkers your silent partners?
Do you have a doorman by the name of Dostoyevsky?

Is Fu Manchu coming tonight?
Is Miss Emily Dickinson?

Do you happen to have an immortal soul?
Do you have a sneaky suspicion that you have none?

Is that why you throw a white pair of dice,
In the dark, long after the joint closes?

 

Salmo

 

Has estado mucho tiempo decidiendo,

Señor, al respecto de estos locos

Que controlan el mundo. Su largo alcance

Y sus garras deben haberte asustado.

 

Uno de ellos me encontró con su sombra.

El día se puso frío. Yo oscilaba

Entre terror y valentía

En la esquina más oscura del cuarto de mi hijo.

 

Te busqué con mis ojos, Tú en quien yo no creo.

¿Te has ocupado embelleciendo las flores,

Haciendo correr los corderos tras sus madres,

O no has hecho acaso ni siquiera eso?

 

Era primavera. Los asesinos estaban llenos de buenas

Intenciones y alegría, y tus sacerdotes

Estaban justo a su lado, para asegurarse

Que nuestro último adiós se dijera apropiadamente.

 

 

 

Nada

 

Quiero verle cara a cara

Y luego intentaré desatar un infierno

No, no tengo nada preparado

Voy a confiar por entero en la inspiración

Además en mis ancestros que

Justo ahora comienzan a reír a carcajadas.

Con toda probabilidad, voy a hacerle al tonto

Me alejaré sonriendo estúpidamente

Encenderé un cigarro con

Manos temblorosas

Preguntaré sobre el clima:

Sobre aquella nube, que asemeja

Un morral de medicinas

Flotando tan quieto en el cielo sin viento.

 

Último picnic

 

Antes de que lleguen las lluvias de otoño

Vayámonos de picnic una vez más

Ahora que las hojas cambian su color

Y la hierba sigue verde en algunos lugares

 

Pan, queso y algunas uvas negras

Deben ser suficientes,

Y una botella de vino tinto para brindar por los cuervos

Intrigados de encontrarnos ahí sentados.

 

Si hace frío –y lo hará– voy a estrecharte.

La noche llegará temprano.

Miraremos al cielo, esperando encontrar una luna llena

Para iluminar nuestro camino a casa.

 

Y si no hay ninguna, pondremos toda nuestra fe

En tu caja de cerillos

Y mi sentido de la orientación

Mientras nos vamos a tientas por la oscuridad.

 

 

 

 

La vida mística

 

“hilo solitario de la vida”

For Charles Wright

 

Es como pescar en la oscuridad,

Si me preguntas:

Los anzuelos son nuestros pensamientos

La cruda carnada nuestros corazones.

 

Arrojamos el hilo por sobre nuestras cabezas,

Más allá de toda fe, más allá de toda creencia,

Hacia el cielo sin estrellas de la medianoche

Hasta que se hace visible.

 

El largo desenrede de la línea

Se eleva en nuestras gargantas como un suspiro

Del cansancio de un largo día,

De introspección y ensueño.

 

 

Club de medianoche

 

¿Eres el dueño único de un club nocturno de mala muerte?

 

¿Eres su único cliente, único cantinero,

El único mesero merodeando las mesas vacías?

 

¿Pones shows de chicas a altas horas de la noche

Con estrellas muertas de filmes blanco y negro?

 

¿Está tu oficina sobre las luces de neón,

O al fondo en un húmedo sótano de ratas?

 

¿Son barbados pensadores rusos tus socios silenciosos?

¿Tienes un portero con el nombre de Dostoievski?

 

¿Viene Fu Manchú esta noche?

¿Viene la señorita Emily Dickinson?

 

¿Tienes un alma inmortal?

¿La sospecha furtiva de que no tienes ninguna?

 

¿Es por eso que arrojaste un par de dados blancos,

En la oscuridad, mucho después de terminada la juerga?

 

 

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