The guilt of being alive: Patience Carter

El pasado 12 de junio, el mundo se conmocionó ante el asesinato de 49 personas en un club LGBTI en Orlando, Florida. En memoria de las víctimas presentamos un poema de una las sobrevivientes, Patience Carter, de veinte años de edad, Carter fue herida durante el tiroteo y experimentó la muerte de su prima Akyra Murray aquella noche en el club Pulse en Orlando. Alumna de la NYU, La experiencia la ha hecho abogar por el fin de la violencia tanto en su país como en el Medio Oriente. El día de ayer presentó a los medios el siguiente poema sobre lo sucedido. La traducción al español es de Esteban López Arciga.

 

 

 

 

 

 

 

 

La culpa de agradecer estar viva es pesada

Querer sonreír por seguir con vida

sin saber si las personas que te rodean están listas.

Así el mundo llora a las víctimas asesinadas y caídas con malicia.

Yo siento culpa por llorar el dolor en mis piernas.

Porque no sentí nada

como los otros 49 que no tuvieron la suerte de sentir mi dolor.

Ni en un millón de años pensé que esto pasaría.

Ni en un millón de años pensé a mis ojos viendo tal tragedia.

Viendo al alma dejar el cuerpo del individuo.

Viendo el rifle del asesino a la periferia derecha. Viendo sangre y

escombro en el rostro de todos.

Viendo los pies del pistolero, debajo de una butaca, mientras se pasea.

La culpa de sentir suerte de estar viva es pesada.

Como el peso de las paredes oceánicas libradas de la leva, como ser arrastrada por

la hierba

con la pierna en trizas y aventada atrás de un Chevy.

Como ser llevada al hospital

y que te digan que vas a vivir, cuando a tu lado reposan aquellos cuyas vidas fueron arrancadas.

La culpa de seguir viva es pesada.

 

 

 

 

 

 

The Guilt of Feeling Grateful to Be Alive Is Heavy.

Wanting to smile about surviving

But not sure if the people around you are ready.

As the world mourns the victims killed and viciously slain.

I feel guilty about screaming about my legs in pain.

Because I could feel nothing

like the other 49 who weren’t so lucky to feel this pain of mine.

I never thought in a million years that this could happen.

I never thought in a million years that my eyes could witness something so tragic.

Looking at the souls leaving the bodies of individuals.

Looking at the killer’s machine gun throughout my right peripheral. Looking at the blood and debris covered on everyone’s faces.

Looking at the gunman’s feet under the stall as he paces.

The guilt of feeling lucky to be alive is heavy.

It’s like the weight of the ocean’s walls crushing uncontrolled by levies, it’s like being drug through the grass

with a shattered leg and thrown on the back of a Chevy.

It’s like being rushed to the hospital

And told you’re going to make it when you lay beside individuals whose lives were brutally taken.

The guilt of being alive is heavy.

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