En el marco de nuestro dossier de poesía actual de Nueva Zelanda, preparado y traducido por Andrea Rivas, presentamos los poemas de Amber Esau. Es poeta en samoano, maorí e irlandés, nacida en Nueva Zelanda. Esau es originaria de la localidad de Manase en Savaii, samoana por parte de su padre; y con ascendencia Ngapuhi así como irlandesa, de parte de su madre. Entre sus publicaciones figuran algunos poemas en revistas literarias diversas y la antología maorí “Puna Wai Kōrero”. También fue beneficiaria de la beca Horoeka Reading Grant.
Manaakitanga[1]
Con el diente de un tiburón
ella pela una manzana
y arroja la carne.
Con el diente de un tiburón.
Una luz de la calle rasga el camino en dos
y lo arropa en el cemento cálidamente.
Bajo esta luna carnosa
su vientre de madera duele.
Siente los golpeteos, los escucha.
Inclinándose, ella alisa
la esquina despeinada de su
manta café a cuadros
tejida con las cenizas
de cada tía que aplasta al frío y ríe.
Esto es lo que significa estar aferrado.
A través del campo,
un hombre desgasta sus ojos
mirando su corbata
se arruga en el otoño
de ignoradas atracciones.
Él es la grasa en la sopa
colocada sobre las rodillas de los mendigos.
Él ha conseguido su RSI[2] oscilando
un par de balanzas vacías.
Despojado de huellas
el pasto es más ejército
que el hombre.
Despojada de viento
la niebla es más culpa
que una carga.
Él rechaza sus regalos de bestias de madera
y advierte “no los miren a los ojos”.
El estómago de ella pulsa.
Ella mira esperando que él aparezca más cerca
pero los números en los muslos de él son más próximos
de lo que logrará.
Por años, él ha observado.
De su propia costilla, ella saca
todos los ecos y los coloca
junto a las cáscaras de manzana.
Los niños son los últimos en llorar.
Hoy en día, para creer en fantasmas
primero debes aprender a espantar.
Ella saca los platos
y canta. Él espera.
Ella trae las cucharas
y sirve.
Siente los golpeteos, los escucha.
De sus muñecas, ella descose
la vergüenza de la congestión
sacando humo con leche de mamá
y lo deja consumirse en su palma.
Hay noches en que no.
Levantando su camiseta, los dedos alargándose
hacia su estómago como un erizo inverso
las púas de madera engrosándose
ella esparce sus manos sobre éstas
y giran, reblandecidas en el calor.
Esto es lo que significa estar aferrado.
La luz es fragante por el bombardeo
de la migraña y el cielo forma ya una costra
y la danza es deliberada.
Ella ofrece una taza de virutas
sobre una barrilla de piel de manzana
él no se mueve para tomarla
solo mira la suave presión de su muslo
cuando se inclina hacia adelante.
Es casi bíblico, él se autonombra.
Es casi un demonio en la espina de ella.
Levantando las manos hacia su boca, él grita
“puedo ayudar, dulzura”
pero si la dulzura no se mima por qué
sabe tan mal cuando él se lo dice a ella.
Él se endereza
su abultado estómago
un bulbo de cemento
Interfiriendo con todas sus luces
de escape
para recordarles
que esto es Aotearoa:
tierra de las largas estancias blancas
labradas con asientos hechos de lágrimas,
iluminadas por la media luz de la deuda,
alfombradas con todos los labios azules
de una canción de invierno infantil.
Hoy en día, para creer en fantasmas
primero aprenderás a espantar.
Buscando en su bolsillo
él saca ocho carritos
rojos y los presiona
contra la tierra
formando un círculo a su alrededor
para alejar a los bichos
él dirá
para enseñarles por qué una manzana
tiene piel.
Fuera del suroeste
ellos permanecen en un campo
carros aullando
a su alrededor
La nueva canción de cuna hogareña, ellos han aprendido.
Las fiebres
mujer; cerrada
-hombre; abierto
-colgando
señales
desde el centro.
¿Las mujeres que escriben son un riesgo?
(tallado sobre un tallado
pierde el filo
en una sonrisa)
belleza en desnuda
inocencia
vence al cuero
supuesto
bajo una almohada.
***
me despertaron antes
del amanecer
el terreno dividido con los labios
enroscado con nuestros dedos
en la colina
en una perla prestada por nuestros ojos
nos dijeron
que nos guiáramos
a través de los cuerpos
me despertaron
sin decirme
que había abierto ya
en el piso
barriendo los costados.
***
inhalé suficientes
huesos y lo hice
llorando.
Magia, creo.
Nadie dirá que tuve nada
que hacer con el extra
pero ella me culpará
años después
cuando haya encontrado de nuevo
mis años
hilados en los de ella.
popotes
lenguas no secas.
No digo: “tú”, aún.
***
alguien dijo.
alguien rasgó
su aliento sobre el confeti
y pensó
que aún había extracciones de oro
en Auckland.
Ha sido un juego al margen
porque el cemento chorrea
de las bocas.
porque el sueño
era el único que hablaba
para diseñar una corona
¿se siente deprimido
en el montículo más y más hondo?
Infancia
(Aparecido originalmente en IKA del MIT)
expertos
en los pliegues del rostro
que marchan tras los ojos / Dios en espíritu
¿podemos volver?
¿o hemos iniciado un terminal
placer de lo transparente?
estamos oyendo
a Lil’ Wayne pero escuchamos
aparte / ¿te gusta alguien ahora?
/sigues pensando en la sangre
que era pegajosa y como savia-
adherida a las ramitas
cuando bailábamos en el
sol y no nos importaba
cómo brillaban los cuchillos –
no nos percatamos/
usando rostros sobre rostros
/un cráneo plegado
jala del pico y de la cola
míralos separarse en el mismo
diario.
Repite/divulga. Repite/divulga.
Numiamatumua
(Aparecido originalmente en PUNA WAI KORERO de la AUP)
La vida chocó con olas en nuevas tierras
lenguas vacilantes de fragantes noches
nuestros niños florecen estos días
en manos coloniales
En casa el frío invierno donde
Recuerdo las palmas tan llenas
calor atascado en piel en camas
perlas que sudan
perlas de lunas negras
Paua no puede decidir
que matiz tomará
Pies amortiguados como cocos
caídos Elevados en la arena
Recuerdo la tierra
un veneno culpable cazando las calles
tap tap huesos blancos en carne morena
tatau
traídos desde Fiji
yo no tengo gemelo
para aligerar la carga
Ignorancia
yo no conozco la fa’aniusila
no hay enseñanza en un ave vieja
nuevos gorjeos
morderé a través del caparazón de una tortuga
que descarga
en el océano
agua salada y sangre
diluyéndose
ojos dilatándose
soles ínfimos
que atrapan
mi sonrisa
y la recuestan junto a la tuya
Ellos dicen
La Muerte llega
a los combates
a este nuevo lugar
Por siempre un cuerpo removido
hay mejor cuidado de la salud con nosotros
pero la tierra puede sepultar
un corazón
y yo he visto
sangre extendida en una liga de goma
estos niños florecen
en manos coloniales
la edad me ha roto
más escucho
para traducir
las viejas canciones
de nuestra tierra.
Notas de la traductora
[1]Palabra Maorí que refiere a hospitalidad, generosidad y amabilidad. El proceso de mostrar respeto y atención hacia los otros.
[2] RSI es la abreviación para Relative Strenght Index: Índice de Fuerza Relativa.