Presentamos una breve selección de textos del poeta peruano Juan Mauricio Muñoz Montejo (Lima, 1984) ha publicado los poemarios El Lado Oscuro (De los Cuatro Vientos, Buenos Aires, 2009) y Autogolpe (OREM, Trujillo, 2012). Fue redactor del diario sensacionalista Trome y editor de la revista independiente La Higuerilla.
Dueña de la Noche
I
Ha concebido ser tu padre
bajo condiciones infrahumanas
después de tres varones y cuatro mujeres
serás el séptimo día
el último de la lista
si los frejoles y el sexo mantienen una tregua.
El cuarto varón que no llegó con el pan bajo el brazo
más hambre/menos arroz con huevo
los hermanos mayores juegan a la ouija
porque ya no hay espacio en la cama.
Gracias a ti.
Las madrugadas son llantos inconsolables,
tu madre no puede amamantarte,
tus hermanos, ahora, escupen sobre tu estiércol.
Tu madre amanece con las llagas de tu padre
correspondiéndole la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
II
En cinco años
tu vestidura holgada es tu manifiesto del arenal
donde pintan tu casa con ladrillos imaginarios.
Tu padre ha visto en ti
el pecado de los pobladores sodomitas
y has sido condenado Al tormento
al lado de tu madre.
Estás conociendo el Infierno
con tinta roja
que eyacula de tu ano
doloroso, penetrante
cruje tu garganta
la piel escarapelada
los pies sumisos en el aire
las manos afligidas
la imaginación vedada
los juguetes tuertos sin dueños.
Tu madre ha guardado silencio
y su pierna aniquilada en púrpura
y tú tan pequeño/ sin poder hacer nada
sólo resistir/resistir/resistir
gimotear
con el semen a cuestas de tu progenitor
nadie vendrá a socorrerte
ni tu Dios que llevas colgada en el cuello.
III
Amanece negro
es un balance justo
en tus huesos.
Sigues agradeciendo ese caminar nocturno
vendiendo tus órganos
a jóvenes setentones
porque los gusanos de tu estómago necesitan alimentarse
has escapado del lejano oeste donde nadie te socorría
miseria
tras miseria
tras miseria.
No esperabas menos
ahora eres dueña de la calle
ahora eres dueña de la noche
ahora eres dueña de tus órganos
ahora eres parte de la Selva de Cemento.
No hay fiestas de bienvenida
ni abrazos gratificantes
¿pero cuando obtuviste una sonrisa de bienvenida?
IV
Hoy has amanecido feliz, Solange
sobre las plantillas de una mujer con tacos
sin una delgada línea morada
surcando tu rostro
porque los cien soles son suficientes
para que el carácter endemoniado no te toque.
Hoy has amanecido feliz, Solange
y prefieres no exponer tu verdadero nombre
ni las calles transitadas
ni las noches costeadas con tu ano.
Hoy prefieres olvidar tu existencia
ser feliz
ser feliz como ninguna vez
sabiendo que, tal vez, sea
la última vez que se dibuje una sonrisa
en tu rostro.
El Paraíso no existe
I
los huesos enmascarados de los Inmigrantes
mientras ese equilibrio perenne mantenido
en la razón
esa acción fortuita de seres sin voz/ni voto
convertidos en huesos húmeros
el río Grande/el río Bravo
corriendo
corriendo
corriendo
los sueños intangibles
están al Norte
2.
estos son versos
desde el más allá
el sinsabor de la noticia
de esta ilusión en los albores del Norte
para los ciudadanos del patio trasero
donde pertenecí/donde nací/donde perecí
son canciones al viento
respira/respira/respira
son papiros
para que mi gente
no sufra/no sufra/no sufra
(como Yo)
3.
cuando los soles se aspiran
en un llanto
son los Mojados
que se unen en un camino
tergiversando los extramuros
de un patio sin futuro
4.
son todas esas voces que nos hostigan al unísono
(la Migra)
el viento fugaz detrás del desierto
que recorrimos/sin agua
(los Inmigrantes)
en esa madrugada
y se llevaron nuestro ser
(ahora, les pertenecíamos)
5.
el polvo sobre tu rostro.
el paraje es inmenso,
el río Bravo aguarda.
una luz, una luz
¡Corran sin mirar atrás!
es el otro lado,
el otro mundo,
el sueño desvelado de dos meses.
una voz gruesa intenta detenerte,
pero continúas corriendo
sin mirar atrás.
porque atrás es el pasado
porque atrás será el pasado.
no quieres recordar
que dejaste mujeres violadas, descuartizadas, mutiladas
que dejaste las equis sin nombre de los ataúdes desconocidos,
que dejaste los cuerpos inertes de tus compañeros baleados por la Migra,
que dejaste de ser tú mismo cuando cruzaste la línea fronteriza…
El último vacío de la Nada
Todavía nos vemos bajo la lluvia
en el paradero del Metropolitano
el incienso que venden en el Jirón de la Unión a medianoche
llega a nuestras narices
llega a nuestros oídos
escarapela nuestro cuerpo.
Nos cuesta comprender
que estamos solos,
solos en la patria de nacimiento y fallecimiento
solitarios como la señora que vende dividis
en su puesto de la avenida Emancipación a dos soles.
Nos vemos situados en la parafernalia de la madrugada
con los fletes de la Plaza San Martín
con a sol la barra de Colmena
con las prostitutas y travestis de la avenida Wilson.
Bajo la lluvia…
Aún si no existiera esa lluvia
aún si fuera verano
aún si esa ropa mojada fuera del éxtasis de vernos entre los dos
con los borrachitos que caminan zigzagueando
y se quedan dormidos a nuestros pies como almohadas.
Todavía queda un granito de esperanza
en las marchas/en los bares/en las calles
sé que tú crees que nuestra lucha mueve montañas
aunque reniegues
pero siempre te apareces ahí
a la medianoche
con tu saco azul y tu camisa blanca percudida
porque
todavía tienes esperanza
que no estemos en
el último vacío de la Nada
Sentimientos
A veces,
sólo a veces,
pienso en ti
sobre todo
porque te quedaste con toda mi cuenta bancaria
y me engañaste con la lesbiana que amé.
Datos vitales
Juan Mauricio Muñoz Montejo (Lima, 1984) ha publicado los poemarios El Lado Oscuro (De los Cuatro Vientos, Buenos Aires, 2009) y Autogolpe (OREM, Trujillo, 2012). Fue redactor del diario sensacionalista Trome y editor de la revista independiente La Higuerilla.