Poesía argentina: Alfonsina Storni

Presentamos en Círculo de Poesía tres poemas de Alfonsina Storni (1892-1938) dentro del dossier Siete poetas suicidas que prepara y traduce Sandra Santos. Alfonsina Storni es una poeta fundamental para tradición de la poesía argentina y, también, para comprender la poesía escrita por mujeres en latinoamérica. Su figura se ha vuelto un ícono en las letras posteriores tanto por la renovación del estilo como por su famoso suicidio.

 

 

 

Siete poetas suicidas

 

Hay una primavera en cada vida – Antología de poetas-suicidas fue propuesta en la asignatura de «Tipologías de la Edición» del máster en Estudios Editoriales (Universidad de Aveiro, Portugal).

Esta no será más una antología de elección de poemas que condensen toda la obra poética de las siete poetas-suicidas presentadas, enseñando trazos psicológicos referentes a perturbaciones y recalcaduras que originarían su trágico final de vida. Por el contrario. La selección poética intentará señalar los temas alusivos a la esperanza, pasión, amor, alegría, felicidad, transformación, sensualidad, fuerza y arrojo. Como el verso de Florbela Espanca elegido para el título supone, se enfocará el lado luminoso, fuerte y fértil de las siete autoras. A pesar de que la expresión poetas-suicidas pueda no coadunarse con la intención basilar de esta antología, su utilización transmite el peso simbólico emanado de la relación umbilical entre la poesía, la muerte y la vida.

Por orden cronológico de nacimiento, las poetas escogidas son: Alfonsina Storni (Argentina), Teresa Wilms Montt (Chile), Florbela Espanca (Portugal), Anne Sexton y Sylvia Plath (Estados Unidos), Alejandra Pizarnik (Argentina) y Ana Cristina Cesar (Brasil).

 

Sandra Santos

 

 

Date a volar

 

Anda, date a volar, hazte una abeja,

En el jardín florecen amapolas,

Y el néctar fino colma las corolas;

Mañana el alma tuya estará vieja.

 

Anda, suelta a volar, hazte paloma,

Recorre el bosque y picotea granos,

Come migajas en distintas manos

La pulpa muerde de fragante poma.

 

Anda, date a volar, sé golondrina,

Busca la playa de los soles de oro,

Gusta la primavera y su tesoro,

La primavera es única y divina.

 

Mueres de sed: no he de oprimirte tanto…

Anda, camina por el mundo, sabe;

Dispuesta sobre el mar está tu nave:

Date a bogar hacia el mejor encanto.

 

Corre, camina más, es poco aquello…

Aún quedan cosas que tu mano anhela,

Corre, camina, gira, sube y vuela:

Gústalo todo porque todo es bello.

 

Echa a volar… mi amor no te detiene,

¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!

Llore mi vida… el corazón se apene…

Date a volar, Amor, yo te comprendo.

 

Callada el alma… el corazón partido,

Suelto tus alas… ve… pero te espero.

¿Cómo traerás el corazón, viajero?

Tendré piedad de un corazón vencido.

 

Para que tanta sed bebiendo cures

Hay numerosas sendas para ti…

Pero se hace la noche; no te apures…

Todas traen a mí…

 

 

 

Dá-te ao voo

 

Anda, dá-te ao voo, faz-te uma abelha,

No jardim florescem papoilas,

E o néctar fino preenche as coroas;

Amanhã a tua alma estará velha.

 

Anda, põe-te a voar, faz-te pomba,

Percorre o bosque e espicaça os grãos,

Come migalhas em distintas mãos

A polpa morde de fragante poma.

 

Anda, dá-te ao voo, sê andorinha,

Procura a praia dos sóis de ouro,

Saboreia a primavera e o seu tesouro,

A primavera é única e divina.

 

Morres de sede: não hei-de oprimir-te tanto…

Anda, caminha pelo mundo, sabe;

Disposta sobre o mar está a tua nave:

Põe-te a remar para o melhor encanto.

 

Corre, caminha mais, é pouco aquilo…

Ainda faltam coisas que a tua mão ambiciona,

Corre, caminha, gira, sobe e voa:

Saboreia tudo porque tudo é belo.

 

Faz-te ao voo… o meu amor não te abarca,

Como te entendo, Bem, como te entendo!

Chore a minha vida… o coração se abata…

Dá-te ao voo, Amor, eu te compreendo.

 

A alma calada… o coração partido,

Solto as tuas asas… vai… mas eu te espero.

Como trarás o coração, viandante?

Terei piedade de um coração vencido.

 

Para que tanta sede bebendo cures

Há numerosas sendas até ti…

Mas aproxima-se a noite; não te apures

Todas dão até mim…

 

 

 

Alma desnuda

 

Soy un alma desnuda en estos versos,

Alma desnuda que angustiada y sola

Va dejando sus pétalos dispersos.

 

Alma que puede ser una amapola,

Que puede ser un lirio, una violeta,

Un peñasco, una selva y una ola.

 

Alma que como el viento vaga inquieta

Y ruge cuando está sobre los mares,

Y duerme dulcemente en una grieta.

 

Alma que adora sobre sus altares,

Dioses que no se bajan a cegarla;

Alma que no conoce valladares.

 

Alma que fuera fácil dominarla

Con sólo un corazón que se partiera

Para en su sangre cálida regarla.

 

Alma que cuando está en la primavera

Dice al invierno que demora: vuelve,

Caiga tu nieve sobre la pradera.

 

Alma que cuando nieva se disuelve

En tristezas, clamando por las rosas

Con que la primavera nos envuelve.

 

Alma que a ratos suelta mariposas

A campo abierto, sin fijar distancia,

Y les dice libad sobre las cosas.

 

Alma que ha de morir de una fragancia,

De un suspiro, de un verso en que se ruega,

Sin perder, a poderlo, su elegancia.

 

Alma que nada sabe y todo niega

Y negando lo bueno el bien propicia

Porque es negando como más se entrega,

 

Alma que suele haber como delicia

Palpar las almas, despreciar la huella,

Y sentir en la mano una caricia.

 

Alma que siempre disconforme de ella,

Como los vientos vaga, corre y gira;

Alma que sangra y sin cesar delira

Por ser el buque en marcha de la estrella.

 

 

 

Alma desnuda

 

Sou uma alma desnuda nestes versos,

Alma desnuda que angustiada e só

Vai deixando as suas pétalas dispersas.

 

Alma que pode ser uma papoila,

Que pode ser um lírio, uma violeta,

Um penhasco, uma selva e uma onda.

 

Alma que como o vento vaga inquieta

E ruge quando está sobre os mares,

E dorme docemente numa fenda.

 

Alma que adora sobre os seus altares,

Deuses que não se vergam a cegá-la;

Alma que não conhece estacas.

 

Alma que fora fácil dominá-la

Com um só coração que se partisse

Para no seu sangue cálido regá-la.

 

Alma que quando está na primavera

Diz ao inverno que demora: volta,

Derruba a tua neve sobre a pradaria.

 

Alma que quando neva se dissolve

Em tristezas, clamando pelas rosas

Com que a primavera nos envolve.

 

Alma que por vezes solta borboletas

Em campo aberto, sem fixar distância,

E lhes diz degustai sobre as coisas.

 

Alma que há-de morrer por uma fragância,

Por um suspiro, por um verso em que se roga,

Sem perder, a podê-lo, a sua elegância.

 

Alma que nada sabe e tudo nega

E negando o bom o bem propicia

Porque é negando que mais se entrega,

 

Alma que costuma haver como delícia

Apalpar as almas, desprezar a pegada,

E sentir na mão uma carícia.

 

Alma que sempre desconforme dela,

Como os ventos vaga, corre e gira;

Alma que sangra e sem cessar delira

Por ser o navio em busca da estrela.

 

 

 

La invitación amable

 

Acércate, poeta; mi alma es sobria,

de amor no entiende -del amor terreno-

su amor es más altivo y es más bueno.

 

No pediré los besos de tus labios.

No beberé en tu vaso de cristal,

el vaso es frágil y ama lo inmortal.

 

Acércate, poeta sin recelos…

ofréndame la gracia de tus manos,

no habrá en mi antojo pensamientos vanos.

 

¿Quieres ir a los bosques con un libro,

un libro suave de belleza lleno?…

Leer podremos algún trozo ameno.

 

Pondré en la voz la religión de tu alma,

religión de piedad y de armonía

que hermana en todo con la cuita mía.

 

Te pediré me cuentes tus amores

y alguna historia que por ser añeja

nos dé el perfume de una rosa vieja.

 

Yo no diré nada de mi misma

porque no tengo flores perfumadas

que pudieran así ser historiadas.

 

El cofre y una urna de mis sueños idos

no se ha de abrir, cesando su letargo,

para mostrarte el contenido amargo.

 

Todo lo haré buscando tu alegría

y seré para ti tan bondadosa

como el perfume de la vieja rosa.

 

¿La invitación esta… sincera y noble.

Quieres ser mi poeta buen amigo

y sólo tu dolor partir conmigo?

 

 

 

O convite amável

 

Aproxima-te, poeta; a minha alma é sóbria,

de amor não entende – do amor terreno –

o seu amor é mais altivo e mais bondoso.

 

Não pedirei os beijos dos teus lábios.

Não beberei no teu copo de cristal,

o copo é frágil e ama o imortal.

 

Aproxima-te, poeta sem receios…

oferece-me a graça das tuas mãos,

não haverá no meu desejo pensamentos vãos.

 

Queres ir aos bosques com um livro,

um livro suave de beleza pleno?…

Ler poderemos algum pedaço ameno.

 

Porei na voz a religião da tua alma,

religião de piedade e de harmonia

que professa em tudo com a aflição minha.

 

Pedir-te-ei que me contes os teus amores

e alguma história que por ser amadurecida

nos dê o perfume de uma rosa antiga.

 

Eu não direi nada de mim mesma

porque não tenho flores perfumadas

que pudessem assim ser historiadas.

 

O cofre e uma urna de meus sonhos idos

não se há-de abrir, cessando o seu letargo,

para mostrar-te o conteúdo amargo.

 

Tudo farei procurando a tua alegria

e serei para ti tão bondosa

como o perfume da velha rosa.

 

O convite este…sincero e nobre.

Queres ser o meu poeta bom amigo

e só a tua dor partilhar comigo?

 

También puedes leer