Presentamos algunos poemas de Roselbet Toledo Mayoral (Oaxaca, 1991). Estudió Ciencias Políticas. Apareció en la edición XV de la colección “Empezar por el principio”. Ha publicado ensayos en Centro Público y poemas en revistas digitales como El Humo, Espora, Bitácora de Vuelos y Revista Jus. Fue becario del Encuentro Regional de Literatura Los signos en rotación del Festival Interfaz Issste, Oaxaca 2016.
Zoologías
La piel de un paquidermo
[fragmentos]
“Que nunca se parezca mi epidermis
a la piel de un paquidermo inconmovible
helado.”
Invocación, Raquel Lanseros
pachydermata no es una sucursal de dermatología
paquidermo es un antiguo orden de mamíferos placentarios
que tienen en común un gran tamaño, un elevado peso,
una piel excesivamente gruesa comparada con la milimétrica epidermis
de un humano adolorido por el pinchazo de un insecto
paquidermo es fuerte y arrugado
una rugosidad tallada en una enorme piedra
un escudo impenetrable ante las garras del felino
un bólido mineral atravesando el aire
una bestia acorazada
un elefante rosa
un rinoceronte verde
un hipopótamo morado
paquidermo es separado del mundo
cinco centímetros de rinoceronte ante el dolor y el fuego
una pulgada de hipopótamo
o dos pulgadas de elefante contra los incisivos, caninos
y premolares de una hambrienta hermosa fiera
paquidermo es insensible, imbatible, helado
es el olvido en tu mirada, Clelia
en este poema un paquidermo
pasa y deja sus pisadas en la arena
en este poema un paquidermo
o tal vez cientos de miles
pasan y dejan sus pisadas en la arena
en este poema o tal vez en mí
un paquidermo o tal vez tú, Clelia
pasas y dejas tus pisadas en mi arena
Pigmalión quiso moldear una doncella
unos pómulos finos, una mejilla suave
un cuello por el que deslizaran las nubes
quiso erigir en cera dos muslos torneados
Pigmalión, como un gusano de seda,
quiso urdir los pliegues de una espalda
para imitar la levedad de espuma
Pigmalión no supo cómo de sus manos
nacía una y otra vez inconmovible:
un paquidermo
un paquidermo se columpiaba sobre la tela de una araña
tú, en cambio, te columpiabas en otra parte
recostada en la misma hamaca te mecías en otra parte
siempre más allá y mis párpados cansados, oscuros,
cargaban el peso de tu ausencia, Clelia
estábamos juntos como siempre
y era de noche entre tus piernas y hacía frío
suelen pensar que los paquidermos no sienten
pero los paquidermos no son como tú
tras las orejas, en la abultada tripa, en el contorno de los ojos,
en el pecho, en las axilas la piel es fina como el papel en que te escribo
un elefante notaría una mosca aterrizando en sus caderas
un hipopótamo moriría por un piquete de zancudo
un rinoceronte se echaría a reír con un ataque de cosquillas
en cambio, si yo te penetrara, Clelia
entraría en mi propia catedral privada
Una paloma reflexiona sobre la existencia en la rama de un árbol
A Teresa Pérez Hebert
I
Ayer escuché decir al mayor de mis maestros
«Con la crisis las cosas van a empezar a salir mal»
¿Pero mal para quién?, pensé
Las cosas siempre han salido
y seguirán saliendo
No bien ni mal
Las cosas nunca han dejado de salir
Las cosas siempre van andando
como andan sin cesar las piedras en los ríos
arrastradas por la corriente contra ninguna voluntad que no tienen
¿Habrían entonces de hacer bien las piedras
deteniéndose a pensar si van en el camino que deben?
¿Habrían de preguntarse las gotas de lluvia al darse cuenta que caen
si hacen bien o mal en caer?
Nada de eso
Sencillamente caen las gotas
como las piedras
sencillamente andan sin saber a dónde van con la corriente
No hay crisis en el andar de las cosas
No hay decadencia ni letanía
ni racionalidades en el mecanismo universal que mueve las cosas
Esto que llamamos crisis
son sólo gotas de lluvia que caen sobre nuestras cabezas
son sólo piedras que chocan con nuestras cabezas
cuando sumergimos las cabezas
en las aguas profundas de las cosas que no comprendemos
II
Sonrío a la certeza de que todo esto que veo
no podría verlo de otra manera
que estando aquí donde estoy
En este preciso momento
pudiendo ser hombres distintos
respirando otros días, viviendo otras memorias,
saludo la felicidad de haber sido campesino u obrero
la infinitud de posibilidades limitada
porque estando aquí, distinto a mis otros yo,
particularmente mío, propio,
me encuentro entero
midiendo la envergadura exacta en que me extiendo
encantado con lo mucho que siento
y lo poco que me basta
III
Todo lo que veo me pertenece
formo un vínculo total y discreto
un hilo que pende entre mí y los instrumentos
Veo las cosas y las siento y a veces las intuyo
haciendo que de alguna forma desconocida
sean universales y eternas y al mismo tiempo mías
Cada vez que paso por un árbol y me recuesto debajo de su sombra
sé que ese árbol es mío
tan mío como yo mismo soy de ese árbol
Ayer mientras manejaba una bicicleta
tropecé de forma abrupta y caí sobre las piedras del camino
de mis rodillas comenzaron a escapar pequeñas gotas de sangre
que precipitaban su peso contra el suelo y se perdían
pensé que la sangre que circula escondida en mis venas
lleva el ritmo sosegado de los ríos que corren escondidos en la tierra
y me sentí contento por entender un poco
que no soy tan importante
como para ser único y diferente
Un día decidí no moverme más y los pájaros comenzaron a hacer nidos en mi pecho
“… todos los Inmortales eran capaces de perfecta quietud; recuerdo alguno a quien jamás he visto de pie: un pájaro anidaba en su pecho.”
El Inmortal, Jorge Luis Borges
El bosque azul que me circunda
A Alfonsina Storni
Nunca usó la cacerola para jugar a la mujer responsable
la empeñó en una tienda de rayas y
se compró con el dinero una ola negra
como la lengua de quien usa el tocador para decirse ciertas cosas
Para lamer la noche
usaba la sal endulzaba el cuerpo
la espuma blanca
le roía los muslos de arena haciéndoles anotaciones
contando los días que llevaba sin sentir
entre las piernas el escurrimiento de un poema
Nadie había visto nadar una ola
en el mar de olas
hasta que ella se paró de pie juntillas y
declamó una o dos o tres recetas de mejillones al ajillo
Nadie había visto a una mujer escribir como mujer
Nadie había previsto
que se desnudaría el torso se levantaría la falda
se recostaría contra el muro abriría los sentidos de la carne
esperando con sonrisa maliciosa la embestida del poema
Nunca usó la cajita de especias que le regalaron
cuando era niña y perseguía nubes en su bicicleta vagabunda
Se tatuó una escoba para recordarse que nunca usaría una escoba
Esperó que le creciera un rosal en el corazón
pero en vez de eso comenzaron a nacerle caracolas
Ella dijo: soy una y soy miles
mis voces se replican en el bramido de la piedra
quiero volar y más se agitan las olas de las nubes
quiero correr tras los cangrejos que se fugan en la arena
quiero yo misma ser fuga
dejar de tener pies para volverme sirena
Ella dijo: en el bosque azul que me circunda
se balancean y cantan las demás sirenas
Ella dijo: traigo en mi bolsillo del chaleco
la ola negra que compré para esta noche
Sentada a la orilla de un río me puse a pensar lo que las palabras quieren decir
A Virginia Woolf
No creo que dos personas hayan sido más felices
de lo que fuimos tú y yo
Aún recuerdo tu pregunta de niño bobo
¿por qué atardeces tan de día, Virginia?
Bajo un árbol en Rodmell, Sussex
ya me siento una sola
me sé una sola
me escribo en una única palabra
:
nombres de las ciudades que atraviesa el Ouse
No eran piedras
eran obstinaciones las que llevaba en los bolsillos
pequeños corazones que palpitaban por todo lo que fuimos
eran sueños tan pesados que hicieron que los pilares
se quebraran
Era una enorme catedral que no se soportaba
Profundas raíces que nunca tuve
se quitaron sus máscaras y de pronto
la gran novela se había escrito y yo me borraba
Qué fácil es extraviarse cuando se busca una en otro mundo
una comienza diciendo Había una vez un cuarto propio
y los pilares son usados para sostener ese Había
Pero quién gusta de pisar la tierra
cuando puede boyar tranquilamente en las olas del sueño
Querido:
Sentada a la orilla de un río
me puse a pensar lo que las palabras quieren decir
Me pregunto si sumergida
ahogando la respiración
el dolor es menos
Las piedras que cargo en los bolsillos
son ya todo lo que soy
Querido:
Cuando chocas dos piedras sumergida en el río
escuchas el dolor ahogado de las piedras que vivas de muerte cantan
podrás ignorarlas pero están allí
sometidas al destino de tus manos
sintiendo el experimento de dolor que quieres que otros sientan
que el mundo sienta
Entonces comienza a faltarte el aire
tus pulmones desesperados se colapsan
y recuerdas al fin
que hasta ahora en cada gota
en cada ducha
en cada vaso
siempre habías estado coqueteando con el agua