Presentamos una muestra de la obra del poeta Jorge A. Gómez Valdez (Quito, 1984), quien acaba de obtener el Premio de Poesía Nacional Paralelo Cero 2016. Licenciado en Comunicación y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Máster en Escritura Creativa, por la Universidad Complutense de Madrid. Ha estudiado también pintura, fotografía y grabado. Participó, en representación del Ecuador, en el IV Encuentro Internacional Literario ABRACE 2003, realizado en Montevideo, Uruguay. Publicado en la Antología de poetas latinoamericanos realizada por la editorial ABRACE. Formó parte de los talleres literarios de la CCE, con Edwin Madrid; miembro fundador de los grupos culturales “Machete Rabioso” y “Sexo Idiota”. Fue declarado ganador del X concurso de grabado organizado por la Estampería Quiteña. Ha publicado el libro de poesía ‘La Noche que se espesa’ con la editorial independiente Murcielagario Kartonera. Sus textos han sido publicados dentro y fuera del país.
Haremos música…
(Dúo)
En el instante en el que las abejas
acepten ser dominadas de costado,
adormecidas por la canción
de nuestros meñiques oprimidos,
el sueño será por fin diadema floja,
lengua de hoja tajada
por el frío.
La primera vez que tú y yo
nos desplomemos juntos,
lo haremos en silencio
y nacerá, de entre nosotros,
un perfume desconocido
apenas vedado por
nuestro sexo oculto.
Ese aroma enmudecerá,
recostado como un perro
en medio de la plaza
al amanecer.
Y en el particular susurro
del que descendemos
habremos de ser inmolados.
En medio de esta tierra
La verdadera soledad es inconfesable,
en el silencio de cada hombre
se encuentra la primera luz
de un mundo improvisado.
En mi silencio, el lenguaje del frío.
El origen de nuestros actos.
El final de las sombras.
En el silencio tu nombre. El instante
en el que los dioses por fin,
olvidarán el habernos llamado.
Calla y sobrevive,
porque los verdaderos hombres
silencian sus verdaderas obras.
Canta para tus adentros y existe.
Porque únicamente
en el sueño de un sordo
podremos multiplicarnos
de manera infinita.
A la solitaria
(Canción a dos tiempos)
Siempre habrá un éxodo entre los dos,
tú, el espejismo de un hogar sobre el desierto
yo, el patriarca de una horda de esclavos
en búsqueda de un millón de ruinas.
Siempre habrá canciones entre los dos,
tú, el silencio de un niño ante el asombro
de tocar su propio sexo,
yo, todo el ruido que pueda caber
en treinta años de perversión solitaria.
Siempre habrá nombres entre los dos,
tú, una pila bautismal iluminada
por el entresijo de una ventana en invierno,
yo, la primera frase tachada
en el borrador de tu diario.
Entre los dos, esto. Nada más.
Retumba la ceniza.
Nacimiento
Habla el niño
por vez primera
y en su destino se cierne
la rara metonimia
de vivir
escuchando nombres,
de soñar
bautizando muertos.
Regreso a clases
Nos enseñan a conocer a los otros
antes que a nosotros mismos,
nos piden que memoricemos
vidas ajenas y piquemos el aliento
de quienes nos rodean
con una punta de lengua seca.
Aún me pregunto
¿Cómo será el estar un minuto a solas?
¿Cuándo podré pensar en jugar
al aire libre antes que
en seguir domesticando
la voz interna?