Dentro de la columna Camisa de once varas, Édgar Amador continúa con la sección de Poemas para beber en el Starbucks. Ahora ensayando la tragedia amorosa en un breve poema de Jorge Luis Borges, uno de los escritores más influyentes del siglo XX.
Poemas para beber en el Starbucks: Borges, el eterno despechado
Hace poco en esta misma sección de Poemas para beber en el Starbucks hablábamos de una lectura posible de un dístico de Ezra Pound y decíamos: imaginemos la enorme frustración de que un hombre, enamorado de una mujer, sea incluso rechazado por ella en sus sueños, en donde todo puede ocurrir. Que incluso en tus sueños la mujer de tus ansias te rechace ha de ser algo muy feo.
Pero puede ser peor. Mucho peor. Puede ser el mismo tema pero escrito por Jorge Luis Borges.
Piensa que una mujer es tu obsesión. Que la amas con locura pero ella no accede a ser el objeto de tu cuidado. Piensa que pasa toda tu vida empeñado en conquistarla y convencerla y que a pesar de tus empeños, ella no cede nunca, ni en el momento de tu muerte.
Piensa ahora que tras tu muerte tú regresas al mundo y eres el mismo, y vuelves a encontrar a la misma mujer con lo cual sufres la misma obsesión y la misma suerte. Piensa que mueres y vuelves una y otra vez, un número infinito, interminable de veces. Piensa que mueres y vuelves, una y otra vez, y la mujer de tu obsesión no accede nunca.
Helo aquí:
Le Regret d’Héraclite
Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca
Curioso. Como el poema de Pound, este también es un dístico. Y el tema es el mismo en el fondo: lo imposible.
El poema de Borges es rico en referencias: el título menciona a Heráclito y por tanto a su noción del río que nunca es el mismo y cambia siempre; la idea del eterno retorno es un guiño a Nietzsche por supuesto; y el hermoso nombre de Matilde Urbach es un personaje de una novela, llamada Man With Four Lives, reseñada por Borges en la revista El Hogar de Buenos Aires escrita por un olvidado autor inglés William Joyce Cowen.
El encapsular tantas referencias en un título y dos versos muestra el enorme poder sintético de Borges. Pero el poema no se detiene en la erudición. Este es uno de los grandes poemas del maestro: imagina un amor frustrado para toda la eternidad. Imagina que desde el inicio de los tiempos y por siempre, Matilde Urbach no será tuya. Eso ha de doler.