Poesía española actual: Samir Delgado

Presentamos, dentro del dossier de poesía española que prepara Alejandro Rejón Huchín, una muestra del poeta Samir Delgado (Islas Canarias, 1978). Escritor, crítico de arte, gestor cultural y periodista freelance. Licenciado en Filosofía y Maestría en Bellas Artes. Desarrolla líneas de investigación sobre la temática del imaginario atlántico, New Media Art y las poéticas de la insularidad. Integrante del proyecto interdisciplinar “Leyendo el Turismo, 3 poetas” junto a david guijosa y Acerina Cruz. Coordinador del Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas y “El Tren de los Poetas”, Estación Internacional de Poesía Contemporánea. Ha publicado los libros de poesía “Última postal desde Canarias”(2006), “Poema global de la ciudad turística”(2007), “Un libro contra el fuego (2009)”, “Tratado del Carnaval en Niza” (2011), “Cuando Venecia y el mar” (2014), y “Banana Split” (XXIV Premio de Poesía Emeterio Gutiérrez Albelo, 2010), “Galaxia Westerdahl” (XV Premio Internacional de Poesía Luis Feria, 2014) y “Las geografías circundantes. Tributo a Manuel Millares” (Gobierno de Canarias, 2016). Actualmente reside en México y gestiona el blog “Purpuraria”.

 

 

 

Linden in snow / Tilo en la nieve (Estudio sobre un cuadro de Alex Katz)

 

¿Tal vez un año a otro sobreviene

como cae la nieve

o como las palabras de un poema?

BORIS PASTERNAK

 

*

La nieve en la rama del árbol. Las cumbres planas del cuadro sucumben al color vegetal del invierno. Su duración asimila el lento proceso de secado- postergación del silencio- con la misma propulsión húmeda de la tinta china. Hay en esta nieve una vocación perpetua. Apenas anochece para ellas. Son un sol frío sobre la madera mínima. El letargo del blanco amilana los atardeceres en crudo. Si como dijo Kandinsky las plantas son una conjunción de puntos y líneas, hay así tanta realidad viviente en el cuadro como en la naturaleza. Ambas orillas, la del lienzo y la del invierno, sueñan con volverse juntas hacia sí.

*

La temperatura nívea está fuera de dudas. Su frialdad atestigua las vigilias fértiles de los ángeles. Cada fuente del blanco nutre de líquidos la realidad, así el frío expande la fuerza motriz de los caudales infinitos del color neutro. Pienso en la semejanza simbólica entre la nieve y la tinta del poema. Parecen juntas una dicotomía irresoluble. Sin embargo se bastan cada una en sus reinos soberanos para dar sustancia al paisaje invernal. Los primeros bocetos de luz anticipan la nevada prematura. Amenazan con instalarse en los tejados del tiempo, vienen ellas solas del horizonte subjetivo del artista hacia el atardecer interior del marco.

*

A solas el pájaro carpintero posará de lleno su fugitiva silueta sobre las cortezas gélidas del atardecer. Invisible para el absoluto prisma de cualquier mirada, su presencia timbra ecos indómitos en el más acá del tronco matriz anterior. Aquí lo silvestre pasajero adquiere altosvuelos imaginarios. ¿De dónde proviene el pájaro carpintero? La sombra exterior- azul oscuro casi griego- es el predilecto quehacer de lo inaudito terrestre. Y algo de pájaro carpintero tiene la mano del artista: es la nieve para el año nuevo.

 

 

 

Isla bumerán, poemas del meridiano atlántico

Charco azul

 

Los visitantes

del charco azul

embeben la salitre

 

taciturnos ascienden

la altiplanicie solar

 

allí escancian el almíbar

de su letargo anfibio

 

 

 

Tríptico del hotel más pequeño del mundo

 

I

 

La estancia del hotel

columpia su curvatura fantasmal

sobre el extenso limbo marítimo

desde la lejanía

sus luces aclimatan el caos

 

II

 

En el salón terraza

hay un buzo detenido

con su escafandra futurista

 

los visitantes respiran bajo la presión

de mil leguas de viaje submarino

como una novela de aventuras

soñada por julio verne en su diván de paris

 

III

 

Siempre el pincel de hopper

sobre la silueta del huésped solitario

 

el ascetismo reina en cada lámpara de mesa

 

 

 

Teleología de lo insular

 

La nueva isla

es una desconocida

 

otro triángulo escaleno

de tierra incólume

y quintaesencial

 

un vergel de rumores sísmicos

bajo el hechizo de lo cósmico insular

 

sorprende a la vista su agigantada

mancha natal verde caribe

 

la sonora hinchazón ebria de mar

 

la nueva isla

es una desconocida

 

hasta el retorno de otro extranjero

con un libro de poesía bajo el brazo

 

 

 

Goethe, Machado, Nezahualcóyotl (Cuadernos de viaje)

 

1

 

La naturaleza nunca deja de ser naturaleza, más aun para quien viene como visitante a una ciudad ajena donde cada trozo de parque resulta vital. En el epicentro de Francfort mirar arriba significa acercarse a una idea de infinito por vía negativa: el roce milimétrico de las bóvedas acristaladas de los rascacielos bancarios sobre un azul desconchado, casi en parcelas, que parece tener propietarios a pesar de su luminosidad radiante, perpendicular a las aguas del Main. Junto al parque, en los claros de bosque simbólicos, suele encontrarse el refugio accesible de una escultura que muestra el lado humano de cualquier pasado. El cielo, los parques y cada escultura hacen en conjunto más habitable una ciudad fortaleza, financiera hasta el tuétano, la otra Deutschland sin Goethe.

 

2

 

Una alameda verdinosa de bosque castellano a la entrada de Soria. Altorrelieves de luz a 1087 metros sobre el nivel del mar. Cuesta arriba milenaria. Primer vistazo a la ciudad de Machado. Casuchas adosadas, vallas de publicidad, acueductos con soñarrera secular y promesa personal de Río Duero, tan pronto como sea posible. Templo en ruinas de San Nicolás. Pintura mural en capilla lateral que representa el asesinato de Tomás de Canterbury en 1170 por orden del rey inglés Enrique II, padre de Leonor de Plantagenet y suegro de Alfonso VIII. Incluye cripta, inscripción de eclipse solar en el tímpano sur. Belleza de los capiteles de las jambas y los arquillos cruzados de las arquivoltas interiores. Acristalamiento, silenciosidad, poetología del instante.

 

3

 

Tepache con pajita de colores al mediodía. El organillo del Zócalo con su musiquilla tradicional hechiza cada instante por doquier. A pocos metros el vaivén de las limpiadoras del hotel que sacuden sábanas sucias, avientan los dormitorios que fueron hábitat ajeno, revisitan cada huella del huésped anterior con una celeridad imparable, al ritmo de cumbia, hasta el final de la jornada cuando el silencio imposible vuelva a su pretensión de totalidad. Y soñar entonces bajo los umbrales de Tenochtitlán por primera vez. Pisar el continente a tientas entre la oscuridad pretérita del lago Texcoco como único horizonte, el eco epopéyico de los mexicas redoblando el peso de la ausencia. Y silba el viento más antiguo hasta el amanecer de la nueva España, la pesadilla acrecentada en el silencio del tiempo, su cronología orquestal desdoblando la percepción hacia territorios impasibles. ¿Cuánto de leyenda, de realidad, de confín y de frontera?

 

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