Poesía lituana: Gytis Norvilas

En el marco del dossier de poesía de Lituania preparado y traducido por Dovile Kuzminskaite, en colaboración con María Sebastià-Sáez, presentamos a Gytis Norvilas (24 de diciembre de 1976, Jonava, Lituania) poeta, traductor, ensayista. Gytis ha estudiado Teoría de la historia e Historia de la cultura en la Universidad de Vilnius. Ha publicado los libros de poesía: Akmen-skeltės 2002 (Piedra-pedazos), Skėrių pusryčiai 2006 (Desayuno de langostas), Išlydžių zonos 2002 (Las zonas de descarga). Con su primer libro, Piedra-pedazos mereció el premio del Festival de poesía de Druskininkai. Su poemario Las zonas de descarga recibió el premio al libro más creativo del año 2012, otorgado por el Instituto de la literatura y el folclore lituanos.

 

 

 

 

 

 

 “la poesía tiene que ser luchadora, incómoda, por lo menos tentar al autor, al lector y al lenguaje. No tendría que reconfortar, solo cuando quita esperanzas, ilusiones y fantasmas. No estoy seguro si soy poeta ni tampoco me importa”

 

Gytis Norvilas

 

 

 

 

 

 

la letanía de la envidia durante el san olvido y los páramos

…y si encontraras tu mujer, deberías morir en el mismo instante…

de una conversación de borrachera entre D, Z y G.

 

 

 

I

envidio a la avenida de los árboles que te traga con gula. a la flor del tilo que cayó sobre tu hombro, en el delta de tus pechos, en donde confluyen los riachuelos de las miradas. envidio a tu ropa, sobre todo a aquella que está más cerca de tu cuerpo. envidio a tus pendientes, alfombra, peine, mechero, que con su luz mira a tus ojos. envidio al chirriar del puente, sobre el que vas, y a la campana de la iglesia, su zumbar que se adentra en tus oídos. envidio tanto—

 

II

envidio al papel fotográfico, a los reveladores, al reloj al que miras esperando la salvación, envidio a tu bañera blanca,  a tu esponja y al jabón.

soy completamente tonto, nada depende de mí, ni siquiera yo mismo— envidio al caballo que resopla, que arrastra en círculo un carro lleno de niños, tú los miras sonriendo. envidio tanto. ni siquiera tú misma sabes cuánto envidio. hasta a la mariquita que parece que existe en este mundo sin ningún motivo, ni que hablar de los gilipollas, que se frotan a tu alrededor con la baba colgando. envidio al agua sagrada, en la que sumerges los dedos antes de santiguarte, envidio al pozo del que bebes.

 

III

envidio a las aceras, estas especialistas en faldas y enaguas. a medianoche, cuando de repente desapareces no se sabe dónde. envidio al aire, del que están llenos tus pulmones, a las cortinas rojas, a las que te arrimas, por estas, por sus pliegues como si fuesen ríos de la montaña corre la sangre. envidio a las combas de los senderitos que calcan tus curvas. envidio al otoño, que procura chupar tus pechos. hasta a la gallina, ya basta karamba, hasta a la gallina que desplumas pluma por pluma en el umbral. envidio tanto—

 

IIII

ya es el final, locura, envidio hasta al caracol estirado, arrastrándose lentamente hacia su muerte, que está a 120 kilómetros de ti, pero se está acercando, se está acercando—

sapo, serpiente, olvido, este tiene curvados sus cuernecillos tan sensualmente, páramos sagrados, tan poco piadosamente—

yo rezo y pido a aquel caracol que se arrastre más lento, que la tierra gire más lento.

envidio tanto—

 

IIIII

envidio a la bóveda del cielo, su profundidad, sus constelaciones: acuario, capricornio, lagartos con las piernas abiertas, escorpio, el perro pequeño, la flecha, los baños de burbujas de las galaxias y al cometa ciego que pronto chocará contra mí, me golpeará las piernas con su cola. envidio a aquella osa mayor, cosa, fosa, estanque —llamadla como queráis— en los que se sumergen las anclas de la muerte, llenas del vodka del olvido. me lo tragaré todo yo mismo, aunque no haya fondo para esta vajilla. envidio tanto—

 

IIIIII

—corro, grito, camino por los techos con la cabeza mirando hacia arriba, me caigo, los nudillos ensagrentados florecen como mecereones

—sacudo las manzanas rojas invernales de un árbol enorme (ni siquiera de un manzano), y a la tierra caen coágulos. Los recolecto en mi regazo, que más se puede hacer. muerdo mi mano de rabia. envidio tanto—

—uiero  —uiero, —uiero -grita un pájaro nocturno en la cima de aquel árbol, clavando las uñas en la oscuridad. soy mortal como nunca. soy esta oscuridad.

 

tranquilidad

 

un saco negro –dentro mi cuerpo

toda la desnudez sobre una alfombra azul

las violetas salen de ella y se encogen hacia el calor

me quitan el deseo de levantarme cambiar la dirección

por una que ya conocen todos los registros

los dientes se ponen en fila para morder el aire después de un beso de despedida

todas las partes del cuerpo aparte  —han declarado la independencia

un mapa roto guía hacia las afueras

 

emigrantes insectos cucarachas

cruzan las fronteras en vertical

sin considerar los cordones de la soledad

porque ahora todo es posible

mi yo es inalcanzable hasta para los entomólogos

 

tumbado tan pacíficamente tumbado saludo marcialmente

(como un marinero desde el puente de un submarino que se está sumergiendo):

 

  1. a los jardines en flor bajo los cimientos bajo tierra
  2. al techo y el cielo
  3. a los vecinos que hacen el amor solo los fines de semana

(suaves equipamientos de albornoces)

  1. al paté que revienta en sus frigoríficos
  2. a diez muchachos —diez budas sobre el techo

que a caballo sobre las antenas doman a los ángeles

y disparan con los calabacines demasiado maduros

 

porque la muerte es fuerte como fuerte

porque el amor es fuerte como los silencios mortales

un movimiento involuntario del músculo de la cara

escurridizo como un animal recién nacido—

 

—en un saco negro

preparado para aguantar cualquier exceso de presión

porque ahora todo es tranquilidad

se reparten mi cuerpo las violetas sonrientes

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Gytis Norvilas (24 de diciembre de 1976, Jonava, Lituania) poeta, traductor, ensayista. Gytis ha estudiado Teoría de la historia e Historia de la cultura en la Universidad de Vilnius. Empezó a publicar en la prensa en 1997. Ha publicado los libros de poesía: Akmen-skeltės 2002 (Piedra-pedazos), Skėrių pusryčiai 2006 (Desayuno de langostas), Išlydžių zonos 2002 (Las zonas de descarga). Con su primer libro, Piedra-pedazos mereció el premio del Festival de poesía de Druskininkai. Su poemario Las zonas de descarga recibió el premio al libro más creativo del año 2012, otorgado por el Instituto de la literatura y el folclore lituanos. Gytis Norvilas es miembro de la Unión de escritores de Lituania. Vive en Vilnius, trabaja como editor del semanal cultural Literatūra ir menas  (Literatura y arte). Traduce poesía y prosa del alemán y  el ruso. Ha traducido y publicado obras de la antigua poesía indígena, tuviana, poetas alemanes y austriacos como Albert Lichtenstein, Hugo Ball, August Stramm, Kurt Schwitters, Hans Magnus Enzensberger, Günter Eich, Wolfgang Weyrauch, Nicolo Born, Hans Carl Artmann, Ingeborg Bachmann, Christoph Meckel, Jürgen Theobaldy, Durs Grünbein, Robert Schindel, Josef Winkler etc.

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