American Poetry: John Canaday

All Walt Whitman Laurates at Círculo de Poesía

The Walt Whitman Award 2001

Today at Círculo de Poesía: poetry by John Canaday (1961) 2001 winner of the Walt Whitman Award for his book The Invisible World. He has PhD in English and teaches at Harvard Summer School, well acquainted with themes of science he has written extensively on the converging points of literature and science.

Spanish translations are by Esteban López Arciga (1994).

Hoy en Círculo de Poesía: John Canaday (1961) ganador del premio Walt Whitman en 2001 por su libro The Invisible World. Tiene un doctorado en Inglés y enseña en la Harvard Summer School, versado en temas se ciencia, ha escrito de los puntos convergentes de la ciencia y la literatura. Versiones en español por Esteban López Arciga (1994).

 

 

 

Song of Myself

 

I am a stubborn ox dreaming

of rain as the drover’s fingers drum

around my eyes. But no: the wet

hum of flies distracted me,

and now the plow has drifted from

the line I meant to follow. See

where the damp leather of the reins

has worn the callus on my left

forefinger raw? Or was it the dry,

ash handle of my hoe? I can hear

the steel head singing as it strikes

rocky ground, the fresh-turned earth

swallowing showers of sparks. The tip

of my tongue goes dry. I touch my lips

to the soil as I once touched you, here

and there. A single knot of dirt

crumbles slowly in my mouth

with the taste of sweet butter dripping

from your thumb. This ground will raise

a heavy crop. I am the wheat

that flowed around your waist like water.

I am that lonely knot of earth.

 

 

 

Exotic

 

Amman sprawls, sun-struck, on seven

hills, like a latter-day Rome, only

less so. It was, in fact, once Roman,

as the ruined theater downtown attests,

but today the grown children of sheikhs

drive herds of camel-colored

Mercedes down the steep wadis.

These castoffs of the rich Gulf nations

bellow in the narrow streets of the souk,

where the voices of gold and silver

merchants buzz in their beehive shops.

The cries of muezzins from a dozen mosques

buzz likewise on the outer hills,

blunting their stings against the double-

glazing of the wealthy. A water peddler

hawks the sweat of his brow in a neighborhood

frosted with roses. How wild, how strange

it all seems, as exotic as a rose

thrown in the face of a thirsty man.

 

 

 

Canto a mi mismo

 

Soy un toro necio con sueños

de lluvia como dedos de boyero

sobre mis ojos. Pero no: el húmedo

zumbar de las moscas me distrajo,

y ahora el arado se ha alejado de

la línea que quería seguir. ¿Ves

dónde el húmedo cuero de las riendas

ha formado callos en mi crudo

dedo índice izquierdo? ¿o fue el seco

mango cenizo de mi azadón? Escucho

la cabeza de acero cantando al golpear

suelo rocoso, la tierra ya fresca

tragando un baño de chispas. La punta

de mi lengua se seca. Toco mis labios

hasta el suelo tal como alguna vez te toqué, aquí

y ahí. Un simple nudo de tierra

se desquebraja lento en mi boca

goteando el sabor de dulce mantequilla

desde tu pulgar. Esta tierra alzará

pesada cosecha. Soy el trigo

que fluyó por tu cadera como agua.

Soy ese solitario nudo de tierra.

 

 

 

Exótico

 

Amman cae, acalorado, sobre siete

colinas, como Roma tardía, acaso

menos. De hecho, fue alguna vez romana

tal como el teatro en ruinas del centro atestigua

pero hoy los hijos crecidos de los Sheikhs

guían rebaños de Mercedes

color camello por ramblas escarpadas.

Deshechos de las naciones ricas del Golfo

bajo las estrechas calles del souk

donde las voces del oro y la plata

son sonadas por mercaderes en tiendas colmena.

Los gritos de muecines de una docena de mesquitas

suenan también en las colinas externas,

golpeando con aguijones el glaseado

doble de los ricos. Un vendedor de agua

pregona el sudor de su ceja en un barrio

forrado en rosas. Que salvaje, que extraño

parece, tan exótico como una rosa

en el rostro de un hombre con sed.

 

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