Presentamos, como parte de la serie de poesía del sureste que prepara Alejandro Rejón Huchin, una muestra de Katia Rejón Márquez. Periodista cultural. Coordina el Centro Cultural Colibrí (Mérida, Yucatán) en el área de cine y gestión de eventos culturales. Dirige la revista de arte y cultura yucateca Memorias de nómada. Premio de periodismo Cuauhtemoc Moctezuma 2016 en la categoría de opinión. Ha publicado y colaborado en medios como La Vieja Guardia, Rockultura Rec, La Jornada Maya, PLOP Radio, Tropo a la uña. En poesía ha publicado en Circulo de Poesía, La Rabia del Axolotl, Efecto Antabús, entre otros.
Acomodo un balde vacío
en medio de la sala
para atrapar la lluvia
pero ningún traste que amortigüe
el sudor de tierra que abolla las macetas de las rosas
La verdad es que hoy no estoy de humor para tantas guerras
para sembrar palmeras que den sombra a las estatuas,
también es bueno amar las cosas simples
las tazas y su olor a pan
el tiempo
calcular la hondura del mar
y suponer que es metálico
que hay historias dulces que no se cuentan porquesí
que hay cadáveres jugando al ajedrez
con la lengua del poema
me he tragado cenizas
y algunas onzas de desprecio
pero necesito un día
a lo mejor ser distante, huérfana de cuerpo
coser con tristeza
mi esqueleto
Alimañas
Se durmieron las bestias en mis brazos
en una paz amarga
como una terraza en la que pega el sol todo el día
Lo supe.
Estaban desde antes parejitas,
subiendo como alacranes al muro donde cuelgo la memoria
Ya querían verme densa como el lodo
de pie como un mueble humedecido
al que los perros han dejado tieso a mordidas.
Pero aquí estoy:
Soy crisol hierbabuena una hiena salvaje
un cuervo herido la primavera
la última oportunidad de un devoto
arrinconado en la puerta de una iglesia
Y otra vez ellas, aguardando a que fuera una ciénaga
que hablara desde la voz de una pesadilla
casi muertas dormidas en el ácido de su veneno
y otra vez yo,
envuelta en la sábana
del insomnio.
Por cada noche que duermo
amanecen dos días
ninguno vivo
Tú esperas
el canto del río
marcado por los pasos de los hombres
A mí no me importa esperar la bilis
es más: no me importan mis órganos en absoluto
desde hoy debo planear, inventar abril en septiembre
encadenar el vientre en el aire
prenderle fuego a mis vestidos
Y esperar
el canto del océano
marcado por las pisadas de nosotras
abofetear al rostro chocante
de la mañana.