Presentamos, en versión de Andrea Rivas,un poema de Hiromi Itō (1955) es la poeta feminista más prominente de Japón. Su escritura destaca también en la prosa y el ensayo, géneros que le han merecido numerosos premios literarios. La poesía de Itō busca salir de la hiperornamentación, y por el contrario se preocupa por imitar y canalizar en sus poemas diversas voces cotidianas y el habla coloquial, habilidad que le ha sido sumamente reconocida. Su trabajo en el campo de la literatura feminista es amplio, sin embargo sus últimos trabajos concentran textos narrativos donde las líneas entre la poesía y la prosa parecen diluirse; tal es el caso del texto que presentamos hoy, perteneciente al libro コヨーテ・ソング (Canción de Coyote), publicado en 2007.
Yo soy Chito
La primera vez que supe de los coyotes
Fue en un libro llamado (en japonés) Animales de Seton para niños y niñas
Ahí encontré a Lobo el rey lobo, carneros, una familia de jabalíes, conejos con cola de algodón y mapaches, pero eran las historias del sabio coyote las que me gustaban más
Leía el libro una y otra vez, una y otra vez, me enseñaba la sabiduría de los conejos, lobos, jabalíes salvajes, pero nada sobrepasaba a la sabiduría del coyote
Tito fue criada por humanos, constantemente inmovilizada por una correa
Nadie la amaba, la molestaban hasta hacerla huir
Ella aprendió a sobrevivir
Correr por su vida con sus cachorros en el hocico
Intentando alejarse de los perros y de la gente
Leí sobre ella una y otra vez, una y otra vez
Había un mapa de América en el frente del libro con pinturas de animales donde las historias tomaban lugar: coyotes en las planicies centrales, lobos en el suroeste y el norte, en el resto había conejos de algodón, jabalíes y perdices
Durante mi infancia, eso era América para mí
¿Dónde quedó ese libro? Ya no vivo en la casa de mi infancia, ni siquiera en la misma ciudad, ni en el mismo país, perdí mi lugar ahí, perdí personas y relaciones, casi pierdo a otros, perdí mi lengua, pero ¿qué hay sobre ese libro que leí una y otra vez, una y otra vez?
Debí haberlo perdido también
Recién el otro día
lo busqué en Amazon
y apareció justo ahí, y lo ordené de inmediato
Lives of the Hunted, se llama en inglés
Publicado en 1901, reimpreso en 1967
Llegó a mi casa
Un libro antes de librería, con la palabra descartado impresa en él con grandes letras, probablemente la librería no lo quería porque las historias son demasiado crueles para la juventud de hoy, en estos días los niños están acostumbrados a matarse unos a otros en el mundo virtual, y aun así, las historias son demasiado crueles, una madre coyote estaba dando a sus cachorros su leche, los lamía cuando los cazadores la asesinaron, sus cachorros huyeron hacia su guarida, solo para ser arrastrados fuera, uno a uno
Así es como el libro lo describe:
Incluso a esta edad había cierta individualidad de carácter entre los cachorritos. Algunos de ellos chillaron y algunos de ellos gruñeron mientras los arrastraban para morir. Uno o dos intentaron morder. El que había sido el más lento para comprender el peligro, había sido el último en alejarse, así que estaba hasta arriba de la pila y por tanto fue el primero en morir, y ahora está acurrucado hasta abajo. La que fue la primera en percatarse del riesgo se había retirado primero y ahora estaba agazapada hasta abajo de la pila. Fríamente y sin remordimientos, los otros fueron matados uno a uno, y entonces esta prudente cachorra parecía ser la última de su familia. Permaneció perfectamente quieta incluso cuando la tocaron, sus ojos mitad cerrados, como si, guiada por el instinto, intentara jugar a las “estatuas de marfil”. Uno de los hombres la levantó. Ella no chilló ni se resistió.
Ni chilló
Ni se resistió…
El libro estaba en inglés, pero podía leerlo rápidamente
Pues recordaba al japonés
Que había leído una y otra vez, una y otra vez
Todos los cachorros de coyote fueron asesinados
Solo una sobrevivió, una sola cría
Arrojada con sus hermanos muertos a un costal y llevada a la granja
En el original, los cazadores la nombran Tito
Por eso era que yo sospechaba haberlo leído en una traducción antigua, no se podía esperar que los niños de Japón de entonces pudieran pronunciar un sonido desconocido como ti, pero esa era la versión que me había llegado
Así que para mí, el nombre siempre fue Chito
Yo siempre fui Chito
Wow-wow-wow-wow-wow-w-o-o-o-o-o-o-w
Recuerdo su voz
Cuando era niña, leía el libro una y otra vez, una y otra vez
Así es cómo lo describe el libro:
un anhelo innato para cantar
Sus canciones eran
un anhelo de cortos ladridos
mezclados con lloros dolorosos
Wow-wow-wow-wow-wow-w-o-o-o-o-o-o-w
Así es como lo describe el libro:
cuando el sol se ocultó ella sentía el impulso de cantar aquella canción salvaje del Oeste que tanto significa para los Coyotes. No es la invención de un individuo ni del presente, fue construida del sentir de los tiempos todos y los Coyotes todos lentamente.
No sé si recuerdo el japonés correctamente
No es divertido hacerse grande, olvidar todas las cosas importantes como aquella
No es la invención de un individuo ni del presente,
fue construida del sentir de los tiempos todos y los Coyotes todos lentamente y
Sus experiencias todas enfatizaron para esa vieja idea del “bajo perfil”―
que es permanecer callada, discreta, y esconderse cuando halla peligro a la vista
Esas fueron las cosas más importantes que aprendí de niña
La sabiduría de Chito
Cómo sobrevivir
Mirando el libro recordé porqué
Vine a este lugar llamado América
Las cosas más importantes que aprendí de niña
Estaban en ese libro que leí una y otra vez
Quizá las perdí por un tiempo
O solo las olvidé
El destino de los animales, sus vidas y muertes
Sus vidas sobre las llanuras, y mi vida también
Chito fue asesinada una y otra vez
Pero cada vez volvía a la vida
Los humanos tenaces, persistentes, la mataban
Ella los engañaba y era engañada de vuelta
Ella esparcía sus heces, entraba en calor
Entre más la cazaban
Más aparecían las cosas dentro de foco
En otras palabras, todas las cosas que ella pensó durante el camino
No la invención de un individuo ni el presente
Sino lentamente construir los sentimientos de todos los Coyotes de todas las edades
Era por Chito
Por Chito
Que abandoné mi casa, compré un boleto de avión
Y vine a este lugar
Había alguien a quien apenas conocía, apenas y guardaba su esencia
Y aun así seguí a mi nariz y lo perseguí
Encontré un cuarto, renté un coche
Y me quedé los tres meses de permiso sin visa, pensé que intentaría quedarme
Cuando la gente me pregunta porqué vine, decía
Soy poeta, vine a aprender las tradiciones de los americanos
Nativos
Y era verdad
Pero ni yo sabía lo que quería saber
No sabía a dónde ir
No sabía a quién preguntar
Era terrible hablando con la gente en mi lengua nativa, así que en inglés era casi imposible, no podía ni decirles quién soy (me tomó décadas decirlo incluso en japonés)
Pero la verdadera razón por la que vine
Era porque quería encontrar un coyote
Quería aguzar la audición y escuchar su aullido
Verberando con sequedad sobre los caminos, por la oscuridad de la noche