Presentamos una muestra del poeta italiano Cesare Pavese (1908-1950), de su libro Poesías completas que traduce Carles José i Solsora, y que fue publicado por Visor Libros México y Círculo de Poesía. Además de poeta, Pavese fue un destacado novelista y traductor. Su obra es una de las más reconocidas del siglo XX.
Agonía
Andaré por las calles hasta caer exhausta;
sabré vivir sola y retener en mis ojos
cualquier rostro que pase y seguir siendo la misma.
Este frescor que asciende a buscarme las venas
en un despertar que jamás había sentido tan verdadero
por la mañana: sólo que hoy me noto más fuerte
que mi cuerpo y que un temblor más frío acompaña la mañana.
Lejos están las mañanas de mis veinte años.
Y mañana, veintiuno: mañana saldré a la calle,
me acuerdo de todas sus piedras y de las franjas de cielo.
Desde mañana la gente me verá nuevamente
caminando erguida y podré irme parando
y verme reflejada en los escaparates. En las mañanas de antaño,
yo era joven y no lo sabía, ni tan sólo sabía
que era yo quien pasaba —una mujer dueña
de sí misma. La delgada chiquilla que fui
ha despertado de un llanto perdurado por años:
ahora es como si aquel llanto nunca hubiese existido.
Y tan sólo deseo colores. Los colores no lloran,
son como un despertar: mañana volverán
los colores. Las mujeres saldrán a la calle,
cada cuerpo, un color —e incluso, los niños.
Este cuerpo vestido de color rojo claro,
tras tanta palidez, recobrará la vida.
Sentiré en torno a mí deslizarse miradas
y sabré ser yo misma: con una simple ojeada,
me veré entre la gente. Cada nueva mañana,
saldré a la calle en busca de colores.
El paraíso sobre los tejados
Será un día tranquilo, de luz fría
como el sol que nace o que muere, y el cristal
encerrará el aire hediondo fuera del cielo.
Nos despertarán una mañana, de una vez para siempre,
en la tibieza del último sueño: la sombra
será como la tibieza. Por la amplia ventana,
llenará la estancia un cielo más grande.
Por la escalera que un día se subió por vez postrera,
no llegarán más voces ni rostros muertos.
No será preciso abandonar el lecho.
Sólo el alba entrará en la estancia vacía.
La ventana será suficiente para vestirlo todo
con tranquila claridad, apenas una luz.
Se posará una descarnada sombra sobre el rostro supino.
Los recuerdos serán grumos de sombra
aplastados cual ascua vieja
en la chimenea. El recuerdo será la llama
que todavía ayer mordía en los ojos apagados.
The Cats Will Know
Caerá otra vez la lluvia
sobre tus embaldosados dulces,
una lluvia ligera
como un hálito o un paso.
Otra vez la brisa y el alba
florecerán ligeras,
como bajo tu paso,
cuando regresarás.
Entre flores y alféizares,
los gatos lo sabrán.
Habrá otros días,
habrá otras voces.
Sonreirás a solas.
Los gatos lo sabrán.
Oirás palabras antiguas,
palabras cansadas y vanas
como trajes desechados
de fiestas del pasado.
También tú harás gestos.
Responderás palabras—
rostro de primavera,
también tú harás gestos
Los gatos lo sabrán,
rostro de primavera;
y la lluvia ligera,
el alba de color jacinto,
que laceran el corazón
de quien ya no te espera,
son la triste sonrisa
que sonríes a solas.
habrá otros días,
otras voces y despertares.
Sufriremos al alba,
rostro de primavera.
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