Ha muerto el poeta ecuatoriano Efraín Jara Idrovo (1926-2018). Es autor de uno de los poemas paradigmáticos de la elegía en Latinoamérica, “Sollozo por Pedro Jara” que ahora recordamos. Publicó, entre otros libros, Carta en soledad inconsolable (1946); Tránsito en la ceniza (1947); Rostro de la ausencia (Cuenca, 1948); Dos poemas (1973); Sollozo por Pedro Jara (Cuenca, 1978); El mundo de las evidencias (Cuenca, 1980); El mundo de las evidencias 1945-1988 (Quito, 1999).
Sollozo por Pedro Jara
(Estructuras para una elegía)
I
1.1
el radiograma decía
“tu hijo nació. Cómo hemos de llamarlo”
yo andaba entonces por las islas
dispersa procesión del basalto
coágulos del estupor
secos ganglios de la eternidad
eslabones de piedra en la palma del océano
rostros esculpidos por el fuego sin edad
soledad
terquedad relampagueante de la duración
enconado olor seminal de los esteros
andaba
anduve
y dije
mientras vociferaban la sangre y las gaviotas
se llamará pedro
pedrohuesosdepedernal
pedrorrisadepiedra
piedra inflamada por la lumbre de meteoros de la vida
1.2
el radiograma decía
“tu hijo nació, envía su nombre”
yo andaba entonces por el archipiélago
renegrida osamenta del basalto
sílabas del silencio
sillares de la eternidad
guirnalda de piedra en el pecho del océano
coloquio de cíclopes sin edad
soledad
orfandad deslumbrante del espacio
desgarramiento de túnicas del viento
andaba
anduve
y dije
en tanto aullaban el sexo y las focas
te llamarás pedro
pedrovenasderroca
pedrollamadepiedra
piedra enardecida por el aliento de leones de la vida
1.3
el radiograma decía
“tu hijo nació. Cómo lo llamaremos”
yo andaba entonces por las galápagos
cetrinas encías del basalto
alvéolos del desamparo
dentadura de la eternidad
diadema de piedra en la testa del océano
mantos de lava sin edad
soledad
oquedad fulgurante del tiempo
hervor continuo de astros al pie de los acantilados
andaba
anduve
y dije
entre el bramido de los sueños y las olas
te llamaré pedro
pedroespinazodepeña
pedropiedrasinedad
piedra tenaz e incandescente que ha de sobrevivirme
II
2.1
¡hijo mío!
mordido implacablemente por los nitratos de los días
parecías tallado en diamante
hechoparaempiedradurar
hechoparaperdurar
entre las proliferaciones de herrumbre del tiempo
pero todo cuanto arde en la sangre o la inteligencia
suena a caída de hojas y aniquilamiento
ay cinceles de piedra para hendir la roca
ay impacto sordo de fruto del golpe de las masas
ay facciones abrasadas por la lengua de la caducidad
rostros de piedra
rastros de piedra
semblantes de piedra rapa-nui
pómulos curtidos por la soledad del mundo
friso del desamparo
cuencas imperturbables donde se agazaja el tiempo
como un pequeño animal despavorido
sienes de piedra
mandíbulas de piedra
pedrobasalto o pedroisladepascua
piedras contaminadas por la pasión del hombre
piedras corroídas por las sales del exterminio
piedras que han ido aligerando el volumen
en el polvo sollozante de los adioses
2.2
¡hijo mío!
azotado salvajemente por la desesperación de las olas
Parecía cincelado en granito
hechoparaempiedraendurar
hechoparaperdurar
entre la frenética agitación de las aguas
pero todo cuanto se enciende en el corazón o el tacto
se infecta de perecimiento
ay puntas de obsidiana de las armas de mis abuelos
ay graznido de halcón de las hachas arrojadizas
ay lajas de las calzadas imperiales
rótulas de piedra
vértebras de piedra
escalines de piedra de macho-picchu
cresta en la que afilan su alfanje las centellas
balcón arisco del cóndor
goterón de silencio donde anida el tiempo
como flor entre los costillares triturados del trueno
fémures de piedra
párpados de piedra
pedroasperón o pedromachu-picchu
piedras dejadas de la mano del hombre
piedras caldeadas por los tizones de la agonía
piedras que han ido desvaneciendo el afuera
en el polvo de las despedidas
2.3
¡hijo mío!
desgarrado despiadadamente por las uñas de la sombra
parecías labrado en pedernal
hechoparaempiedramadurar
hechoparaperdurar
entre la silenciosa violencia de las cenizas
pero todo cuanto toca la mano o el amor
empieza a vacilar y desmenuzarse
ay guijarros vueltos silbo de dardo por la honda
ay hornacinas de donde el cierzo expulsó al guerrero
ay volúmenes arrancados al sueño de la geología
muros de piedra
hombros de piedra
dinteles de piedra de inga-pirca
proa despedazada en los arrecifes de lo perecedero
encordadura del aguacero
gran ábside donde golpea el viento
como un muñón de cólera
torso de piedra
cejas de piedra
pedropórfido o pedroinga-pirca
piedras contagiadas por el desvelo del hombre
piedras carcomidas por los líquenes del exterminio
piedras que han ido consumiendo su presencia
devoradas por la supuración de la muerte
III
3.1
desesperado revoloteo del instante
nosotros
los insensatos
los alimentadores de desmesuras y de tumbas
los que nos desvelamos
por saber qué hacemos aquí
anhelamos la inmensidad del océano
y sólo nos pertenece la indecisión de la lágrima
pedropiélago te quise
te tuve pedrogota
pedromar te ansié
te perdí pedroespuma
como a la playa la marea debías sobrepasarme
pero tu muerte crecía más rápido que mi amor
delicada espina de erizo
sombrilla errante de la medusa
agonía de terciopelos del deslizamiento del pez
chillido de la gaviota entre el fragor dula rompiente
todo se ahonda
se hunde
se difunde
parecías forjado con la tenacidad del arrecife
farallón olvidado del tiempo
indeclinable jabalina del albatros
¡pero fuiste aleteo de golondrina en el vendaval!
imaginé disparándose tus huesos
con la gracia tenaz de las columnas
con la agresiva terquedad de las madréporas
¡pero fuiste apenas resplandeciente estertor
del róbalo aventado en las arenas!
ay pedroesteladealgas
ay pedrosalpicaduradeola
en el rutilante acantilado de la vida
3.2
fulminante incandescencia de lo efímero
nosotros
los desatinados
los alimentados con desvaríos y frustraciones
los que nos obstinamos
por justificar el júbilo de estar aquí
codiciamos la vastedad del bosque
y sólo nos pertenece la vacilación de la hoja
pedroselva te quise
te retuve pedropecíolo
pedrofronda te ansié
te perdí pedrohojarasca
como al girasol la semilla debían sobrevivirme
pero tu sangre corría más rápido que mi desvelo
quebradiza aguja de pino
titubeante pupila de la resina
frenesí de mariposas de la lámpara del polen
trino de ruiseñor entre el estruendo de la catarata
todo se ahonda
se hunde
se refunde
parecías erguido con la reciedumbre del olivo
encina olvidada del tiempo
orla inabarcable del vuelo del gavilán
¡pero fuiste colibrí en el embudo del huracán!
concebí perfilándose tu frente
con la dulce pertinacia de las cortezas
con el agria avidez de las raíces
¡pero fuiste apenas crujido de ala de ángel
de la espiga pisoteada por el casco!
ay pedrohuelladegarza
ay pedrorrasguñodeviento
en el resplandeciente promontorio de la vida
3.3
incesante remolino del ahora
nosotros
los obcecados
los urdidores de discordias y silogismos
los que nos desesperamos
por descifrar los signos de la incertidumbre
ambicionamos la imperturbabilidad de la montaña
y sólo nos pertenece la postración del polvo
pedromegalito te quise
te tuve pedroguija
pedrorroca te ansié
te perdí pedroarena
como a la colina la luna debías desbordarme
pero tu angustia cundía más rápido que mi dolor
trizada lámina de lapislázuli
deslumbradora llaga del diamante
relampagueante éxtasis de la vena aurífera
arrullo de paloma entre la vociferación del alud
todo se hunde
se funde
se confunde
parecían implantado con la serenidad del nevado
filón olvidado del tiempo
majestuosa rúbrica del vuelo del gerifalte
¡pero fuiste empeño de mariposa en la tempestad!
pretendí recortándose tus hombros
con la poderosa simplicidad de las cumbres
con la perseverancia de las murallas
¡pero fuiste apenas súbito centelleo
del guijarro machacado en el torrente!
ay pedrocráterextinguído
ay pedrodesmoronamiento-de arena
en el desfiladero insondable de la vida
IV
4.1
en verdad
¿fue verdad?,
¿eras tú el que pendía de la cadena del higiénico
como seco mechón de sauce sobre el río?
ser ido
ser herido
sal diluida
suicida
ah surco de paloma del pensamiento
borrado por el sonido atronador del desdén
ah soberbia del astro que manda al diablo su órbita
ah pertinaz repudiador de lo establecido
pedrogorralrevés
pedromuertealospájaros
pedrorrompelosvidrios
el eterno brazo entablillado
pedro fermentación de vísceras de la vida
¡sólo que ya no estás!
sólo que al cerrarte los párpados
para velar el relámpago congelado en tus ojos
ya no te reconocía
¿eras tú en verdad?
¿eso de helada indolencia de témpano?
¿eso de pavesas que la desesperación insta a soplar?
¿eso que se desmorona en las tinieblas para
siempre?
4.2
en verdad
¿fue verdad?
¿eras tú quien colgaba de la cadena del higiénico
como polea inútil de una construcción abandonada?
ser ido
ser sido
sol de huida
suicida
ah recinto de espejos del pensamiento
empañado por el vaho de amapolas de la pasión
ah fascinación siniestra por el ojo de remolino del vacío
ah sempiterno impugnador de los acatamientos
pedrocalzoncillos al revés
pedrocabezarrasurada
pedroceroengramática
y los faldones de la camisa afuera
pedro ofuscación de enredaderas de la vida
¡sólo que ya no estás!
sólo que al ponerte las manos sobre el pecho
para devolverte a la inocencia delirante de la materia
ya no te reconocía
¿eras tú en verdad?
¿eso de vana crispación de mano de náufrago?
¿eso de cenizas que el viento no tardará en dispersar?
¿eso que devoró su reserva de lumbre en una sola fulguración?
4.3
en verdad
¿fue verdad?
¿eras tú el suspendido de la cadena del higiénico
como un péndulo paralizado en la eternidad?
ser ido
ser sido
ser huida
suicida
ah palacio de cristal de la inteligencia
invadido por las emanaciones coléricas del instinto
ah obstinación de mariposa por el otro lado del espejo
ah perpetuo opositor a lo constituido
pedrocálcetinesalrevés
pedroojosemplomados
pedrochaquetasestrafalarias
y los cuadernos extraviados
pedro exasperación de jaguares de la vida
¡sólo que ya no estás!
sólo que al mirarte por última vez
antes de entregarte a la humedad y a la disipación
ya no te reconocía
¿eras tú en verdad?
¿eso de melancelía de estandartes abatidos?
¿eso de inmovilidad que antecede al furor subterráneo?
¿eso de luto y gérmenes ya alimento de los tréboles?
V
5.1
pedro ya no
tan sólo piedra
grumo devuelto a las opresivas láminas del esquisto
al congelado silencio de la cantera
nunca más la aventura
únicamente a la ventura
al ensañamiento vesánico de las depredaciones
a lo que sólo deja residuos nunca huellas
nunca sonido de enramadas y raíces en el pecho
estela de tizones del tiempo
pero refulges en mí
como una espada al fondo dé un arroyo
pero suspiras en mí
amas todavía en mí
golpeas en el corazón
como un animal anhelante de otra oportunidad
¡hijo mío!
somos fervor de espuma de un piélago insondable.
5.2
pedro ya no
tan sólo estalactita
mineral devuelto a la rapacidad del polvo
a la vulva del huracán de la metamorfosis
nunca más la aventura
únicamente la desventura
a la vengativa eficacia de la disgregación
a lo que sólo exige espacio
nunca tiempo
nunca aleteo de petreles y golondrinas en las sienes
reguero de brasas de la perseverancia
pero rutilas en mí
como una ola que por fin hace playa en el corazón
pero parpadeas en mí
alientas todavía en mí
animas en la sangre
como una semilla ávida de nuevas germinaciones
¡hijo mío!
somos el murmullo de un follaje inmarcesible
5.3
pedro ya no
tan sólo cuarzo
bloque devuelto al estupor de palomas de la roca
a la desaforada perversidad de los ácidos
nunca más la aventura
únicamente la envoltura
a la tosudez metálica de lo inerte
a lo que sólo impone sombras
nunca formas
nunca arterias de diamantes y de rosas en la frente
pisada de ascuas de la duración
pero fosforecer en mí
como el meteoro cuando irrumpe en la atmósfera
pero sueñas en mí
vives todavía en mí
ardes en la memoria
como las viejas tonadas de la tribu en los labios de los adolescentes
¡hijo mío!
somos los ecos de un tañido inextinguible.