Nueva poesía europea: Valentina Colonna

Versopolis es un programa europeo de literatura que cuenta con el apoyo de Europa Creativa, el propósito que tiene es el de promover la poesía escrita por los jóvenes poetas europeos a través de una serie de festivales con distintas sedes en Europa como los que dirigen nuestros amigos y colaboradores Ales Steger y Mite Stefoski, directores de los festivales Days of Poetry and Wine, en Eslovenia, y el Struga Poetry Evenings, en Macedonia, respectivamente; en Círculo de Poesía creemos en la literatura que están escribiendo estos jóvenes poetas y hemos decidido presentar a cada uno de los poetas que han sido seleccionados en este programa. En esta ocasión presentamos, en versión de Andrea Rivas, a la poeta Valentina Colonna. Nació en Turín en 1990. Autora de Dimenticato suaono y La cadenza sospesa. En 2014 fue presentada como poeta emergente en Park Poetry Festival. Estudió Literatura Antigua en la Universidad de Turin, donde se tituló con honores. En 2011 se graduó de estudios de Piano, y estudió una maestría en Interpretación de música antigua en la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente se especializa en lingüística en la Universidad de Turin. Representa al comité de lectura en la sección de poesía en el premio Literario InediTo Colline di Torino mientras continúa trabajando en otros proyectos artísticos.

 

 

 

A Stuart

 

Me doy cuenta de que al final del día

tú eras la cabeza de la familia.

Me doy cuenta por la voz

que aún sale de mí cuando

mientras bromeo invento palabras

que nunca hubieras dicho.

 

Estamos demasiado atrapados por nuestras

precarias vidas para oler el aire

como solías hacer, alzando tu cabeza

y apretando tu propia nariz para oler

lo que nosotros no sentimos, o no

vemos. Tú viste,

visionario, más allá del balcón,

donde solíamos cepillarte para calmar

la mirada que otros

dicen que no tienes.

 

Has esperado en silencio

al último calor del suelo.

Luego me has esperado cerca de la puerta

para dejar de ti solo una blanca

mata bajo la cama.

Y una casa entera, sin voces.

 

 

 

 

A Stuart

 

Mi accorgo che in fondo

eri tu il solo capofamiglia.

Me ne accorgo dalla voce

che ancora mi esce quando

per scherzo invento parole

che non avresti mai dette.

 

Siamo troppo presi dalle nostre

vite in bilico per annusare l’aria

come facevi tu, alzando il capo

e il naso strizzarlo a cogliere

ciò che non sentiamo, che non

intravediamo. Tu vedevi

visionario oltre il balcone

e sfiorarti era calmare

lo sguardo che gli altri

dicono non hai.

 

In silenzio hai aspettato

l’ultimo calore del pavimento.

Poi hai atteso che chiudessi la porta

per lasciare di te un solo grumo

bianco sotto il letto.

E un’intera casa senza voce.

 

 

 

 

A mi padre

 

Cuando escucho a alguien tocando música y tú

no estás aquí, estás

en cada espacio que hemos estado arrastrando

tras los años todo el tiempo. Es como

la premonición de ese corte irrevocable.

Ambos sabemos que pasará algún día.

 

Eres tú, compañero de hace nueve meses,

padre, no puedo evitar

mi torpe

comportamiento. En lo profundo sabes

que mis silencios siempre

han sido aire entre hojas armónicas

para nuestra casa flotante.

 

 

 

 

A mio padre

 

Quando sento suonare e tu

non ci sei ma stai

in ogni spazio che ci trasciniamo

dietro da anni ogni volta è

sentire in anticipo il taglio

che entrambi sappiamo

irrevocabile un giorno.

 

Sei tu, compagno di nove mesi fa,

padre, che non posso evitare

col mio modo impacciato

di fare. In fondo sai

che i miei silenzi da sempre

arieggiano tra le foglie armoniche

per la nostra casa sollevata.

 

 

 

 

 

Me voy. Soy la única que queda

en la misma puerta nueva.

Dejé mi maleta

ayer frente a la puerta

primer piso.

Era la hora del sol sobre las mesas,

cuando la masa ríe.

 

La escoba perdida en la calle

y las rosas desprenden

el último aria en un hábito oscuro.

Cuando una mano me saluda se abre mi sonrisa

y muere. Está en el cabello

el ataúd de los recuerdos que pasa.

El tiempo suspendido.

Me voy mañana.

De ti nada me queda, excepto todo.

 

 

 

 

 

Sto partendo. Non resto che io

alla solita entrata nuova.

Ho posato la mia valigia

davanti a una porta, ieri,

primo piano,

all’ora del sole sui tavoli,

quando la Mole ride.

La ginestra perde per strada

e le rose emanano

l’ultima aria in abito scuro.

Al saluto di mani il mio sorriso apre

e muore. È nei capelli

che passa il feretro dei ricordi.

Oggi sospeso il tempo ferma.

Domani partirò.

Di te non mi resta che tutto.

 

 

 

 

 

Barcelona esta noche es una ciudad dormida.

Las manos están más desnudas

que el frío y su olor es reminiscencia

de brisas pero las ventanas

llenan las calles de marzo.

La sombra del perro se alza calladamente

a tu lado conduciendo,

mientras aún se puede escuchar el mar

de alguna cocina al fondo de una casa.

 

Esta noche, como la noche de ayer,

Barcelona es pinzas alargadas

urdiendo los botes de basura

para llenar un carro.

Es la hora en que se usan las herramientas

robadas de nadie y de ningún sitio.

La lata vacía tintineando contra

las llantas de las camas. Como camillas

corriendo para salvar tu sueño.

 

 

 

 

 

 

Stasera Barcellona è paesi assonnati.

Le mani sono più nude

che fredde e l’odore ricorda

di brace ma le finestre

riempiono le strade di marzo.

Sale l’ombra in silenzio

del cane a fianco a guidare,

mentre a tratti senti ancora il mare

di qualche cucina sul retro.

 

Stasera, come ieri,

Barcellona è tenaglie allungate

che frugano cassonetti

a riempire il carrello.

È l’ora dei ferri usurati

rubati allo spazio di nessuno.

La lattina vuota batte

alle ruote dei letti. Come barelle

viaggiano a salvare il sonno.

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