Nueva poesía europea: Maud Vanhauwaert

Versopolis es un programa europeo de literatura que cuenta con el apoyo de Europa Creativa, el propósito que tiene es el de promover la poesía escrita por los jóvenes poetas europeos a través de una serie de festivales con distintas sedes en Europa como los que dirigen nuestros amigos y colaboradores Ales Steger y Mite Stefoski, directores de los festivales Days of Poetry and Wine, en Eslovenia, y el Struga Poetry Evenings, en Macedonia, respectivamente; en Círculo de Poesía creemos en la literatura que están escribiendo estos jóvenes poetas y hemos decidido presentar a cada uno de los poetas que han sido seleccionados en este programa. En esta ocasión presentamos, en versión de Adalberto García López, a la poeta belga Maud Vanhauwaert (Veurne, 1984). Hace diversos actos performáticos. Estudió recitación en el Conservatorio de Amberes. Obtuvo el grado de Maestría por la Universidad de Amberes y por la Academia de Teatro de Amberes, este último lugar es donde actualmente da clases. En 2011 publicó su primer libro Ik ben mogelijk, que mereció el Vrouw Debut Prize, y en 2014 publicó el libro fragmentario Wij zijn evenwijdig_. En 2012 ganó el Frappant TXT y fue finalista de los certámenes World Championship of Poetry Slam y del Leids Cabaret Festival, en 2012 y 2014, respectivamente.

 

 

 

 

eran dos mujeres caminando por la misma calle

ambas pensaron que los zapatos de la otra eran feos

 

esto es lo único

que pasó entre ellas

 

se cruzaron en el camino

viendo los zapatos de la otra

aunque fueran feos

 

 

 

 

er liepen twee vrouwen in een straat

ze vonden elkaar schoenen lelijk

 

dat is het enige

dat ooit tussen hen is gebeurd

 

ze kruisten elkaar

keken naar elkaars schoenen

vonden die lelijk

 

 

 

 

 

he olvidado lo que se sentía traer un maquillaje de rana

la forma en que la pintura se seca con el sol y se quiebra cuando sonríes

me asusté demasiado

 

porque pensé que me estaba convirtiendo en una rana vieja

 

he olvidado cómo se siente sentarme en los hombros de mi padre

dejando caer mis brazos en su cabeza

como si lo estuviera protegiendo

 

he olvidado quiénes estaban en mi clase, quién tenía el más hermoso

estuche, a quién quería besar por primera vez y quién me dijo

que era tan gorda como África

 

una vez olvidé quitar del sol a mi conejillo de indias

y cuando regresé al jardín estaba estático como una pieza

de pan tostado que se deja de más en la tostadora

 

he olvidado lo que pensaba antes cuando pensaba sobre la muerte

 

he olvidado tantos nombres, he olvidado el nombre

del líder del grupo en el campamento que insistió en torcer

mi cabello en un nudo todos los días

 

el nombre de la persona que cosió mi cabeza

después de que me caí de la bicicleta cuando llovía, he olvidado

por qué jalaba el cabello de mi hermana

 

tan seguido que tuvo que conseguir una peluca

 

he olvidado por qué estaba parada en el escenario

por qué toda la gente miraba en la misma dirección

y yo era la única mirando a otra parte

 

he olvidado por qué de niña me masturbé

pensando en un Jesús muy peludo, con un bulto en el taparrabos

he olvidado todo en el segundo verso de la canción

 

soy un pequeño panda

 

he olvidado lo que la gitana con cejas movedizas

como velos oscuros leyó en la palma de mi mano, en otra palabras,

he olvidado mi futuro, he olvidado cuánto te amaba

 

aunque sí lo escribí en un cuaderno

con mi firma en la parte inferior

 

mientras olvidaba dónde exactamente tus labios se agrietaron en invierno

y cómo dormías como estando en coma, con las rodillas dobladas o estiradas

y después peleábamos por las sábanas, cómo en la luz clara de Sevilla

nuestras pupilas se dilataban

 

y cómo no olvidé lo que he olvidado, es más que eso

lo que he olvidado es lo que más pienso

 

como lo que mi madre quiso decir cuando yo, aún gorda como África

y mi conejillo de indias todavía quieto, le pregunté por qué decimos olvidado

y no olvidido como movido, detenido y arrepentido

y ella, mientras doblaba la ropa, murmuró

como deslizando palabras entre la ropa:

 

olvidar nunca es regular

 

 

 

 

 

ik ben vergeten hoe het voelt om als kikker geschminkt te zijn

hoe de verf in de zon opdroogt en kraakt als je lacht

hoe ik dan bang werd

 

omdat ik dacht dat ik plots in een heel oude kikker veranderde

 

ik ben vergeten hoe het was om in de nek van mijn vader te zitten

mijn handen op zijn hoofd te leggen

alsof ik hem beschermde

 

ik ben vergeten wie er in mijn klas zat, wie de mooiste

pennenzak had, wie ik het eerst wilde zoenen en wie mij ooit

‘zo dik als Afrika’ noemde

 

ik ben eens vergeten mijn cavia uit de zon te halen en toen

ik terug in de tuin kwam lag hij daar, als een zwart geblakerd,

te hard gebakken stukje brood

 

ik ben vergeten wat ik toen dacht over de dood

 

ik ben zoveel namen vergeten. Ik ben de naam vergeten

van de leidster op Jommekeskamp die elke dag per se mijn haar

in een dotje wilde draaien

 

de naam van de man die na mijn val

in de regen met de fiets, mijn hoofd heeft gehecht, vergeten

waarom ik aan het haar van mijn zus trok

 

zo vaak dat ik haar aan een haarstukje hielp

 

ik ben vergeten waarom ik op een podium stond

waarom alle mensen dezelfde richting opkeken

en ik als enige, adersom

 

ik ben vergeten waarom ik als kind masturbeerde

denkend aan een felbehaarde Jezus, met zijn uitstulpend kruis

ik ben alles vergeten vanaf de tweede zin van het lied

 

ik ben een pandabeertje

 

ik ben vergeten wat de zigeunerin met haar zware beweeglijke wenkbrauwen

als vervaarlijk koffiedik in mijn handen heeft gelezen. Mijn eigen toekomst

ben ik dus vergeten. Ik ben vergeten hoeveel ik van je hield

 

ik had het nochtans in een boekje geschreven

met mijn handtekening eronder

 

vergeten waar de kloven in je lippen zitten in de winter

en hoe je slaapt of je in een komma lag, je knieën opgetrokken of uitgestrekt

en wij dan om de lakens vochten, hoe, in het felle licht van Sevilla

onze pupillen zich samentrokken

 

en hoe ik niet vergeet wat ik vergeten ben, meer nog

dat wat ik vergeten ben, daaraan denk ik nog het meest

 

zoals aan wat mijn moeder bedoelde toen ik, nog zo dik als Afrika

en mijn cavia nog mals, haar vroeg waarom vergeten

geen ‘ge’ krijgt zoals geslapen, gegeten en gedanst

en zij toen, terwijl ze de strijk opplooide mompelde

alsof ze de woorden tussen mijn kleren schoof:

 

vergeten wordt nooit voltooid

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