Donde están ellas: Odette Alonso

Para ver a la medusa de frente basta con mirarla: y no es mortal. Es hermosa y ríe.

Helene Cixous

Hélène Cixous en la introducción a La joven nacida se pregunta “¿dónde está ella?”: la cultura falocéntrica del mundo occidental, el sistema heteropatriarcal en que existimos ha jugado siempre con ideas duales jerarquizadas donde lo femenino está del lado de lo débil, lo negativo, abajo, por contraposición a la fortaleza, lo positivo, el arriba. Ella tiene un sitio de silencio desde el cual es vista por el otro desde aquella construcción que se le ha impuesto donde “nos han inmovilizado entre dos mitos horripilantes: la Medusa y el abismo”. El feminismo ha hecho grandísimos esfuerzos por desmitificar la figura de las mujeres, por mostrarnos a la medusa de frente. Pero no hay una sola voz de la medusa. La escritura de las mujeres no es una y no surge de una sola posición en el mundo. Desde distintos lugares de enunciación, ellas hablan y exigen ser escuchadas, miradas. La medusa está en todos los lugares y su voz resuena, susurra, gime, quema, cura, se aferra, se deja ir y vuelve, hace perdurar su palabra: escribe. Es sumamente necesario unir aquellas voces, leerlas, conocerlas, estudiarlas, celebrarlas. Es indispensable un espacio donde, como en un cuarto propio, sean libres de pronunciarse desde todos los vértices de su creatividad. Aquí un sitio de reunión donde ellas están y hablan.

Odette Alonso. Es poeta y narradora. Nació en Santiago de Cuba y reside en México desde 1992. Su cuaderno Insomnios en la noche del espejo obtuvo el Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén” en 1999; con Old Music Island ganó el Premio Nacional de Poesía LGBTTTI Zacatecas 2017, y Equilibristas recibió mención honorífica en el Premio Internacional de Poesía Caribe-Isla Mujeres 2017. Autora de doce poemarios, de la novela Espejo de tres cuerpos (2009) y los libros de relatos Con la boca abierta (2006), Hotel Pánico (2013) y Con la boca abierta y otros cuentos (2017). Sus dos décadas de quehacer poético fueron reunidas en Manuscrito hallado en alta mar (2011) y Bajo esa luna extraña (2011). Compiladora de la Antología de la poesía cubana del exilio (2011). Fundó el ciclo Escritoras latinoamericanas que ha organizado durante más de una década en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

 

 

 

 

BALCÓN AL MAR

 

Llego a tus costas

como al reverso menos cruel de la moneda

y tengo todo el tiempo para amarte

aunque el amor no sea más que alguna carta

a veces una espera.

Me desvisto en el muelle

me deslumbro

tiendo mi mano para hallar otra respuesta

y allí estás tú

allí vuelvo a encontrarte

toda tu firma voluntad sobre mis huesos.

La Habana

al otro lado

es una mancha

una extensa muchacha de luces en la espalda

siempre llena de veredas y centauros.

Porque no soy igual a los demás es que te amo

cuando la muerte es una rosa de los vientos

un golpe de suerte

una limpia palmada sobre el hombro.

Porque no soy igual a los demás es que te canto

que asciende mi canción buscando un puerto

un balcón frente al mar

donde dejar mi mano

donde dejar toda mi voz a buen recaudo

sobre el reverso menos cruel de la moneda.

 

 

 

ARTEMISA    LA TARDE

 

Sobre el cieno verdoso danzaban las muchachas

una brisa de sangre despeinaba sus crines.

El humo viejo desbocaba la maraña

y el cuerpo era un hornillo.

Con un manto de polen

ella hiende los aires

desde el filo herrumbroso de una piedra ancestral.

Trae la mirada torva

como de bestia herida.

Tomadas de la mano se alzan sobre la sombra

de la tarde que cae.

Es un coro de ninfas

y la hoguera crepita.

Danza bajo la luna

la noche bruja.

 

 

 

EVA O EL PECADO ORIGINAL

 

Nada fue como dicen.

Yo descubrí mi cuerpo     mojado en la maleza

y lo empecé a palpar.

Era mi cuerpo solo el que se hinchaba

inflamada mi vela.

No supe qué corría por mi vientre

trepaba hasta mi pecho

enceguecía.

Tuve miedo y grité

tuve miedo y rodé por la maleza.

Era fuego     era sangre       era lava de volcán

era espejismo.

No supe qué pasaba y tuve miedo

pero dejé rodar mi cuerpo     y la llovizna

y algo estalló vibrante quién sabe en qué recodo.

Después dormí tranquila

un tiempo inexplicablemente largo.

Después quizás llegara Adán       pero ya no lo vi

otra vez la llovizna humedeció mi cuerpo

y me sentí gritar.

 

 

 

JUEGO DE NIÑAS

 

En esa franja en la que el sueño se hace día

y el día sigue siendo una bruma primigenia

ella alza el dedo

me señala

y dice tú.

Dibuja en un papel mis iniciales

y lo pega en el vidrio de su propia ventana.

De afuera llega el son

el mismo viento dulce de una tarde lejana

la nostalgia del verso abreviado

y doloroso.

Sobre la nada hacemos equilibrio

una danza que parece de otro tiempo

una música quieta.

Toda la sombra se ha convertido en luz

en este juego en el que somos diosas.

 

 

 

ELLA ESCRIBE CARTAS DE AMOR

 

Sentada frente al mar

al cobijo del viento que amansa el mediodía

garabatea letras

que nadie

en ningún tiempo

leerá.

Escribe para ella

para el viento que vuelve como un viajero antiguo

para el mar

esa burla de espuma y de salitre.

Lentamente

como si lo soñara

dibuja un nombre

una ilusión

un cuento donde el príncipe es princesa

es amazona

es labio tierno donde libar la sed.

Ella mira al transeúnte y se lamenta

cuánto soñar para que en un segundo

el sueño se despeñe.

Y era tan simple

era decir amor

aroma de conífera

sutil columna de humo donde el nombre se eleva

penetra por el cuerpo al pulso de la sangre

se vuelve idioma interno

dolor que simboliza una presencia.

Era tan simple escribir con letra pequeñita

decirlo en un susurro al sol del mediodía

con la tinta indeleble con que se inventa un beso

con que se escriben cartas que el correo inspecciona

y no deja llegar a su destinatario.

Era tan simple un gesto

la vista al horizonte

la mirada topando con lo desconocido

halo de luz en el paisaje de la tarde.

 

 

 

ÓLEO

 

La muchacha del óleo me ha mirado

de su pincel renazco sin saberlo

dos manchas sobre el lienzo

tinta negra.

El pincel es mi dedo dibujado en su espalda

su dedo en mi nariz

la caricia en la nuca.

El lienzo es esta cama

y la ciudad entera

corazón que se abre sin confianza

blanco y negro en el lienzo

esa muchacha y yo.

 

 

 

VUDÚ

 

Ella puso sobre mi mano

una caja artesanal

con motivos florales.

Adentro

cuatro alfileres de vudú

cuatro niños diminutos

clavados en mi cuerpo.

Que sería suya

eso dijo

aunque tuviera que hincarme

la saeta entre las piernas

y en esa víscera llamada corazón.

Volaron mariposas agoreras

se escuchó el aletear

y entre las sombras

el chasquido de una lengua

que no existe.

 

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