Presentamos, en versión de Alfredo Soto Guillén, una muestra del poeta italiano Giambattista Marino (1569-1625). Referente italiano de la poesía barroca. Su obra gozó de gran éxito, siendo reconocido en toda Europa por distintos poetas como Lope de Vega y John Milton. Destaca su poema Adonis, que cuenta con un estilo artificioso en sus más de 40,000 versos.
Ojos
17
Ojos, si es verdad que un sabio
la luz clara puede
someter de las celestes rotaciones
¿por qué no puedo yo
poseerlas a ustedes, luminosas y bellas,
en el sol nacidas, estrellas terrenales?
Feliz astrología
si pudiera, besando un rayo suyo,
decirles: “Ya no temo a asesinos y reyes:
si ustedes, ojos, ya son míos”.
Occhi
17
Occhi, s’è ver ch’uom saggio
le chiare luci pote
signoreggiar dele celesti rote,
a me perché non lice
posseder voi, voi luminose e belle,
nate a un parto col sol, terrene stelle?
Astrologia felice,
se potessi, baciando un vostro raggio,
dirvi: “Più non vi temo infausti e rei:
occhi, voi siete miei”.
Ojos
18
Ojos de mi vida,
si en el corazón yacen,
ustedes que en la llama donde ardo miran siempre,
vayan pues a comentarle a ella
mis graves incendios personales,
y que los tengo todavía,
estos ojos, pero es que el corazón
si vive es por ustedes y sin ustedes muere.
Occhi
18
Occhi dela mia vita,
se dentro ‘l cor mi state,
voi pur le fiamme ond’ardo ognor mirate.
Itene dunque e raccontate a lei
i gravi incendi miei.
Deh no, meco restate,
occhi, però che ‘l core
per voi sol vive e senza voi si more.
Ojos
19
Luces bellas y perversas,
las miradas que lanzan,
si desdeñosas o amables, son siempre iguales:
homicidas y mortíferas;
por qué si miran a los otros
de ira colmados y de orgullo
matan de preocupación y duelo,
y si piadosas se vuelven
entonces de dulzura matan.
Occhi
19
Luci belle e spietate,
gli sguardi che gírate
o di sdegno o d’amor son sempre eguali:
omicidi e mortali;
perché s’altrui mirate
colme d’ira e d’orgoglio
uccidete d’affanno e di cordoglio,
e se pietose ancor vi rivolgete
di dolcezza uccidete.
Ojos
20
Quién quiere ver, quién quiere
ver, amantes, en el mediodía claro
las estrellas frente al sol,
vengan a ver de mi ídolo amado
los ojos, donde el sol se ofusca:
que dan noche a los otros, a la luz del día.
Occhi
20
Chi vuol veder, chi vuole
veder, amanti, al mezzodì più chiaro
le stelle in fronte al sole,
venga a mirar del’idolo mio caro
gli occhi, onde ‘l sole ha scorno:
che portan notte altrui, mentre fan giorno.
Ojos
21
Serenas luces encantadas,
donde hay la luz del sol, el cielo azul:
¿si del zafiro es natural el hielo,
cómo a las almas enciende?
O más como Nerón pérfidas fieles,
crueles y bellas,
que el amor no conocen
y con amorosas llamas el mundo queman.
Occhi
21
Luci serene e liete,
ond’ha la luce il sol, l’azzurro il cielo:
se del zaffiro è naturale il gelo,
come l’alme accendete?
O vie più di Neron perfide e felle,
luci crudeli e belle,
ch’amor non conoscete
e con fiamme amorose il mondo ardete!
Mirada
22
Otra ocasión ya más
que es ser por ti mirado llegará,
ojos avaros y soberbios, lo negaste.
Al fin tú me miraste,
y se turbó el mirar bello y sereno
que me lanzaste, al menos
ya no podrás negarte
que otra vez me miraste.
Sguardo
22
Altra mercè giamai
ch’esser da voi mirato io non bramai,
occhi avari e superbi, e voi ‘l negaste.
Al fin pur mi miraste,
e se turbato il bel guardo sereno
ver me volgeste, almeno
pur negar non potete
che mirato m’avete.
Ojos y pechos
23
Miro tus bellos ojos,
mujer, y miro tus graciosas mamas,
éstas de leche y aquéllos
fabricados en llamas.
Digo luego suspirando con aumentada sed:
“No debería, por Natura”
para aclarar de tan serenos polos
dos mundos de belleza en contraste con dos soles.
Occhi e mammelle
23
Miro i vostr’occhi belli,
donna, e rimiro le leggiadre mamme,
queste di latte e quelli
fabricati di fiamme.
Dico poi sospirando in doppia arsura:
“Non devea por Natura
per rischiarar da sì sereni poli
duo mondi di beltà men di duo soli”