Poesía australiana: Les Murray (1938-2019)

Presentamos, en versión de Gustavo Osorio de Ita, una muestra de Les Murray (1938-2019), considerado como el principal poeta australiano de su generación, y quien posee un amplio repertorio poético que oscila desde lo natural paisajístico hasta la pobreza y su repercusión socio-laboral en el mundo contemporáneo, pasando por la meditación reflexiva y metafísica del cuestionamiento del ser y la decadencia del envejecimiento humano. Obtuvo, entre muchos otros, el premio Premio Gree Levin en 1980 el Premio T. S. Eliot en el año 1996. Fue considerado como fuerte candidato para recibir el Premio Nobel de literatura por poetas como Seamus Heaney y Derek Walcott. Falleció el 29 de abril de 2019 a la edad de 80 años.

 

 

 

Botellas en la ciudad bombardeada

 

Le dieron una apoplejía a la ciudad. Sus recuerdos

están acordonados. Podrían colapsarse sobre ti.

 

Fugas de agua en los ladrillos del siglo de los Trabajadores.

y cada significado es borroso. No hay palabra en Roget

 

ahora contiguo a otra cuadra. Si la palabra es Manchester

podría ser también Australia, donde aquello significa sábanas y toallas.

 

Para darle una apoplejía a la ciudad, mezclaron un camión cargado

de aceite de beleño y ulmaria y la hicieron rústica.

 

Ahora Engels apoya a Max y la Unión Británica.

de hermosas cerámicas está siendo recogida con palas,

 

azulejos azul verdosos del Corn Exchange,

ladrillos de brillo ámbar del Royal Midlands Hotel.

 

Hielo que no se derrite por todas partes y moléculas sueltas.

Cuando llegó la apoplejía, cada botella guiñó a su vecina.

 

 

 

Bottles in the Bombed City

 

They gave the city a stroke. Its memories

are cordoned off. They could collapse on you.

 

Water leaks into bricks of the Workers’ century   

and every meaning is blurred. No word in Roget

 

now squares with another. If the word is Manchester

it may be Australia, where that means sheets and towels.

 

To give the city a stroke, they mixed a lorryload

of henbane and meadowsweet oil and countrified her.

 

Now Engels supports Max, and the British Union   

of beautiful ceramics is being shovelled up,

 

blue-green tiles of the Corn Exchange,

umber gloss bricks of the Royal Midlands Hotel.

 

Unmelting ice everywhere, and loosened molecules.

When the stroke came, every bottle winked at its neighbour.

 

 

 

El significado de la existencia

 

Todo excepto el lenguaje

conoce el significado de la existencia.

Árboles, planetas, ríos, tiempo.

no saben nada más. Lo expresan

momento a momento como el universo.

 

Incluso este tonto de un cuerpo.

lo vive en cierta manera, y podría

tener plena dignidad dentro de sí

salvo por la ignorante libertad

de mi mente que habla.

 

 

 

The meaning of existence

 

Everything except language

knows the meaning of existence.

Trees, planets, rivers, time

know nothing else. They express it

moment by moment as the universe.

 

Even this fool of a body

lives it in part, and would

have full dignity within it

but for the ignorant freedom

of my talking mind.

 

 

  

Pastos de moscardón

 

Las casas que esos suburbios podían costear

tenían techos fabricados con viejos libros de cuentas, en algunas

se filtraba salsa gravy de las uniones en sus paredes;

 

algunas fueron recortadas muy cercanamente a la furia,

algunas se tiznaban y eran aplastadas por el amor

y los bienes raíces, a medida que quedaban más vacantes,

 

hizo crecer agudos pastos y pastos de moscardón, así llamados

por las exquisitas linternas de su semilla,

y la tierra se hundió sutilmente hasta un punto bajo,

 

todo se inclinaba camino hacia un pozo

con bordes de mármol barato de aspecto quemado.

y cosas y figuras salían volando de él

 

como las piedras en la trituradora que usaba Piers

para hacer polvos de la piedra y volverla esmaltes:

pedernal, piroclasa, hojaladas, cuarzo, esquisto,

 

rompiendo, refutando y escupiendo hacia lo alto

hasta que los dientes de acero anclaban en ellos sus ásperas esquinas

y los atrapaba fuertemente y los molía.

 

Es su oportunidad, un hombre con los brazos tallados en vidrio.

me dijo. Aquellas tolvas tienen que mantenerse llenas. Una niña,

acercándose al borde, salió de un golpe recortada y con los colores errados

 

como la foto de un químico, llorando. ¿Quien podría culparla

entre las profundas excavaciones y los vuelos y teléfonos de Bali?

Ella era verdadera, y consiguió lo que la verdad consigue.

 

 

 

Blowfly Grass

 

The houses those suburbs could afford

were roofed with old savings books, and some   

seeped gravy at stitches in their walls;

 

some were clipped as close as fury,

some grimed and corner-bashed by love   

and the real estate, as it got more vacant,

 

grew blady grass and blowfly grass, so called   

for the exquisite lanterns of its seed,   

and the land sagged subtly to a low point,

 

it all inclined way out there to a pit   

with burnt-looking cheap marble edges   

and things and figures flew up from it

 

like the stones in the crusher Piers had   

for making dusts of them for glazes:

flint, pyroclase, slickensides, quartz, schist,

 

snapping, refusing, and spitting high

till the steel teeth got gritty corners on them   

and could grip them craw-chokingly to grind.

 

It’s their chance, a man with beerglass-cut arms   

told me. Those hoppers got to keep filled. A girl,   

edging in, bounced out cropped and wrong-coloured

 

like a chemist’s photo, crying. Who could blame her   

among in-depth grabs and Bali flights and phones?   

She was true, and got what truth gets.

 

 

 

Vértigo

 

La última vez que me caí en la ducha

sangré como un dandy de carroza

y el hotel ansió entonces deshacerse de mí.

Fui llevado a la clínica del pueblo, les conté

cómo me había tropezado en un borde de acero

y aterrizado con la cabeza en el armario.

Con el cuero cabelludo cosido y anudado y marcado

le di las gracias al Frau Doktor y me largué,

deseando que la barra de soporte de la edad pudiera

ser anclada a toda la civilización entera

y pensando en la octava colina de Roma

alzada a partir de ánforas rotas.

 

Cuando, en cualquier momento después de los sesenta,

o en cualquier momento antes, tropiezas

sobre un par de escalones y haces colapsar tu frente

sobre un rastrillo o azada, sobre ladrillos o bidones de combustible,

ese es el momento de llamar al proveedor

de tubería de acero y barandales interiores,

y pronto estarás aterrizando en cualquier parte

habiendo dejado el equilibrio en el auto

y del cual por favor Dios nunca querrás

ver desde el suelo la suspensión y los neumáticos.

Más tarde llega el día soleado cuando

los detalles de las calles destellan en malva hasta cegarte

 

y la gente te apresura, o aguarda, en silencio.

 

 

 

Vertigo

 

Last time I fell in a shower room

I bled like a tumbril dandy

and the hotel longed to be rid of me.

Taken to the town clinic, I

described how I tripped on a steel rim

and found my head in the wardrobe.

Scalp-sewn and knotted and flagged

I thanked the Frau Doktor and fled,

wishing the grab-bar of age might

be bolted to all civilization

and thinking of Rome’s eighth hill

heaped up out of broken amphorae.

 

When, anytime after sixty,

or anytime before, you stumble

over two stairs and club your forehead

on rake or hoe, bricks or fuel-drums,

that’s the time to call the purveyor

of steel pipe and indoor railings,

and soon you’ll be grasping up landings

having left your balance in the car

from which please God you’ll never

see the launchway of tires off a brink.

Later comes the sunny day when

street detail whitens blindly to mauve

 

and people hurry you, or wait, quiet.

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