Presentamos dentro del dossier de poesía de la India que prepara y traduce Gustavo Osorio de Ita, una muestra de Arun Balkrishna Kolatkar (1932-2004). Nació en Maharashtra. Escribiendo tanto en marathi como en inglés, sus poemas intentaban trabajar el humor en la cotidianidad mundana. Su poesía tuvo una señera influencia en los poetas marathi modernos. Su primer libro de poesía escrito en inglés, Jejuri, es una colección de 31 poemas pertenecientes a una visita suya a un lugar religioso del mismo nombre en Maharashtra; el libro ganó el Premio de Escritores de la Mancomunidad en 1977. Su colección de versos marathi Bhijki Vahi ganó el Premio Sahitya Akademi en 2005. Sus poemas recopilados en inglés, editados por Arvind Krishna Mehrotra, fueron publicados en Gran Bretaña por Bloodaxe Books en 2010.
El Jefe de Estación
El empleado de la taquilla cree en la doctrina
del próximo tren
cuando las conversaciones se convierten en tiempo
habla su lengua
te la da a través del mostrador
y te dirige al superior
el jefe de la estación de dos cabezas
pertenece a una secta
que rechaza cada horario
no publicado en el año en que se tendió la vía.
un apócrifo
pero interpreta el primero horario
con la libertad que lo capacita para leer
cada horario subsecuente entre
las líneas del texto.
The Station Master
The booking clerk believes in the doctrine
of the next train
when conversations turns to time
he talks his tongue
hands it to you across the counter
and directs you to the superior
the two headed station master
belongs to a sect
that rejects every time table
not published in the year the track was laid.
an apocryphal
but interprets the first time table
with the freedom that allows him to read
every subsequent timetable between
the lines of text.
Yeshwant Rao
¿Estás buscando un dios?
Conozco uno bueno.
Su nombre es Yeshwant Rao
y es uno de los mejores.
búscalo
la próxima vez que estés en Jejuri.
Por supuesto, él es solo un dios de segunda clase
y su lugar está justo afuera del templo principal.
Incluso afuera de la pared exterior.
Como si perteneciera
entre los comerciantes y los leprosos.
He conocido dioses
con caras más bonitas
o más convencionales.
Dioses que te amparan por tu oro.
Dioses que te amparan por tu alma.
Dioses que te hacen caminar
sobre una cama de carbón ardiendo.
Dioses que ponen un niño dentro de tu esposa.
O un cuchillo dentro de tu enemigo.
Dioses que te dicen cómo vivir tu vida,
suplicar tu dinero
o triplicar tus tierras.
Dioses que apenas pueden reprimir una sonrisa
mientras gateas una milla por ellos.
Dioses que te verán ahogarte
si no les compras una corona nueva.
Y aunque estoy seguro de que todos deben ser elogiados,
o son demasiado simétricos
o demasiado dramáticos para mi gusto.
Yeshwant Rao,
masa de basalto,
brillante cual cualquier buzón de correos,
con forma de protoplasma
o pastel de lava gigante
arrojado contra la pared,
sin un brazo, una pierna
o incluso una sola cabeza.
Yeshwant Rao.
Él es el dios que debes conocer.
Si no te hace falta una extremidad,
Yeshwant Rao te echará una mano
Y te volverá a poner en pie.
Yeshwant Rao
No hace nada espectacular.
Él no te promete la tierra
Ni te reserva un asiento en el próximo cohete al cielo.
Pero si algún hueso tuyo está roto,
sabes que él lo reparará.
Él te volverá completo en tu propio cuerpo
y deseará que tu espíritu se cuide a sí mismo.
Él es simplemente una especie de huesero.
Lo único es que,
ya que él mismo no tiene cabezas, manos ni pies,
sucede que él te comprende un poco mejor.
Yeshwant Rao
Are you looking for a god?
I know a good one.
His name is Yeshwant Rao
and he’s one of the best.
look him up
when you are in Jejuri next.
Of course he’s only a second class god
and his place is just outside the main temple.
Outside even of the outer wall.
As if he belonged
among the tradesmen and the lepers.
I’ve known gods
prettier faced
or straighter laced.
Gods who soak you for your gold.
Gods who soak you for your soul.
Gods who make you walk
on a bed of burning coal.
Gods who put a child inside your wife.
Or a knife inside your enemy.
Gods who tell you how to live your life,
double your money
or triple your land holdings.
Gods who can barely suppress a smile
as you crawl a mile for them.
Gods who will see you drown
if you won’t buy them a new crown.
And although I’m sure they’re all to be praised,
they’re either too symmetrical
or too theatrical for my taste.
Yeshwant Rao,
mass of basalt,
bright as any post box,
the shape of protoplasm
or king size lava pie
thrown against the wall,
without an arm, a leg
or even a single head.
Yeshwant Rao.
He’s the god you’ve got to meet.
If you’re short of a limb,
Yeshwant Rao will lend you a hand
and get you back on your feet.
Yeshwant Rao
Does nothing spectacular.
He doesn’t promise you the earth
Or book your seat on the next rocket to heaven.
But if any bones are broken,
you know he’ll mend them.
He’ll make you whole in your body
and hope your spirit will look after itself.
He is merely a kind of a bone-setter.
The only thing is,
as he himself has no heads, hands and feet,
he happens to understand you a little better.
Corazón de Ruina
El techo cae sobre la cabeza de Maruti.
A nadie parece importarle
Menos aún al propio Maruti
Quizás prefiera un templo de esta manera.
Una perra mestiza ha encontrado un lugar
para ella y sus cachorros
en el corazón de la ruina.
Quizás prefiera un templo de esta manera.
La perra te mira con cautela
Más allá de una puerta bloqueada por azulejos rotos.
Los cachorros parias caen sobre ella.
Quizás prefieran un templo de esta manera.
El cachorro con negras orejas ha ido demasiado lejos.
Un azulejo se quiebra bajo de su pie.
Es suficiente para infundir terror en el corazón
de un escarabajo de estiércol
y hacerlo huír para agazaparse
en la seguridad de la caja de colección rota
que nunca tuvo la oportunidad de escapar
del peso aplastante de la viga del techo.
No más un lugar de adoración este lugar
es nada menos que la casa de dios
Heart Of Ruin
The roof comes down on Maruti’s head.
Nobody seems to mind.
Least of all Maruti himself
May be he likes a temple better this way.
A mongrel bitch has found a place
for herself and her puppies
in the heart of the ruin.
May be she likes a temple better this way.
The bitch looks at you guardedly
Past a doorway cluttered with broken tiles.
The pariah puppies tumble over her.
May be they like a temple better this way.
The black eared puppy has gone a little too far.
A tile clicks under its foot.
It’s enough to strike terror in the heart
of a dung beetle
and send him running for cover
to the safety of the broken collection box
that never did get a chance to get out
from under the crushing weight of the roof beam.
No more a place of worship this place
is nothing less than the house of god.
Un juego de tigres y ovejas
¿Quién tiene los tigres y quién las ovejas?
nunca parece hacer diferencia alguna.
El resultado es siempre el mismo:
ella gana,
yo pierdo.
Pero a veces cuando sus tigres
están de caza,
y yo he perdido la mitad de mi rebaño de ovejas
la ayuda llega de lugares inesperados:
de Arriba.
El Portador del Escudo Oxidado,
neutral hasta entonces,
deja caer una flor ganadora –
amarilla
e irrelevante –
sobre el tablero de ajedrez
dibujado en el pavimento con carbón,
cortando la retirada
de un tigre,
y dando un jaque al otro;
y en seguida rápidamente
lanza otra flor –
igual de amarilla
e irrelevante –excepto
que ésta desciende aún más lentamente;
una flor sin una orden de cateo
que roza el lóbulo de la oreja de ella,
le roza la mejilla
y desaparece por el frente
de su escotada blusa –
donde ella generalmente guarda
su alijo de hierba –
para confundirla aún más, con su leve
narcótica
pero sumamente distractora fragancia.
A Game Of Tigers And Sheep
Who has the tigers and who the sheep
never seems to make any difference.
The result is always the same:
She wins,
I lose.
But sometimes when her tigers
are on the rampage,
and I’ve lost half my herd of sheep,
help comes from unexpected quarters:
Above.
The Rusty Shield Bearer,
neutral till then,
para-drops a winning flower —
yellow
and irrelevant —
on the checkerboard
drawn on the pavement in charcoal,
cutting off the retreat
of one tiger,
and giving a check to the other;
and quickly follows it up
with another flower —
just as yellow
and just as irrelevant — except
that it comes down even more slowly;
a flower without a search warrant
that brushes past her earlobe,
grazes her cheek,
and disappears down the front
of her low-cut blouse —
where she usually keeps
her stash of hash —
to confuse her even further, with its mildly
narcotic
but very distracting fragrance.