Presentamos una muestra de la poeta argentina Albibur (Buenos Aires, 1979). Es Lic. en psicología, psicoanalista y desde 2015 investiga la medicina tradicional indoamericana. Realizó diversos estudios vinculados con expresiones artísticas (música y escultura), focalizando fuertemente en la escritura a partir del 2013. En 2018/2019 realizó en Buenos Aires la muestra UN – Un dibujo/un poema, de ilustración y poesía y en 2019 publica Entre dos Aguas, su primer libro.
REGRESAR
Hombres que al percibir mi presencia
tensan sus facciones,
los pelos de su nuca se erizan.
Intentan rodearme, cada uno a su estilo,
en esa danza de cacería
que tan bien les sale.
Los huelo en seguida.
Sus movimientos estratégicos,
los cambios de temperatura en el cuerpo,
percibo todo, incluso antes que ellos.
Alguna vez yo también fui loba.
Vacía de feromonas, la anticipación
me ayuda a escabullirme en el sentido del viento
junto a un río o entre algunas piedras
con mi refugio de soledad a cuestas.
TRANSMUTAR
Uno de mis amigos predijo:
Tendrás que transformarte toda
después de esto.
Y finalmente ocurrió,
pasé de loba a ciervo.
Empiezo a brincar
fuerte y vulnerable
sobre las palabras.
Ahora sé que lo real
es otra cosa.
De Entre dos Aguas, Ediciones En Danza 2019
I
Casi siempre soy un ciervo,
me convertí
después de las tempestades,
excepto las noches
en las que esos besos
pasan a buscarme
y me atraviesan
tan seguros como el presente.
La piel se eriza,
los olores invaden el aire
y si los huelo
la mirada ya no es la misma.
Desde mi vulnerabilidad ganada
mi pelaje se transforma,
mi núcleo se vuelve plateado
y mis sentidos toman
las decisiones opuestas
a las de un animal
que suele ser presa.
II
Ovillada en mi guarida
la respiración se acelera.
Ya no estoy segura
del sabor de mi propia sangre
cuando lamo mis heridas.
III
Hoy no esperes mis aullidos.
Del otro lado del río
aparecieron unos ojos
amarillos y brillantes,
fijos, me miraban.
No pude divisar el cuerpo,
apenas un contorno
en cuatro patas.
Le chisté para que se fuera,
me asusté de que no tuviera miedo.
Permaneció quieto,
sólo el movimiento leve y profundo
de su respiración.
Mientras se reía, susurró
antes de desaparecer en la noche:
Ingenua. Los aullidos son de agua.
IV
Los felinos para cazar
se esconden en el silencio.
Eligen a su presa con cautela,
se toman el tiempo necesario.
Una vez que la escogieron
le clavan la mirada,
dicen que ahí
ya comienzan a comerla.
Por eso para la corrida y el salto
necesitan sólo
una parte de su fuerza.
¿Por qué huyen mis amantes
como si tuvieran miedo?, pregunté enojada.
El Maestro Jaguar aclaró riéndose:
Alguien ya empezó a comerte
y estas oliendo
a ciervo muerto.
V
Soñé con mi sombra,
estaba parada
en oposición al sol,
fue casi aterrador.
Se proyectaba sobre un piso blanco
empezó a moverse antes que yo,
se estaba transformando.
El Maestro Jaguar sonreía tranquilo
diciendo “bien” con la mirada.
Está apareciendo
lo que siempre estuvo.
Aprendé a mascotizarla.
Las panteras
no son de agua.
De Lunaciones, Inédito.
CLORIFICADA
I
El natatorio está sin techo este verano
y en cada brazada
miro el cielo.
El chico
del andarivel de al lado
me mira cuando descansa
como si olvidara
que yo también veo
a través de las antiparras.
Me sonrojo bajo el agua,
soy más tímida
de lo que me gusta aparentar.
Los cuerpos en el agua
para mí son tan reales
que no son cuerpos.
Recién lo observo cuando sale,
parece lindo,
demasiado joven,
se le notan
las ingenuidades destiladas.
Si supiera que nado
para desprenderme
de mi humanidad.
II
En la puerta del vestuario
me topo con las señoras habitués,
son simpáticas conmigo
intentan convencerme
que vaya a sus mismas clases,
con amabilidad me rehúso.
Logré adiestrar
a mi soledad
y ya no me muerde
cada vez que me detengo.
III
Adentro del agua
no está permitido llorar
ni entrar con las uñas pintadas,
por el cloro
que renuevan todos los días
y que yo usufructo
con descaro.
Como si hubiera
un gran cartel amarillo
LA MUGRE DE TU HUMANIDAD DOMESTICADA
QUEDA AFUERA.
De Clorificada, inédita.
SACRILEGIO
Cuando tus sueños
se convirtieron en cárcel
los santos se enojaron.
La mayoría de los días
tu alegría encandilaba girasoles,
por momentos
todo se modificaba.
Te salían peces muertos
de los poros,
tu garganta
era invadida por pirañas
lograban que hasta tu silencio se escondiera.
Cuánta determinación ante el miedo
con tan sólo cuatro años.
Tu hermano tenía dos cuando auguró:
A mi papá lo pisó un camión.
Los santos estuvieron de acuerdo
pero les pareció leve la sentencia.
Inédito. Poema escrito para el Día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil
A QUIEN CORRESPONDA
Hoy voy a practicar
una torta de mandarinas,
suelo decir que no cocino
pero es mentira.
Lo cierto es que lo hago
cada vez que me enamoro,
no siempre es un amor inmediato,
me ha pasado con resabios
y también cuando intuyo
uno que está por llegar.
Me pregunto qué fue primero
si la intuición o la cocina.
No es tan loca la idea
de que el aroma
a mandarinas horneadas
salga por la ventana del living,
lo agarre un viento,
de esos que llevan intenciones
y deposite el olor
en el lugar indicado
O, en el sentido inverso,
el mismo viento, alcahuete,
me traiga las feromonas
del susodicho que está pronto
a aparecer.
Piense lo que piense,
el mecanismo no aclara.
Pero de repente se activa
un don extra
con el que habitualmente no cuento,
como si intentara
a través de esa mezcla
de harina y frutas
acariciarle los labios.
Ni siquiera va a probarla,
al menos no por ahora,
pero yo lo imagino acá,
sentado en el patio,
una manzana mordida a un costado,
acomodando los sabores
en su lengua
y abrazándome.
Inédito