Presentamos, en la versión de Omar Lara, un poema que pertenece al libro Alma para todo servicio, del poeta rumano Marin Sorescu y que publicó Círculo de Poesía Ediciones el año pasado. Sorescu es uno de los poetas europeos del siglo XX más reconocidos y este poema es un gran ejemplo de agudeza y sorpresa.
Simetría
Iba tranquilamente
Cuando de pronto, frente a mí
Surgieron dos caminos:
Uno a la derecha
El otro a la izquierda,
Según todas las reglas de la simetría.
Me quedé inmóvil,
Cerré los ojos,
Estiré los labios,
Tosí,
Y tomé por el de la derecha
(Exactamente por el que no debía
Como se comprobó más adelante).
Caminé por él como pude,
Está de más abundar en detalles.
Luego frente a mí se abrieron dos
Precipicios:
Uno a la derecha,
Otro a la izquierda.
Me lancé por el de la izquierda.
Sin pestañear, sin inquietud alguna,
Me lancé con todo por el de la izquierda,
El cual, ay, no era el sembrado con plumas.
A rastras seguí avanzando.
Me arrastré cuanto pude,
Y de pronto frente a mí
Se abrieron amplios dos caminos.
“¡Yo les enseñaré!” –me dije–
Y me empeñé otra vez por el de la izquierda,
Con hostilidad.
Equivocado, muy equivocado, el de la derecha era
El verdadero, el verdadero, como se dice, el gran camino.
Y en la primera encrucijada
Me consagré con todo mi ser
Al de la derecha. Y nuevamente
El otro fue el que debí tomar, el otro…
Ahora están por terminarse mis provisiones,
El bastón de mis manos envejeció,
Ya no echa brotes
Para estar a su sombra
Cuando me embarga la desesperación.
Las piedras desgarraron mis tobillos,
Crujen y gruñen en mi contra,
Puesto que me he mantenido en una permanente
Equivocación.
Y he aquí que otra vez ante mí se abren
Dos cielos,
Uno a la derecha
El otro a la izquierda.