Presentamos una muestra de Valerio Cruciani (Roma, 1977), licenciado en Filología Italiana, es poeta, novelista, guionista y profesor de secundaria. Ha vivido en España de 2007 a 2016. Los siguientes poemas provienen de su primer poemario publicado tras volver a Italia, Box(e). La scatola dei pugni (Edizioni Ensemble, 2019). Es autor del podcast de divulgación poética “Violante. Poesia e dintorni”. Su página web es http://valeriocruciani.wordpress.com.
Moverse
Los que nunca paran y los que
nunca forman parte de nada:
la multitud reside en ellos, aunque
no dejen huella alguna ahí fuera.
No hay espacio para el homenaje
en honor a los que viajan.
Por lo tanto no cambies a menudo
de residencia, intenta vivir y morir
siempre en la misma casa,
la verdad se bebe echando raíces
y no de maleta en maleta,
atado a un camión de mudanzas.
Nos han vendido la idiotez
que ser libres quiere decir viajar,
mientras en realidad ser libres
quiere decir saber viajar
en los microscópicos detalles
de nuestra butaca, conocer en profundidad
las pequeñas miserias de nuestros vecinos
y sus virtudes.
Sin embargo en este mundo
de barrios sin residentes
que hace del cambio constante
un dogma demasiado grande para nosotros,
no se te concede saber ni siquiera
el nombre de tu calle.
No viajes, entonces. Resiste.
No viajes. Quédate donde estás.
Conviértete en lo que te rodea,
la vajilla y los muebles de familia,
el bar de la esquina, el perro del vecino,
los horarios del médico y del cartero.
La poesía respira
en la inmensidad de la clausura.
Spostarsi
Quelli che non si fermano mai e
non fanno mai parte di niente:
la moltitudine è in loro
ma non lasciano traccia lì fuori.
Non c’è spazio per l’omaggio
in onore a coloro che viaggiano.
Quindi non cambiare troppo spesso
di residenza, cerca di vivere e morire
sempre nella stessa casa,
la verità si beve mettendo radici
e non di valigia in valigia,
legato a un camion di traslochi.
Ci hanno venduto la sciocchezza
che essere liberi vuol dire viaggiare,
quando in realtà essere liberi
vuol dire saper viaggiare
nei microscopici dettagli
della nostra poltrona, tra le strade
del nostro quartiere, conoscere fino in fondo
le piccole miserie dei nostri vicini
e le loro virtù.
Ma in questo mondo
di quartieri senza residenti
che ha fatto del cambio costante
un dogma più grande di noi,
non ti è dato sapere neanche
il nome della tua strada.
Non viaggiare, quindi. Resisti.
Non viaggiare. Resta dove sei.
Diventa ciò che ti circonda,
le stoviglie e i mobili di famiglia,
il bar sotto casa, il cane della porta accanto,
gli orari del medico e del postino.
La poesia respira
nell’immensità della clausura.
Diálogo entre el viajero y las truchas
El Ebro está pensativo en estos días;
en la poca agua que inmóvil fluye
se acumulan decenas de truchas afanadas.
¡Felices las truchas que nadan
y nadan lanzando dardos
afilados cuando las alcanza el sol!
Supongo que no les interese
saber lo que hay aquí, quién es
toda esta gente
que corre o anda,
los verdugos con las cañas de pescar
o esos animales con correa.
Supongo presten más atención
a esos pajarracos que nidifican
a pocos metros del agua, y las miran
desde lo alto de sus torres,
las observan, estudian sus movimientos
para morder en picado
otra sentencia capital.
No sé. Ahora que lo pienso
y dejo fluir en paz
mi riachuelo interior
quizás no sea tan bonito
ser una trucha: ellas también tienen ciertas preocupaciones.
Hace frío. Libero el último rizo
de humo de mi colilla.
Aplauden las campanas
de la Concatedral de la Redonda.
Ya es hora de volver a casa.
Dialogo tra il viaggiatore e le trote
L’Ebro è pensieroso in questi giorni;
nella poca acqua
che scorre immobile a valle
si accumulano decine di trote affannate.
Beate loro, le trote, che nuotano
e nuotano lanciando dardi
affilati quando le colpisce il sole.
Suppongo che non gli interessi
sapere cosa c’è qui, chi è
tutta questa gente
che corre o cammina,
i boia con le canne da pesca
o quegli animali al guinzaglio.
Suppongo siano più attente
a quegli uccellacci che nidificano
a pochi metri dall’acqua, e le guardano
dall’alto delle loro torri,
le osservano, studiano le loro mosse
per addentare in picchiata
un’altra sentenza capitale.
Non so. Adesso che ci penso
e lascio scorrere in pace
il mio ruscello interiore
forse non è poi così bello
essere una trota: anche loro hanno certi pensieri.
Fa freddo. Libero l’ultimo ricciolo
di fumo dalla mia cicca.
Applaudono le campane
della Concatedral de la Redonda.
È ora di tornare a casa.
San Lorenzo[1]
He vuelto a encontrar la felicidad de la palabra
en las líneas de los discursos entrecruzados
de una ventana a otra,
deslizados por la blanca escalinata
que habla latín bajo el sol amable
de las once de la noche de agosto
hasta los pies de la Minerva.
Luego inundan los jardines
y los portales y los bares donde alguien
se llena de café, empujándome
de nuevo hacia el mundo de la barriada.
El sol indica las once de la mañana,
quema el asfalto
y los raíles del tranvía y los talleres
cerrados de los marmolistas y la tierra cubierta
por lápidas, cruces y estrellas de David.
Las cigarras pueden ganarle un rato
al estruendo del tráfico.
Fumo y espero a la sombra ardiente el tres.
[1] Barrio popular de Roma entre la estación de trenes y el cementerio monumental del Verano. Es muy conocido por hospedar la Universidad “La Sapienza” (cuyo símbolo es la estatua de la diosa Minerva) y gran cantidad de estudiantes.
San Lorenzo
Ho ritrovato la felicità della parola
tra le righe di discorsi incrociati
da una finestra all’altra,
scivolati giù per la scalinata bianca
che parla latino sotto il sole gentile
delle undici della notte d’agosto,
fin sotto ai piedi della Minerva.
Inondano poi i giardinetti
e i portici e i bar dove qualcuno
si riempie di caffè, spingendomi
di nuovo nel mondo di borgata.
Il sole ora indica le undici della mattina,
brucia l’asfalto
e le rotaie del tram e le botteghe
chiuse dei marmisti e la terra coperta
di lapidi, croci e stelle di David.
Le cicale possono vincere per un po’
il frastuono del traffico.
Fumo e aspetto all’ombra cocente il tre.
Feria de la Liberación[1]
Se agarra el niño a la piel del toro
mecánico. Sonríe, aunque todavía
vibre su superficie por el miedo.
El feriante indiferente
le anima a resistir mientras fuma
mirando a una chica que pasa y se esfuma.
Debajo de él, entre las luces
y el algodón de azúcar, un puñado
de amigos, tíos y compañeras de clase
aplauden, gritan, saltan
para animarle.
El mar, mientras, lleva en su grupa
otro sol y las olas
se paran para no hacer ruido,
enternecido
por esa euforia de feria.
La corrida se apaga.
[1] Se refiere a la fiesta de la Liberación que en Italia se celebra cada 25 de abril para recordar el fin del fascismo.
Fiera della Liberazione
S’afferra il bambino alla pelle del toro
meccanico. Sorride, ma la sua superficie
vibra ancora di paura.
Il giostraio indifferente
lo anima a resistere mentre fuma
guardando una ragazza che passa e sfuma.
Sotto di lui, tra le luci
e lo zucchero filato, un manipolo
di amici, zii e compagne di scuola
applaudono, gridano, saltano
per incoraggiarlo.
Il mare, intanto, porta in groppa
un altro sole e le onde
si fermano per non far rumore,
impietosito com’è
da quell’euforia da fiera.
La corrida si spegne.
Románico contemporáneo
El nuevo románico está
en las paredes sencillas
de cemento y acero,
la puerta escondida en un edificio
como queriendo disimular una comunidad,
las hileras de sillas marrones
prestadas quizás por un viejo
teatro desusado, las formas rígidas y
repetitivas de prefabricado,
velas eléctricas, cabinas
de madera para las confesiones, placas
de contrachapado y esquirlas,
viejas bombillas, la mayoría
apagadas para ahorrar en la factura
y los curas que visten camisas azules
y pantalones negros, confundiéndose
entre los laicos. Una religión
debilitada,
en las voces de cuatro señoras devotas,
viudas o madres de desempleados,
cantos registrados y altares vacíos.
El nuevo románico es catacumba
y agredido silencio.
Ni siquiera el sol penetra en él.
Romanico contemporaneo
Il nuovo romanico sta
nelle pareti semplici
di cemento e acciaio,
la porta nascosta in un palazzo
come a voler dissimulare un condominio,
le file di sedie marroni
forse in prestito da un vecchio
teatro dismesso, le forme rigide,
ripetitive di prefabbricato,
candele elettriche, cabine
di legno per la confessione, placche
di compensato e schegge,
vecchie lampadine, la maggior parte
spente per risparmiare sulla bolletta
e i preti che vestono camicie azzurre
e pantaloni scuri, confondendosi
tra i laici. Una religione
affievolita,
nelle voci di quattro signore devote,
vedove o madri di disoccupati,
canti registrati e altari vuoti.
Il nuovo romanico è catacomba
e aggredito silenzio.
Neanche il sole vi penetra.
Box
Las misteriosas cifras impresas
en la lengüeta debajo de la caja
de cereales, ¿qué querrán decir?
Tocoferoles, galato de propilo,
palmitato ascorbilo,
nombres de nuevas deidades
en un panteón de consumidores:
cada oferta, un mordisco en la rodilla
del alma.
¿Quizás sean la etiqueta, las formas
geométricas y coloreadas escondidas
en el cartón de leche su forma
nueva de comunicar con los mortales?
¿Tendremos que descifrar ofertas
especiales para entrar en el paraíso?
¿Ingredientes y datos nutricionales
para alcanzar el Nirvana?
¿Tendremos que abrir todas las esquinas
y los pliegues de cada embalaje
para encontrar nuestras estrellas?
Box
Le misteriose cifre stampate
sulla linguetta in fondo alla scatola
di cereali, cosa vorranno dire?
Tocoferoli, galato di propilo,
palmitato di ascorbilo,
nomi di nuove divinità
in un pantheon di consumatori:
ogni profferta, un morso al ginocchio
dell’anima.
Saranno forse l’etichetta, le forme
geometriche e colorate nascoste
nella busta di latte il loro modo
nuovo di comunicare coi mortali?
Dovremo decifrare offerte
speciali per entrare in paradiso?
Ingredienti e dati nutrizionali
per raggiungere il Nirvana?
Dovremo aprire tutti gli angoli
e le pieghe di ogni imballaggio
per trovare le nostre stelle?