Poesía mexicana: Patricia Ortiz

Patricia Ortiz acaba de publicar el poemario Diario de lo deshabitado (Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2019), del que presentamos algunos textos. Es Licenciada en Derecho y Maestra en Arte por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Estudió también la Maestría en Arte Contemporáneo en la Universidad de las Artes. Cursó el Seminario de Poesía Cuba y América Central, dictado por el poeta Jorge Boccanera en la Universidad Nacional de San Martin (Buenos Aires). Autora de los libros de poesía: Sitio de sombra (ICA), Casa de lluvia (UAM/ Verdehalago), El otro mar (Editorial Tiempo), Memoria de la huida (Instituto Mexiquense de Cultura) y Diario de lo deshabitado (UAA). Ha sido becaria en el área de poesía por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Aguascalientes en la modalidad de joven creadora y después en la de creadora con trayectoria. Asimismo, fue becaria del FONCA para hacer una residencia artística en Argentina en el área de poesía (2013) y ponente en el Congreso 2016 de la Asociación Americana de Literatura Comparada (ACLA) en la Universidad de Harvard. Ha sido profesora en el Tecnológico de Monterrey y en la Universidad de las Artes de Aguascalientes. 

 

 

 

 

 

 

 

La última noche (un día de junio)

 

De saber que era la última noche

habría rasgado tu cuerpo

lo hubiera roto

habría medido tus brazos y tus piernas

contado tus lunares

volcado mi lengua en tus orejas

habría mordido tu espalda.                

Te habría olido

porque tu olor era un señuelo

una corazonada

de grandes terremotos

como los que alguna vez

habitaron nuestros cuerpos.

Habría bebido tu sal

en el lecho ya vacío.

 

 

 

 

 

 

29 de septiembre

  

Hoy tiro mi primera carta

lanzo la flecha más certera

los huesos rotos.

 

Hoy empiezo.

Decreto la guerra

me visto para ello

cambio de piel

me cubro de lava

afilo el ojo

siento la mano firme

levanto el pendón sobre mi casa

y me visto con un trozo de tu carne

para lanzarte al fuego

y entender por qué sucumbiste ante el verdugo.

 

“Cortaron tu cabeza y andas solo por el mundo”.

Te convertiste en lo que nunca fuiste

cada paso era un regreso.

 

“Me conocerás” te digo

al fin sabrás mi nombre

lo pronunciarás con un ardor de labios

con la lengua seca

y los oídos huecos.

 

Porque nunca me miraste

ni recogiste el fruto de mis dedos

pues como quien se embarca hacia un país lejano

y no lee la despedida

te alejaste sin voltear

y después

ya muy lejos

destruiste cada cosa

cada parte, todo rastro

quisiste derrumbar la casa

pero ahora yo te digo:

“Me toca a mí. Esta es mi hora”

y no hablo de venganza

hablo del dolor

de la noche malherida

de mis ojos rotos.

Y no es ojo por ojo

es una mirada infinita por la ausencia

una dentellada por los restos de una vida

por las ruinas que dejaste al lado de mi cama

y un olor extraño

y un ave perdida.

 

 

 

 

 

24 de noviembre

 

Fueron buenos los días de viaje

los últimos momentos.

 

Praga no fue lo que esperaba

decían que era bella

pero a mí me pareció una ciudad terrible.

Tal vez yo atisbaba algo

en tu mirada vacía

o cargabas la culpa del traidor.

 

Los dos en el puente

cada uno en un extremo.

Estabas tan lejano

y yo no supe descifrar

o no escuché

los murmullos de la despedida.

 

No dijiste que sería el último viaje

no es verdad, nunca lo expresaste

me diste la mano

dormimos juntos

partimos al día siguiente a Barcelona

reímos juntos la última risa.

Caminamos horas como siempre

paramos en un bar en las ramblas

bebí cerveza

y tú whisky

los dos fumamos.

Al otro día seguimos caminando

los indignados estaban

en Plaza Cataluña

en la primavera de aquel año.

 

Me dijiste que aprovechara

yo supuse que lo hacía.

 

“Aprovecha”, repetiste

como si el mundo

se fuera a colapsar.

 

“Aprovecha”

como si tuvieras en tus manos

la historia de mi vida.

 

“Compra esto, me gusta para ti”

querías lavar tu culpa

cubrirme con un vestido

que pronto se haría jirones.

 

“Aprovecha”

repetías incesantemente

con las pupilas secas

como si fuera el último viaje.

 

“Mira todo. Aquí te espero”

como si fuera cierto

y me fueras a esperar

toda la vida.

 

 

 

 

 

6

 

Quién es la enemiga

por qué nombrarla

como si al gritar su nombre

ella se fuera.

 

Quién voltea hacia arriba

como el perro de Goya.

Quién se hunde y no sale

porque su cuerpo es piedra.

 

En el horror vacuide lo deshabitado

se pierden los traidores.

En el destierro

su fracaso ya no es mío.

 

No escribo más

no para ellos.

 

Puedo decir

que el falso amor desató las lluvias.

Cayeron témpanos

se nubló la tierra

y no había conjuro

no bastaba la poesía.

 

Me habías dicho

querida Olga

que nombrando

podía romper, derribar

volverlo todo ruinas.

 

Pero las aves negras han volado

 

Qué permanece de todo eso.

En dónde están

el amor

la tristeza que se va

el odio que calcina dentro

la venganza fría

la libertad sin nombre.

 

No hay palabras

no puedo nombrar

es falso lo que has dicho

la poesía nada cura

nada hace

es sólo una astilla

que penetra lentamente

la carne frágil

de cada corazón.

 

 

 

 

 

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