Poesía argentina: Marisa Martínez Pérsico

Presentamos, por primera vez en línea, una muestra del libro Poética ambulante, de la poeta argentina Marisa Martínez Pérsico, que fue seleccionado en el marco del Certamen Arte Joven de la Provincia de Buenos Aires del año 2003 junto a la obra de otros 9 poetas bonarenses. Esta serie, compuesta de 28 poemas, fue publicada en una antología del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires (La Plata, 2003) y el jurado estuvo compuesto por Marisa Negri, Sandra Cornejo y Osvaldo Ballina. El Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires organizó una lectura pública de los 10 poetas en la Ciudad de Mar del Plata y actividades en el Teatro Auditorium de la misma ciudad.

Poética ambulante recibió el tercer lugar en el certamen “Poeta revelación” de la revista Plebella. Revista de Poesía Actual [http://www.plebella.com.ar/]. Escribía la poeta y editora argentina Romina Freschi, en esa ocasión, estas palabras que fueron reproducidas en el volumen Plebella 25 números. Antología de ensayos, poemas e ilustraciones 2004-2012 publicado por EUDEBA (Editorial de la Universidad de Buenos Aires, 2013): “Es molesto adecuarse a otra rutina afirma Marisa Martínez Pérsico. Quizás sea un buen motivo para realizar una expedición doméstica, llegar de visita a nuestra casa y así definir aquello que conforma el hogar. Cómo extrañé tus pasteles de membrillo. Extrañar como echar de menos pero también como procedimiento para volver a ver aquello que la costumbre nos ha tornado invisible, lo que damos por sentado. Mirar de qué manera reinventan su contorno/ nuestros labios gastados/ como si fueran de otros. Esa distancia que provee el extrañamiento permite percibir, al tiempo que anular, la misma distancia a través del afecto”.

 

 

 

 

JARDÍN ENTRE LAS HOJAS

 

Cualquier signo sirve para reposar la vista

 

                              una corbata

                              un perro

                              la bóveda de un templo en Bratislava

 

De mi alma a los ojos las latitudes mueren

para que vos usurpes

la luz del escenario.

 

Subo un puente de piedra que atraviesa el Danubio.

Con los ojos cerrados

cada peldaño

equivale a un lunar tuyo.

Repaso tu silueta y cruzo

al otro lado.

 

                                                 El sentido de la ausencia

                                                  es someter a la ausencia

                                                  nuestros propios sentidos.

 

Esqueletos de flores se bañan en la espuma

y acaricio por ellas

un bosque solitario.  

 

                                              En cada cuarto, en cada espejo

                                              localizo la pieza que me falta.

 

Estás tatuado a mí como los árboles

que ocultan un jardín

entre las hojas.

 

 

 

 

 

XX

 

Cuántas veces

esperé una carta de mí misma

enviada del futuro

para la niña olvidada.

 

Con el sol en los ojos   

y una pierna

a cada lado del caballo

sigo yo

conmigo en brazos

crecida para alimentar el recuerdo

de mi propia esperanza.

 

 

 

 

 

POÉTICA AMBULANTE

 

Volver

siempre venir de alguna parte

invocar el ritual

de la mudanza.

 

 

 

 

 

XXII

 

 

Es preciso causar algún desorden

desinflarse en su atenta vigilancia.

No divulgar ni al viento

aunque él se muera

también

de mediodía

esos remilgos de hacerse

vulnerable.

 

 

 

 

 

EXPEDICIÓN DOMÉSTICA

 

Son las siete en Reichsgau

y en otro punto equidistante

del planeta.          

 

(Cuando iba a la escuela me gustaba

abrazar el planisferio y calcular

la simetría de los

husos. Siempre supe

                        que Japón era el revés de Buenos Aires.)

 

A la tarde me arrojo a la humedad

de la bruma y acaricio

el crepúsculo violeta.

Mi cuota de orfandad se debilita

si recorro las calles

de Carintia.

 

       Ni siquiera me aleja un hemisferio  

       del espacio que tu cuerpo ocupa.

 

Pero anoche llovió y

cómo extrañé tus pasteles de membrillo,

el fragor de la cuchara contra

el plato, tu puñado de bucles.

Pinceladas reflejas

de sentirte en casa.

 

Acá se ve la auriga

y en los bares se respira olor a Maxim´s.

Es molesto adecuarse a otra rutina.

Nunca acaba por ser del todo tuya

y la nostalgia persiste.

 

El té de enebro

tus cruces y estampitas

enredar palabras por hablar de golpe

la manera de hacer

un dobladillo.

 

Golpean a la puerta. Me levanto

a abrirte. Dejo paso a tu inercia

y apoyás dos bolsas

en el piso.

 

                ¿Qué te pasa?

 

Te miro como si te desconociera,

como si un terremoto nos hubiera

 

partido, y por la puerta entreabierta

florecen las clemátides.

 

                                   Nada. Qué bueno que viniste.

 

 

 

 

 

 

REGRESO DE VORARLBERG

 

Desde esta celda oscura

que encadena mi cuerpo a un azulejo

toco un pájaro de vidrio

que se rompe

y se vuelve a remendar.

 

Esperaba

ver llegar tus dos maletas de cabra

el sobretodo azul un poco triste

que zurcí el día anterior

a tu partida.

                         ¿Ves?

 

Yo no quería privarte de la nieve

ni de los labios de Anne que te besaban

en lo peor de mis sueños.

 

                      Ya no importa.

 

Las agujas

acarician las diez y no viniste.

Quiero escuchar la llave rodar del otro lado.

La penumbra prospera y me confunde.

Me convierte en Crimilda               

 

disfrazada de luto por Sigfrido.

 

Tengo ganas de escuchar tu voz,

de ver postales

y explorar qué traés en las valijas.

 

Pero las horas son pájaros de vidrio     

que se rompen

y se multiplican

interminablemente.

 

 

 

 

 

SUSPENSIÓN

 

El silencio de Dios me deja hablar.

Sin su mudez, yo no habría aprendido

a decir nada.

Roberto Juárroz

                                                                                                                                        

 

El tiempo-daga.

El tiempo de la flor o del discurso

florido, o de la roca.

Todo es tiempo es nada.

Una leyenda profana en la Escritura

que mantiene las ansias

en remojo.

 

 

 

 

 

 

VIAJE EN ESPIRAL

 

Arrodillada bajo el lento proceder del clima inhóspito

deslizo la mano susceptible

 

                                   un mundo nace detrás de una cortina

 

el sol se pone al horizonte,

el viento dobla cortaderas amarillas

 

                                  tanto ir, volver, quedarse

                                  en una escuela, un patio, la playa, un desayuno

                                  por probar la verdad

de una semilla

 

Estoy amando tu contorno de cuerpo a mi costado.

Estoy pensando en decir que te conozco.

Estoy pensando para qué pensar si el viento sopla estéril.

Que salgan las estrellas de una vez,

abandonadas a la luz de sus hermanas.  

Tengo sueño.

 

 

 

 

 

RETORNO DIFERENTE

 

Quiero llegar de visita a nuestra casa.

Transitar su camino clausurado de escombros   

dibujando mi pie en su galería.

Entrar por las ventanas como cabe un asalto.

Ver con ojos ajenos

lo que el viento

cifró en el calendario.

 

Escuchar la agonía de la tarde

al pintarse de azul entre las olas  

siempre dije

que tu voz era un océano indeciso

 

Duplicarme en las piedras de su cuerpo

 

 los platos 

 los acrílicos   

 las piedras traídas de los viajes

 

Mirar de qué manera reinventan su contorno

nuestros labios gastados

como si fueran de otros.

 

 

 

 

 

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