Poesía mexicana: Emiliano López Esquinca

Leemos poemas de Emiliano López Esquinca (Puebla, 1996). Estudiante de la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Primer lugar de poesía en la lX Edición de los Concursos Culturales Universitarios de la Universidad de Castilla-la Mancha (Cuenca, España). Primer lugar del XII Concurso Nacional de Poesía Desiderio Macías Silva por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Mención honorífica en el Concurso Nacional de Fotografía Photo Press Nikon (2016). Actualmente es becario en el Programa de Estímulos a la Innovación Artística (PEIDAC) del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla.

 

 

 

 

 

MIÉRCOLES 28 DE SEPTIEMBRE/98

 

Comienza a opacar la noche

sus alcances

oscurecen los retrovisores

 

Aúllan los coyotes

en los arcenes del desierto

se vuelcan entre los matorrales

 

Aquella nube que va apagándose pesada

no es más que unos pómulos cayendo

 

T. se enoja

le vengo diciendo cómo se maneja

las reglas se siguen o te cuestan la vida

son 50 años de experiencia en carretera

 

Mientras la noche enerva el panorámico delantero

como estoma dentro de una nube

una luz intermitente se ilumina:

es el check engine.

 

 

 

 

DOMINGO 9 DE AGOSTO/98

 

Del otro lado de la calle                                                                         

entre buganvilias que eclosionan bajo el cielo raso

damos vuelta en u sobre el boulevard

y Ángela nos alcanza a decir algo que yo no estoy seguro

aunque una fricativa alveolar apunte que dijo: el queso

no olviden comprar el queso

y sin parar entre los autos nos sembró la duda

 

(tu mamá sirve menos para fonomímica).

 

Yo desde antes de la operación

dejé de hablar a Ángela

para que se fuera acostumbrando.

 

 

 

 

 

DOMINGO 30 DE AGOSTO/98

 

Hay algo incapaz de verse

en la inherencia de la sala en el espejo

 

los 35 kg que bajé en los últimos 3 meses

 

la luna tugnstenar que ignora en la calle

cómo desechar los vidrios

 

pero en ella adivinamos los detalles:

de la clienta que apenas pasa por su encargo

a quien lleva de la mano

 

¿Qué edad tendrá la niña?

 

Qué bueno que a Melissa

no se le desarrolla nada aún.

 

 

 

 

 

 

 

VIERNES 15 DE OCTUBRE/ 98

 

Amanecí desorientado esta mañana

ovada en los meandros por un vuelo confuso de loros        

 

Ya estoy oliendo algo y siento los sabores

tardíos de la tuna

 

Ahora que tenía yo tejido necrosado

y mis nietos lo olían recordé cuando

me iba por mucho tiempo y T. dormía

oliendo mis camisas

 

Sé que venimos arrastrando insomnio

al desayuno en nuestros vasos yermos

para hidratar la mandíbula reseca de las discusiones

que resuelven: el cáncer saca a relucir

lo peor y lo mejor de la gente, pero digo yo

que son los hijos:

 

¿te conté que ahora que estaba muy mal

pensaba yo en la rara coincidencia de que

yo muriera por una herida en el cuello como mi papá?

 

 

 

 

 

 

BODEGÓN

 

Todo lo que piso ahora

son restos y abandonos                    

agua que tardó en escaparse por las rendijas

permanece en los muebles

con su camino de calcio serpenteante

dentro la lluvia es la misma

que sorprende no hallarte entre lirios o jacintos.

Estaba como en otros tiempos

esa cocina olorosa de grandes ventanales      

intacta y perenne

permanecía aquel cuadro de bodegón en movimiento

por el que se salía al gallinero

o a las clepsidras de la cisterna.

Irrumpimos la escena

para despojar a la cocina

de cualquier objeto útil      

sí    sí    sí…

Tita sentada, recargado el bastón, siempre dispuesto

la estricta dieta de jamaica sin azúcar

picada con los cuentos de los Grimm que me pedía

el cuarto de partos, los cohetes trabados en los tejados

y al tomar el comal vi sus manos quemarse al hacer el desayuno

Nada más ¿para qué seguir?     

Según las pláticas

pocas veces llegaba el capitán con su caballo

justiciero de a escopeta

a saludar y a quedarse por algunos días.

Yo le pregunté a mi madre       

si dormían juntos sus dos padres

y salí totalmente convencido:

“Yo recuerdo haberme asustado

cuando sin darme cuenta

pasé por la cocina de grandes ventanales

y se estaban besando como dos enamorados

yo estaba asustada, estaba niña”

 

 

 

 

 

GABRIEL´S OBOE

 

Roto el oboe de Gabriel era todo silencio

ningún oído que lo haya escuchado

ningún alma reciente sino la nuestra

sobre la montería “San Román”

sobre los muros coagulados de raíces

maquinaria entre el chicle y matapalo

secuelas insólitas de tiempo

como después de la crecida nocturna de un río calmo

nuestra esperanza de un hallazgo aún más antiguo

nos hacía ver entre montículos ruinas milenarias

y en las piteras las fibras de una milpa prehispánica

señales que nos llevan a la nada sino a un viaje en círculos

en caminos que machetes hunden en el agua

sino es un claro en serie de árboles de mamey de escudriñado fruto

sino es un alto para que alguien se suba a un árbol y nos guíe por las montañas

para montar la tienda y amanecer con la ropa mojada.

Secuelas insólitas de tiempo somos

en la mano de Fray Francisco Ximenez el Popol Vuh

 

 

 

 

 

PLEGARIA A UNO

 

Que los malos no me vean ni me sientan                  

ni la sangre de mis venas se desboque.

Que los malos no me vean ni me sientan

ni mi casa con su robo se profane.

Que los malos no me vean ni me sientan

ni que el Hombre del Vitrubio se perfile en las aceras.

Ángel demiurgo, que no muera sin trascendencia,

Ángel demiurgo, que no sea porque me maten.

 

 

 

 

 

Librería

También puedes leer