En esta nueva entrega de Poema para leer un viernes por la tarde, nuestro editor, el poeta Mario Bojórquez nos acerca a la lectura de Álvaro Solís en su poema “No hablo del río” del libro Ríos de la noche oscura (2008).
Álvaro Solís, desde hace muchos años, va construyendo una obra consistente y poderosa que atiende a lo mejor de nuestra tradición, rápidamente aprende de su paisano José Carlos Becerra la respiración de tono melancólico y un versículo que excede en sus evoluciones silábicas el sonsonete endecasílabo ortodoxo para moverse con rigor y facilidad en la silva americana, también recuperada en José Gorostiza para su Muerte sin fin y aún más, por recordar a otro poeta tabasqueño, con la variedad sonora de Carlos Pellicer y su imaginación plástica va forjando esa obra llena de opacidades intempestivamente deslumbrantes. Del panorama lírico de su generación en lengua española son muy pocos los que como él toleran los aires más enrarecidos, esta rarefacción lírica que sólo por densidad se alcanza en las cumbres, es una de las virtudes reconocibles en su trabajo poético. No sé si su modestia sea también una virtud, pero cada tantos años agrega al corpus de su magnífica obra, nuevos y emocionantes títulos que atesoro entre mis más gozosas lecturas de poesía contemporánea en español. Ejemplo de esa maestría este preciso poema de Ríos de la noche oscura de 2008.
MB
NO HABLO DEL RÍO
No hablo del agua
no de la cuenca no del lodo
No hablo de la ribera no de los peces
no hablo de las crestas que convoca el viento
No hablo de la transparencia
que desborda
no que inunda
atrapa
infecta
ahoga
olvida
No hablo de las plantas que florecen no sin la lluvia
No hablo de tesoros extraviados por no nativos
ni de monedas no de oro
lanzadas por revolucionarios No
No hablo de armaduras con esqueléticos recuerdos
atrapados en metal
No hablo de jaguares en plena cacería
ni de cocodrilos partiendo antílopes por la mitad
como se parte en dos una página
No hablo de cascadas
que es como se llama
a los ríos que se lanzan
por los aires siendo ríos
a los ríos que se lanzan
al abismo sin terror
No hablo de cayucos
ni de anzuelos
no de peces fugitivos
del engaño
No hablo de amarillas alfombras
movedizas
coronando
la corriente
sin su brillo
No hablo de embarcaciones
no del margen que se puede alcanzar con la mirada
ni de iguanas caminando como Jesucristo sobre el agua
No hablo de serpientes
No hablo de la palabra río
no de las letras que conforman la palabra
no hablo de la tilde que cae solitaria
gota de una lluvia apenas iniciada
No hablo de la palabra río
no de las letras que conforman la palabra
El río es otra cosa
que apenas puedo
ere
í
o