Poesía mexicana: Angélica Santa Olaya

Leemos una selección de haikús de Angélica Santa Olaya (Ciudad de México, 1962). Es poeta, historiadora y maestra de Español y Creación Literaria para el Instituto Nacional de Bellas Artes. Primer lugar en dos concursos de cuento breve e infantil. Ha sido publicada en antologías internacionales de minificción, cuento, poesía y teatro y en diversos diarios y revistas nacionales e internacionales en América, Europa y Medio Oriente. Es autora de quince libros de poesía, cuento, minificción y novela. Jurado de importantes concursos de poesía, narrativa y minificción nacionales e internacionales. Su libro 69 Haikusfue el primer libro de literatura mexicana presentado y difundido en Emiratos Árabes Unidos en 2015. Homenajeada en 2015 por la Universidad Autónoma del Carmen. Traducida al rumano, portugués, inglés, italiano, catalán y árabe.

 

 

 

 

 

Habla el silencio

cuando el alma se aquieta

en la hojarasca

                

 

 

 

Gotita negra

sazona el blanco cielo

Letra y papel

 

 

 

 

Es la poesía

la palpitante flor

del corazón

 

 

 

 

Polvo de estrellas

en los huesos del hombre.

El cielo habló

 

 

 

 

Sobre las lágrimas

rojas de los sin poder

bailan monedas

 

 

 

 

Ser vertical

frágil como la lluvia

caer,  mojar

 

 

 

 

En laberinto

viaja la necedad

del caracol

 

 

 

 

Soñaba el árbol

desatar el cabello

claro del sol

 

 

 

 

El mar camina

y en su lomo plateado

se mira el día

 

 

 

 

Vuela el rocío

y acaricia la sed

del girasol

 

 

 

 

Rebana el aire

con alas de fría nieve

una gaviota

 

 

 

 

La araña teje

un colchón para las penas

de su barriga

 

 

 

 

 

El gato al perro

sonríe, mientras dos

hombres pelean

 

 

 

Un mar dorado

ondula su piel de ámbar

besando al sol

 

 

 

Mágica red

en el verde ramaje

atrapa al sol

 

 

 

 

Este suspiro

quiere volar a ti.

Prepara el labio

 

 

 

 

¿Me habré comido

tus ojos mariposas?

El alma vuela

 

 

 

 

Soy una ola

que galopa en el mar

de tus espumas

 

 

 

 

Paloma suave

tu mano en mis colinas.

Un vuelo azul

 

 

 

 

Un buen día el mono

se cansó de reír;

quiso ser hombre

 

 

 

 

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